Por Rodrigo Martínez. Finalmente se cumplió el sueño ochentoso de ver juntos a los dos héroes supremos de acción, Schwarzenegger y Stallone, en Escape imposible, una película mucho mejor de lo que podría esperarse.
El cine realmente es un gusto popular, un entretenimiento que une a la mayoría de la gente. Pero hay que saber un detalle: es un terreno al que se le debe tener mucho respeto en caso de que quieras llevar una idea a la pantalla. Por supuesto, muchos directores sólo se preocupan por hacer algo que logre ser un éxito comercial o un producto vendible. A pesar de esto, no es creíble que no se interesen en absoluto por las opiniones de la crítica cinematográfica y de muchos espectadores. A Mikael Hafstrom no pareció importarle lo dicho, ya que lleva patinadas tan espantosas como el aburrido drama Shangai (con John Cusack) o los más que pobres largometrajes de terror 1408 (también con John Cusack y Samuel. L. Jackson) y El rito (lo único bueno que tuvo fue la faceta demoníaca de Anthony Hopkins). Ni siquiera Descarrilados (con Clive Owen, Vincent Cassel y Jennifer Aniston) con su intriga pudo salvarse, ya que lo bueno que mostraba el film fue desvaneciéndose cada vez más hasta llegar a la parte final.
De todas maneras, toda carrera mala puede tener su reivindicación, como puede comprobarse con los casos de Michael Bay con Sangre, sudor y gloria (estrenada este año con The Rock y Mark Wahlberg) o Joel Schumacher con Un día de furia (con Michael Douglas). Nada mejor que eso te puede pasar de la mano de Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Casualmente dos íconos de la acción que se remiten a la idea del principio; dentro de un gusto popular como lo es el cine, lograron cautivar a miles de personas con tres personajes: Rambo y Rocky por el lado de Stallone y Terminator por el lado de Schwarzenneger. Ambos dinosaurios salvaron la carrera de Mikael Hafstrom, con Escape Imposible. Tanto a uno como al otro la crítica podrá decirles lo mismo de siempre, por ejemplo, que son malos actores, que sólo hacen películas de acción, que son dos fachos republicanos, etc. A pesar de eso han logrado lo que muy pocos actores pueden tener, que es interpretar a un personaje que traspase las barreras del cine y que sea un hito en la cultura popular, como lo son Rocky, Rambo y Terminator. Muchos dirán que es lo único bueno que han hecho, cuya afirmación es totalmente falsa. Sylvester Stallone mantiene un historial más que valorable para un actor de sus características. Recordemos a F.I.S.T., un drama que ha pasado desapercibido, que trata del nacimiento del sindicato de camioneros en Estados Unidos; El Demoledor, una historia futurista que con el paso del tiempo fue muy valorada; Cop Land, en la cual interpretó a un personaje muy distinto a los de su mayoría: un sheriff en decadencia. Por último, donde por primera vez compartió pantalla con Arnold fue en Los indestructibles 1 y 2, que estuvo integrada por otras figuras de la acción como Bruce Willis, Mickey Rourke, Chuck Norris, Jean Claude Van Damme, Jason Sthatam, Jet Li, entre otros. Por el lado del ex gobernador de California también encontramos un historial interesante contando la última mencionada. Rescatando la primera parte de Conan: el bárbaro, entre la década de los 80 y los 90 fue protagonista de varios films (algunos arrastrándose a la comedia) muy buenos, por ejemplo El vengador del futuro, Depredador, Mentiras Verdaderas, Gemelos, El último gran héroe y por supuesto, mucho después, El último desafío (de este año) también merece ser puesta en su plaqueta gloriosa. Las dos trayectorias pueden demostrar varias cosas, entre ellas, que son estrellas de la acción y lo mejor que saben hacer es eso, por lo tanto uno tiene que partir desde sus talentos principales y criticarlos donde prácticamente se les pide que interpreten a un “Lawrence Oliver”.
Sus carreras hicieron que en Escape imposible conformarán una dupla sagrada: por primera vez en toda la historia protagonizaron una trama que hace énfasis en ellos dos. La historia trata acerca de un experto en seguridad, Ray Breslin (Stallone), que vive demostrando que la tiene re-clara para afirmar sus teorías de cómo hay que fugarse de las prisiones con mejor vigilancia en todo el mundo. Todo trabajo que Ray hizo siempre fue galardonado con la medalla de oro hasta que acepta él un último laburo, que consta en escapar de una cárcel secreta donde se encuentran varios de los criminales más buscados en todo el mundo. Dicho lugar es de alta tecnología y se encuentra en un paradero totalmente desconocido. Ray toma conciencia al llegar allí que por primera vez está atrapado de verdad cuando presencia el asesinato de un preso por el guardia de seguridad llamado Drake (un Vinnie Jonnes quien nuevamente nos demostró que tiene talento actoral luego de Juegos, trampas y dos armas humeantes; Snach: cerdos y diamantes y Hell Ride) y por el jefe Willard Hobbes (Jim Cazaviel en un personaje totalmente opuesto al que hizo en La delgada línea roja). A partir de este episodio, Ray le manifiesta al jefe que tiene un código de evacuación, pero para él no significa nada. Entonces debe recurrir en un preso llamado Rottmayer (Schwarzzenegger), quien será su principal ayudante y principal sostén para planear el escape.
La película contiene todos los elementos necesarios para que sea entretenida y dentro de su género uno de los mejores estrenos de este año, con ellos chicaneándose mutuamente, y sobre todo cumple con el deseo de muchos fanáticos de la acción, que es verlos a Sylvester y Arnold juntos a los tiros y a las piñas por todas partes. No cabe ninguna duda que en un futuro, ya sea cercano o lejano, Escape imposible será catalogada como una película de culto y la recordaremos porque al fin pudimos ver a estas leyendas vivientes juntas.