Organizaciones reunidas en la IV Conferencia Latinoamericano sobre Políticas de Drogas, realizada en Bogotá, reafirmaron el fracaso de la política prohibicionista y represiva iniciada hace más de 50 años por las Naciones Unidas.
En su tercera edición, la IV Conferencia reunió alrededor 600 expertos, especialistas, funcionarios, cocaleros, cultivadores y usuarios de drogas de más de 40 organizaciones de distintas partes del mundo entre los días 5 y 6 de diciembre. El objetivo principal fue discutir los principales temas vinculados a las drogas como salud, violencia y seguridad, inclusión social, marcos legales y desarrollo socioeconómico.
Los participantes reiteraron la necesidad de cambiar el paradigma de las políticas mundiales hacia las drogas y sus usuarios, pero, sobre todo, discutieron formas empezar a poner en práctica un abordaje que tenga el respeto a los derechos humanos y a la reducción de daños como ejes centrales.
“No estamos aquí para discutir el fracaso de la guerra contra las drogas que ya todos conocemos, sino para concentrarnos en cómo y de qué manera cambiamos este paradigma”, afirmó Julián Quintero, director de la Corporación Acción Técnica Social (ATS) de Colombia, organización anfitriona del encuentro.
“Queremos promover un debate y hacer uso del derecho democrático a disentir con los discursos y las prácticas dominantes en el campo de las drogas. Y queremos hacer uso de ese derecho con la intención de transformar una realidad que nos incomoda y nos duele”, completó Graciela Touzé, presidenta de la ONG argentina Intercambios, organizadora regional de la Conferencia.
En el eje desarrollo económico, se habló de la relación de las comunidades campesinas e indígenas con la producción de hojas de coca, un cultivo ancestral actualmente criminalizado por las convenciones internacionales. “La resistencia de seguir dignificando la hoja de coca es tarea nuestra. La hoja de coca hace parte de nuestra geografía. Lo que hace el Plan Colombia es satanizar a la coca”, afirmó Fabiola Piñacue Achicué, fundadora y representante legal de Coca Nasa e integrante del Consejo Andino de Productores de hoja de coca de Colombia.
En los debates dedicados al tema de la salud, se discutió los beneficios y experiencias positivas de políticas de reducción de daños. “Es imposible pensar un mundo sin drogas. Por esa razón, los tratamientos no pueden tener como punto de partida la abstinencia del usuario. El Estado debe proveer de los medios para que el consumo sea lo menos perjudicial posible”, explicó Juan Carlos Celis, director general de la Fundación Procrear, de Colombia.
Críticos de peso
Desde las primeras conferencias – realizadas en Buenos Aires, México D.F. y Rio de Janeiro –, organizaciones de todo América Latina que se dedican al tema de la droga han apuntado el total fracaso de la “guerra a las drogas”, basada en la represión a la producción, al tráfico y al consumo de drogas.
Tal política está plasmada en la Convención Única de Estupefacientes de las Naciones Unidas, de 1961, modificada en diversos momentos, siempre manteniendo el paradigma prohibitivo, que tiene como uno de los mayores defensores a los Estados Unidos.
Para muchos especialistas, ese paradigma permite, entre otras cosas, que EEUU justifique intervenciones militares en el continente latinoamericano, como ha demostrado el Plan Colombia.
Los hechos demuestran que el fracaso de esa política represiva no trajo resultados. Uno de los datos que más corroboran esa afirmación es el aumento del tráfico y consumo de drogas en todo el mundo. Según informaciones de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, la producción global de sustancias derivadas del opio, como la heroína, aumentó más de 380% en 30 años, pasando de mil toneladas en 1980 para 4800 toneladas en 2010. El mayor productor de opio en el mundo es Afganistán.
Año tras año, la propia ONU reporta en sus informes el aumento constante de la producción de cocaína en América Latina, sobre todo en Perú, Bolivia y Colombia.
La ineficacia de esa política llevó a un heterogéneo grupo de autoridades y personalidades a publicar una carta, mientras se desarrollaba la conferencia, reclamando una inmediata revisión de las políticas hacia las drogas a nivel global.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos y su par guatemalteco Otto Pérez Molina, Yoko Ono, el músico brasileño Gilberto Gil, el cineasta Bernardo Bertolucci, el linguista Noam Chomsky y el ex presidente de EEUU Jimmy Carter son algunos de los firman el documento, en el cual se plantea una reevaluación de la Convención Única de la ONU y respuestas basadas en la salud y no en la criminalización del usuario.
“Ya que no podemos erradicar la producción, demanda o uso de drogas, debemos encontrar nuevas maneras de minimizar los daños”, aseguran los firmantes, al remarcar que es “imperativo estudiar nuevas políticas basadas en evidencia científica” y que “éste es el momento de actuar”.