Por Sudestada*. Libia vive en un caos permanente, donde el desgobierno y la violencia generada por las milicias que derrocaron a Gaddafi siguen en aumento. El analista cubano Ernesto Wong hace un repaso de lo que sucedió en Libia y de sus actuales consecuencias
La actualidad de la crisis política en Libia y la trama oculta de la caída de Muammar Al Gaddafi en octubre de 2011, son algunos temas abordados por el analista internacional cubano, Ernesto Wong, en esta entrevista realizada por la revista Sudestada. Wong, que se especializa en África y actualmente es docente universitario en Venezuela, también explicará la incapacidad del líder libio para rechazar la política de hostigamiento de Estados Unidos y la posterior invasión de la Organización del Tratado para el Atlántico Norte (Otan), como también el rol que jugaron Rusia y China en un conflicto que parece no tener fin.
-¿A qué se debe la crisis política e institucional que vive Libia?
-La crisis en Libia tiene un carácter estructural de mucha mayor complejidad que una crisis política e institucional. Se debe a la desestructuración social que provocó la intervención armada externa, primero con los bombardeos masivos de la Otan y después con la represión, asesinatos y torturas desatados por los mercenarios invasores y las autoridades impuestas, que se repartieron espacios geográficos como ámbitos de poder y se apoderaron de propiedades de los cientos de miles de libios que tuvieron que emigrar a causa de las agresiones imperiales. La desestructuración social solo es comparable a la ocurrida en los países africanos con el proceso colonizador europeo, que para dominar prefirió dislocar todas las estructuras de poder para luego estructurar políticamente a esos países según los intereses coloniales. Algo semejante está ocurriendo en Libia, porque además es el propósito de Estados Unidos en su plan estratégico de recolonizar, o crear el caos total, al menos, en la porción septentrional del continente africano.
-¿Por qué el imperialismo tuvo la capacidad de derrocar a Gaddafi?
-El imperialismo fue capaz, o tuvo el poder para derrocarlo, porque no hubo otros poderes que se lo impidieran, tanto de orden interno en Libia como de factores externos, pero todos concatenados con origen en las capacidades de Libia para conocer y evitar, desde su génesis, que avanzara el plan estratégico de Estados Unidos de apartar del poder, por las buenas o por las malas, a Gaddafi. Hay que reconocer que las instituciones de seguridad libias fueron penetradas por los órganos de inteligencia imperiales desde que el propio Gaddafi comenzó a impulsar una política de acercamiento con Occidente después de la desintegración de la Unión Soviética. Esto les permitió disponer de información clave para elaborar el plan militar-financiero-comunicacional de la “Primavera Árabe” que, a la larga, pudo poner fin a la República Árabe Yamahiria Libia Socialista, que durante los últimos diez años venía dando un ejemplo de desarrollo social para todo el continente y estaba propiciando las inversiones de China y de Rusia en su territorio, muy rico en recursos energéticos.
-¿Cómo se puede describir el plan para derrocar a Gaddafi?
-Según el orden en que se fueron dando los acontecimientos, el plan consistió en hacer creer a la opinión pública internacional que Gaddafi estaba reprimiendo cruelmente a su población con bombardeos. Mientras tanto, se echaba a andar el plan diplomático en el Consejo de Seguridad. Para su éxito, el imperio sobornó o chantajeó al Embajador libio en la ONU, único encargado de poder solicitar una sesión aclaratoria de lo que verdaderamente ocurría en Libia. Con su deserción, los primeros días de campaña mediática para perjudicar a Gaddafi transcurrieron sin resistencia y sin concertación adversa de los antiimperialistas y de las potencias emergentes. A ellos se suma tanto la pasividad de los propios africanos y de la Unión Africana (que tiene su origen en las contradicciones de varios de sus gobiernos oligarcas con Gaddafi), como la acción conspirativa de los gobiernos de las oligarquías árabes que a través de la Liga Árabe reforzaron las matrices de opinión contra Gaddafi. Ante ese panorama de animadversión regional hacia Gaddafi, tanto Rusia como China se vieron envueltos en la contradicción de accionar en contra de la Liga Árabe y de la Unión Africana, o mostrar neutralidad con una posición de abstención en el Consejo de Seguridad ante el pedido occidental de aprobar una zona de exclusión aérea sobre Libia, la cual derivó en una ofensiva militar imperial para deponer a un gobernante legítimo.
-¿Realmente Gaddafi molestaba a Estados Unidos?
-En el plan estratégico imperial, Gaddafi era el principal obstáculo para poder re-neocolonizar la mitad del continente y convertirlo en el gran portaviones y base coheteril de la Otan en su futura guerra nuclear contra China y Rusia. De manera que no solo fue la capacidad del imperialismo para deponer a un gobernante, sino también la enorme potencia empleada contra Libia y contra el líder africano que estaba uniendo a África y favoreciendo también a China. El imperio tuvo para ello un fin estratégico que puede enmarcarse en la disputa global Estados Unidos-China-Rusia por la hegemonía mundial, cada cual construida a su manera y en base a fines éticos diferentes, ante lo cual Gaddafi ni tuvo comprensión de la coyuntura, ni voluntad para concertar una fuerza capaz de enfrentar ese fin estratégico que le costaría la propia vida.
-¿Qué papel jugaron Rusia y China en el conflicto libio?
-El papel de Rusia y China se redujo a buscar no deteriorar sus relaciones bilaterales con los países africanos y árabes, que en su mayoría optaron por no presentar oposición a los intereses de Estados Unidos y de sus antiguas metrópolis contra Gaddafi, y que se manifestaron ambiguamente ante un plan militar-financiero-comunicacional imperial bien enmascarado, pero dispuesto a aplicárselo a cualquier otro líder africano que obstaculizara sus propósitos de re-neocolonización del continente.
*Entrevista publicada en la revista Sudestada, Nº 130, julio de 2014 (www.revistasudestada.com.ar)