Por Mariana Correa. El documental “Mujeres con Pelotas” cuestiona los estereotipos de género en el fútbol. Reúne voces especializadas y rescata la historia de Las Aliadas, equipo de la Villa 31. El futuro del fútbol es femenino.
Un comentario del periodista deportivo Gastón Recondo puede funcionar como la síntesis de la mirada histórica y cultural de la sociedad en relación al fútbol, disciplina apropiada casi en su totalidad por los hombres: “No se puede asemejar al fútbol femenino con el masculino por cuestiones genéticas”, acredita con espontaneidad el conductor televisivo durante el rodaje del documental “Mujeres con Pelotas”, de Ginger Gentile y Gabriel Balanovsky, que tendrá su estreno comercial mañana en el Espacio INCAA Gaumont. Y que se propone, justamente, desterrar esos lugares discriminatorios establecidos.
De un manotazo, las frases hechas del sistema patriarcal corren al género femenino de todo lo que pueda ocurrir dentro del rectángulo de cal. Decretan que las mujeres no tienen la habilidad física e intelectual de jugar ni siquiera un picadito: “Es un juego bruto, no es para mujeres”, “no pueden correr ni a una gallina”, “parecen marimachos”, “son torpes, no tienen definición”, “no entienden nada de fútbol” o “no pueden opinar” son algunas de las afirmaciones.
El film propone visibilizar un acto discriminatorio no instalado como tal hacia una porción importante de la población: la que en la práctica profesional tiene vedado el acceso a la gambeta. Pero lejos de la queja y la victimización, los directores prefirieron materializar la libertad y los sueños que despliegan las chicas del equipo Las Aliadas de la Villa 31 cada vez que hacen rodar el balón bajo sus pies, no por cuestiones biológicas u hormonales, sino porque se les canta y porque ideas bien formadas sobre la actividad. Al punto de sentirse obligadas a invadir la cancha y acostarse en el piso a modo de protesta para exigirles a los varones que las dejen jugar.
The Alison’s aliadas
“Desde un principio, lo que nos sedujo de esta historia fue la actitud de las jugadoras, que sin perspectiva de beneficios juegan al fútbol por la pura pasión que sienten al hacerlo. En una segunda y más profunda lectura, y esto es lo que verdaderamente queremos transmitir con la película, son mujeres que se corren de lo establecido y sin pedir permiso, como corresponde a un ejercicio de libertad. Toman su derecho a jugar a la pelota y lo llevan adelante sin que importen los prejuicios, las burlas o cualquier otro impedimento en sus caminos”. Así justifican los directores del documental su interés por rodar este relato a través de San Telmo Producciones.
Mónica Santino, Bettina Stagnares, Paula Fernandes Delgado, Laura, Karen y Chechu son las mujeres que se plantan frente a la cámara y cuentan el sueño de las pibas. Empezaron fuerte en 2005, cuando Alison Lasser, una futbolista estadounidense, se acercó a la 31 junto a una amiga, las vio jugar y les ofreció entrenamiento y algo de finanzas. Ese hecho dio nacimiento oficial a Las Aliadas, pero cuando Alison volvió a su país, hubo que ingeniárselas para buscar fondos y continuar con lo hecho.
Además de los entrenamientos, los partidos amistosos y algunos campeonatos, las chicas se juntan una vez por semana para conversar sobre salud, educación o política. Ellas militan el balompié desde una mirada de género porque van en busca de su derecho a participar de un deporte que en un extremo es el más aglutinante del país y, en el otro, uno de los más excluyentes. Una vez puestos los botines, el desafío siguiente es formar el primer club femenino de fútbol de Argentina.
Jugar al fútbol es una elección individual y colectiva a la vez, y esa decisión involucra necesariamente un compromiso que a las mujeres les puede costar. Las propias madres de las futbolistas suelen ser un obstáculo concreto y no aprueban que sus hijas desarrollen esta actividad. Incluso una de las jugadoras admite que preferiría que el día de mañana sus pequeñas elijan hockey sobre césped, tal vez para no ser blancos de burlas, otro de los motivos que llevan a que la mujer que quiere ser futbolista se dedique a cuestiones un poco más “delicadas”.
Barriletes cósmicos
En este ámbito el imaginario común funciona de manera simplista: se piensa que estas mujeres son “machonas” y lesbianas porque invadieron un ámbito en el que sólo se desenvuelven los hombres. Si los varones la saben mover, serán contratados por clubes de primera división y de otros países dispuestos a desembolsar millones. Pero si son las mujeres las que se destacan, podrán tímidamente exhibir tal destreza en el potrero sin que muchos se enteren, o quizás en alguna entidad que fomente la práctica, pero no como seleccionado nacional. Al menos por ahora.
En la otra punta del pensamiento que expone Gastón Recondo se posiciona uno de los mejores periodistas deportivos y relator de partidos de fútbol por excelencia: Víctor Hugo Morales. En el documental, el inventor del “barrilete cósmico” acompaña el deseo latente de Las Aliadas y las desafía por la positiva: “(En) la calidad técnica, el dominio y la idea del juego no hay diferencia con los hombres”, asegura el uruguayo. Más contundente aún es Joseph Blatter, ni más ni menos que el presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), quien opina que “el futuro del fútbol es femenino”.