Por Emiliano Azubel. El xeneize comenzó el año con caídas inesperadas y disputas políticas entre los dirigentes del oficialismo de cara a las elecciones presidenciales. ¿Qué cambió desde aquellos meses para estar ahora a un paso del título?
Ell 20 de marzo de este año Julio César Falcioni vivía momentos de extrema presión. Había llegado a Boca hace pocos meses, no conseguía encontrar el equipo para su idea futbolística y no faltaban rumores sobre un cambio de mando. El 2-0 de Olimpo en la Bombonera había provocado una explosión de insultos y pedidos de renuncia a los dirigentes por parte de los hinchas. Transcurría la sexta fecha del Clausura 2011 y el Boca de Falcioni llevaba tres derrotas seguidas y solo había ganado un partido, 1-0 a Racing. Mientras tanto, las disputas políticas internas por las elecciones presidenciales del club en diciembre empezaban a sentirse y a influir en el ambiente boquense.
“Nosotros respondemos por los jugadores, pero ellos deben entender lo que significa tener esta camiseta. No sólo los históricos deben sentir ese compromiso sino todos. Se tienen que enojar y sacar esto adelante”, decía José Beraldi, el vicepresidente 1° de Boca tras la inesperada caída ante el equipo bahiense en casa. Beraldi, así como el presidente Jorge Amor Ameal y el ex tesorero del club, Daniel Angelici (impulsado por Mauricio Macri, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y ex titular xeneize) son, por ahora, los candidatos en las elecciones presidenciales del 4 de diciembre en Boca.
El xeneize había tocado fondo, el espejo de River, que peleaba por evitar el descenso, empezaba a ser visto como un destino posible, de seguir por el mismo camino de infortunios. “No quiero ver a Boca en la situación que está River. Lo dije hace seis meses. Yo no me quedo de brazos cruzados viendo el equipo por televisión”, alertaba Martín Palermo, el ídolo que ya había anunciado su retiro para junio.
Y de a poco, con Juan Román Riquelme como abanderado, pese a las lesiones que no le dan descanso, Boca fue encontrando el rumbo futbolístico. El equipo logró abstraerse de las disputas políticas internas, ganó dos partidos seguidos y pese a una derrota ante Lanús en la 9° fecha, el clima era otro. Sin embargo, pocos se imaginaban que esa caída ante el Granate en el Sur del Gran Buenos Aires, el 10 de abril de este año, sería la última del equipo de Falcioni. 22 partidos después el panorama para el ex técnico de Banfield es diametralmente opuesto al de sus primeros meses en la Boca. Con 12 victorias y 10 empates, el xeneize acumula un largo invicto que lo ubica como único líder del torneo Apertura 2011, con seis puntos de ventaja sobre Atlético de Rafaela.
Ya sin el retirado Palermo, pero con la vigencia de Román en la creación, el Flaco Schiavi y Clemente Rodríguez imponiendo respeto en la defensa y un sorprendente Agustín Orión que llegó a Boca para este torneo y solo recibió dos goles en 12 juegos; con la confirmación de Lucas Viatri, que en el Clausura había metido dos tantos en 13 partidos y en este Apertura llegó a tres en 11 hasta que la rotura de ligamentos de su rodilla izquierda le cortó la carrera por los próximos seis meses; sin deslumbrar en ataque, con una contundencia defensiva que asombra y aprovechando al máximo sus posibilidades, el Boca de Falcioni es un equipo que no siempre gusta, pero que se hizo fuerte desde abajo y se afirmó para ser el mejor en la Argentina. No será el que mejor juega, pero sin dudas logra ser superior a todos sus rivales.
Con River en la B Nacional, San Lorenzo en graves problemas institucionales, futbolísticos y con la barrabrava, Independiente y Racing sin poder afianzarse para pelear hasta el final, sumado al bajón futbolístico de Vélez, Lanús y Estudiantes, los tres equipos que dominaron los torneos locales en los últimos años, la posibilidad de volver a festejar un campeonato para Boca se acrecienta. Su último título fue en el Apertura 2008, en un triangular final ante el Ciclón y Tigre.
La amenaza más importante para el equipo de Falcioni la representa Atlético de Rafaela, que el domingo a las 18.10 visitará la Bombonera con la ilusión de dar el golpe y mantener viva la disputa por el campeonato. Boca sabe que a falta de siete fechas, el choque ante La Crema podría dejarlo en las puertas de una nueva consagración. “Falta mucho por jugar. Boca no llegó a su techo. El equipo se muestra mejor, cada vez más sólido, más seguro”, dijo el DT tras el 2-0 ante Colón en la última fecha.
Con los recuerdos de aquel inicio tumultuoso, a pocas semanas de las elecciones presidenciales en el club de La Ribera y con un equipo muy afianzado, Falcioni no cambia sus gestos. Mantiene su estilo sereno y pausado, confía a muerte en sus jugadores y no se sale de su libreto futbolístico en busca de su segunda consagración como entrenador (ganó el Apertura 2009 con Banfield), la primera al mando de un gigante como Boca.