Por Federico Polleri, desde Caracas. Segunda parte de la entrevista realizada por Marcha al Embajador argentino en Venezuela. Carlos Cheppi analiza el lugar de la burguesía en Venezuela y su rol en el proyecto kirchnerista, se refiere al Poder Popular, la Constitución Argentina y la Reforma Agraria*.
– El gobierno venezolano ha garantizado que la burguesía ya no domine como clase y, por lo tanto, que no tenga participación en el gobierno. ¿Cómo funciona esto en Argentina?
Yo creo que la conducción de los destinos del país está en manos del Gobierno. No te puede conducir ningún sector en particular. En Argentina tenés una burguesía que hoy pelea esa conducción. La derecha argentina, empleada de los multimedios, es la que te está peleando esto. Porque lo que quieren es que no sea el poder popular el que maneja la cosa sino la burguesía más encumbrada. En Venezuela eso ya lo perdieron. Pero eso no quiere decir que resuelvas la cosa con eso. Porque también necesitás conformar una burguesía nacional.
– ¿En Argentina la están formando?
Sí, claro. Pero es un proceso eso. Que entiendan que pueden ganar dinero en buena ley, pero que el que conduce el proceso es otro, es la gente con sus gobiernos, no ellos. Creo que ese fue el gran logro de Néstor y de Cristina, que no son empleados de ninguna corporación.
– ¿No es la de Argentina una burguesía demasiado trasnacionalizada para poder integrarla a un proyecto nacional?
Hoy Argentina es el país que más burguesía nacional tiene. Porque se dice mucho de Brasil, y yo creo que está muchísimo más trasnacionalizada que la Argentina, que también está trasnacionalizada. Pero tenés una cantidad de Pymes que han permitido un desarrollo industrial muy interesante. ¿Qué falta mucho? Falta mucho. ¿Qué tienen que entender que el que conduce es el gobierno y es el proyecto? Bueno, eso es lo más complicado. Pero te aseguro, porque acá hablo con muchos empresarios, que ellos cuando salen del país empiezan a entender mejor las cosas. Lo que pasa es que cuando estás metido en un medio como la Argentina, con un bombardeo mediático atroz y mentiroso, es muy complicado. La gente al final termina dudando y pueden caer en proyectos que después los van a hundir. Si mañana ganara el PRO en Argentina estamos en el horno, el PRO o cualquier otro, o Binner, es lo mismo. No es diferente Binner del PRO, es exactamente lo mismo en términos de lo que quiere para el país. Porque se van a dejar mandar por las corporaciones. El kirchnerismo es hoy el único sistema que no tiene mandantes.
– ¿Qué influencia personal te generó vivir la Revolución Bolivariana?
Uno ha podido seguir el proceso del 2004 hasta hoy. Hay cosas que uno ha aprendido acá y que si mañana logro ser intendente de Mar del Plata, seguramente voy a usar mucho de lo que he visto en Venezuela. Por ejemplo, a mi me interesa mucho el tema del Poder Popular. Algo que está incorporado a la Constitución venezolana. Y no es que está resuelto, una cosa es que tenga marco legal y otra que esté resuelto. En realidad, hay algunas Comunas en el país que han logrado avanzar fuertemente en esto y otras menos. Pero creo que si uno mañana quiere tener independencia política al gobernar una ciudad o una provincia o el país, necesita eso. La utilización, en el mejor sentido de la palabra, de ese Poder Popular para que te sirva para hacer las transformaciones que de otra manera son muy difíciles.
– ¿Y cómo lo aplicarías en una ciudad argentina?
Creo que hay que trabajar mucho en ese sentido, para salir justamente de las corporaciones que han mandado históricamente en la ciudad. Te tenés que apoyar en ese Poder Popular. Hay que militarlo ese Poder Popular. Estoy convencido de eso. Si realmente gobernás de cara a la gente y querés independencia política, estoy seguro que también la gente te tiene que ayudar cuando le decís que no a determinadas cosas y te vienen a buscar. Porque van a venir por vos. Esto es algo que charlo mucho con los militantes nuestros. Hay que construir ese poder. Hay que discutir con la gente, que sepan que vas a llegar para hacer algo que ellos quieren que se haga. Después te tienen que bancar. Porque la pelea contra los sectores corporativos es muy fuerte en un país como el nuestro.
– En Venezuela a las corporaciones se las enfrenta con el pueblo movilizado. ¿Hay otra manera de hacerlo?
Yo creo que hay algunos temas que no tenés alternativa. Ante determinados poderes económicos hay que jugar esa. Y ante determinadas corporaciones, como puede ser la policial o judicial, también hay que jugar esa, y mucho más fuerte. Por ejemplo, yo soy de la idea de que hay que municipalizar la policía. O, por lo menos, que el poder político municipal tenga un control mucho más fuerte sobre los jefes policiales. Entonces, si mañana te ponen a un comisario que sabés que va a venir a robar, porque le conocés la historia, el poder político se tiene que enfrentar contra eso. Y si el sistema institucional no está preparado, bueno, tenés que usar la gente. Entonces yo, al frente de la gente, me voy hasta la comisaría y hasta que a ese comisario no me lo cambien no me voy de ahí. Porque sino no hay forma de cambiarlo. Y bueno, eso tiene que repercutir para arriba también. Si no, gobiernan las corporaciones privadas o públicas. Y tenés que gobernar para la gente. Esto en Venezuela se ve mucho, y ellos tienen mucho de esto en la nueva Constitución.
– Otra diferencia de nuestro país con Venezuela y otros procesos latinoamericanos, como el de Bolivia o Ecuador, es que cambiaron sus Constituciones. Cristina Kirchner aseguró hace poco que no iba a hacerlo. ¿Crees necesario una reforma constitucional en Argentina?
Creo que se debería modificar la Constitución. Primero, el tema de la reelección. Cristina después puede decidir seguir o no seguir. Creo que la alternancia de presidentes no asegura ningún proyecto. Eso ha sido parte del negocio de las corporaciones para negociar con otro que venga nuevo. Pero la que tiene que resolver es la gente. Si la gente la vota, ¿por qué no? La Constitución de 1994 es la institucionalización del neoliberalismo en la Argentina. Creo que hay que modificar muchas cosas. El tema derechos humanos hay que plasmarlo mejor. En el tema recursos naturales, la Constitución no tiene presupuestos mínimos. Eso significa que como gobierno nacional te dejaste llevar por una lógica bien neoliberal. Les entregaron todos los recursos naturales a cada una de las provincias para después ir por las partes y no tener un contexto de presupuesto mínimo nacional. Eso hay que cambiarlo. Después si cada Provincia mejora este presupuesto mínimo, perfecto. Pero tenés un mínimo que no se toca.
– Con contradicciones y distintos tiempos de aplicación, en algunos de los procesos de cambios de Latinoamérica se habla de Reforma Agraria. ¿Por qué esto no aparece en la agenda política argentina?
El tema de las reformas agrarias también tiene que ver con la cantidad de campesinado que tengas. Y qué apoyo le vas a dar a este campesinado cuando le das la tierra. Y acá tenés buenos ejemplos y malos ejemplos en este sentido. Y lo mismo si entramos en esa discusión en Argentina. Porque el cambio sociológico que ha habido en el campo es tremendo. Yo he sido extensionista del INTA en la Patagonia y en Buenos Aires, y la gente que había en el campo cuando empecé a trabajar ahí, en el 85, hoy no existe más. Es otro mundo el campo. Los dueños por ahí quedan, algunos han vendido. Pero hoy el sistema agrario argentino funciona con contratistas, es otra lógica totalmente distinta. Entonces, una Reforma Agraria en la argentina… ¿Para quién? Ahora eso no quiere decir que no tengas una legislación, una ley del suelo que sí exija determinadas cosas. Que se fertilice, que se realice determinada rotación, que se plantee si en alguna zona no se puede hacer agricultura. Esto tiene que ver con cada país. No hay reglas generales. La posibilidad de una Reforma Agraria era general en los años 50, hoy ya no.
* Esta entrevista fue realizada antes de las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013 en Venezuela