El entrenador hizo un cambio defensivo y esto para la prensa catalana es visto casi como una blasfemia para la rica historia del Barca.
“Sí, fue un cambio defensivo. A menos que quiera inventar que Song es un excelente número 10. Y sí, lo volvería a hacer.”, así respondió el entrenador argentino a un periodista que lo consultó por el cambio. A 14 minutos de la finalización del partido, el Tata cometió la “osadía” de hacer ingresar un volante de tinte defensivo por el notable Iniesta para balancear el mediocampo ante los embates de un Real Madrid que se venía con todo.
Pero hubo un partido y lo ganó el Barcelona por 2 a 0. Neymar en el primer tiempo y Alexis Sánchez con un golazo de emboquillada para el Barca y a poco del final descontó Jesé para el Madrid. Víctor Valdés tuvo una destacada actuación y fue clave para mantener la victoria a salvo. Más allá de la importancia del triunfo y los seis puntos de ventaja que le sacó en la liga, lo que queda para analizar son las formas y la sinceridad y pragmatismo de Martino.
Lo cierto, es que le encomendó a Messi un lugar que parecía casi olvidado por él: la banda derecha. El lucimiento de Leo no se produjo como en otros encuentros (tuvo un mano a mano que desperdició en el primer tiempo) pero su misión fue otra: “Con él en la banda derecha buscaba sacarlo del medio, donde había muchos hombres del Madrid. Trabajó para el equipo y recuperó.
Le doy una importancia superlativa”, resaltó el DT. La costumbre es que el astro marque casi siempre en los clásicos (tiene 18 goles en 25 encuentros) o al menos, tenga una destacada labor, pero esto no aconteció.. En muchas ocasiones se le criticó al equipo culé la inexistencia de un plan B. Ocurrió en algunos encuentros en los que con Guardiola de entrenador no se le encontraba la vuelta a planteos cerrados y muy defensivos como los del Chelsea en semifinales de la Champions League del 2011. La pelota siempre fue por abajo, nunca un centro ni algún pelotazo para sorprender al rival.
En realidad, ante tanta brillantez, triunfos y buen fútbol de unos de los mejores equipos de la historia era como buscarle el defecto a un conjunto que casi no lo tenía. Pero la pregunta surgía en algunos partidos; ¿Cuál sería el inconveniente de jugar de otra manera en algún momento del partido? ¿Era traicionar la idea básica?….Desde esta columna no se cree esto último. Marcelo Bielsa es uno de los maestros de Martino y en algún momento llegó a realizar cambios de esta característica, con suerte distinta a la de su discípulo. En la final de la Copa América 2004 sacó un delantero y lo puso a Facundo Quiroga para asegurar el partido. ¿Resultado?..Brasil empató sobre la hora y le ganó la copa por penales al equipo argentino. Sin dudas, la sinceridad de Bielsa fue algo que el Tata tomó: “En el primer tiempo fuimos reconocibles. Y cuando en el segundo vi que tenía un tono dudoso, en cuanto al resultado, hicimos los cambios que pensamos para controlar el partido. Creo que (la entrada de Song) era el modo de recuperar el centro del campo. Lo que quería era ganar el partido y si eso sirve, lo volvería a hacer”, remarcó con total tranquilidad.
Se celebran declaraciones de éste calibre, no por ser rimbombantes, ni reveladoras, pero pocas veces- menos aún siendo entrenador del Barcelona-los técnicos reconocen loa alcances de sus cambios. Es muy raro escuchar semejante nivel de sinceridad en un conductor de grupo. Se ofenden con el periodista, con el hincha o con el que se lo diga. Después se discutirá si está bien o mal hecho, si esa variante fue beneficiosa o no. En el fútbol es muy valorable el cómo, la idea de un conjunto y la forma de llevarla cabo. Pero así como no se puede poner al resultado por encima de la idea, tampoco se deberá realzar las formas por sobre el final de la historia.
Se caería en el fundamentalismo, y los extremos nunca son buenos. Hay distintas maneras de ganar y el Barcelona es el fiel exponente de la más bella: el fútbol bien jugado, con el respeto por la pelota como algo irrenunciable, con el ir para delante de manera asociada, y los resultados estuvieron a la vista. No obstante, hay momentos en los que no se diría que es traicionar su –enorme- fútbol el cambiar en algún pasaje del partido.
En eso anda Martino, en inculcarles a sus jugadores que puede ser que en algunos tramos, el cómo sea transformado. No se le cae ningún anillo y está muy bien que así sea. ¿Por qué habría que arriesgarse a perder un cotejo por no jugar distinto?.Falta tiempo de trabajo, rodaje, conocimiento entre las partes pero la cosa no va nada mal. Puntero de la Liga, invicto, muy bien en la Champions y encaminado para esperar el resto de la temporada mirando a todos desde arriba.
Así lo reconoció también Martino: “Tengo que ponerme en el contexto que corresponde y pensar en qué equipo me invitaron a dirigir. Sé que no es fácil encadenar nueve victorias en la Liga con un empate, pero también es cierto que ellos son muy capaces de hacerlo. Mi incidencia en el equipo sigue siendo mínima, todavía necesito pensar más, involucrare más, conocerlo más”, aseguró. Otra muestra de que la cabeza del Barcelona está en su eje y que todo lo que se haga será para mejorar una versión de un equipo que hizo historia en el fútbol mundial.
En esta etapa de reconstrucción y de reinventarse, el entrenador es el enorme Gerardo Martino. Un argentino que con humildad, capacidad, trabajo y mucha, pero mucha sinceridad, encamina a su equipo hacía lo más alto. Gracias por tanto, querido Tata. Esperamos que tu metodología de trabajo sea imitada por estos pagos.