Por Federico Polleri, desde Mar del Plata. Bajo la arena caliente del verano se descubre que, más allá del show de algunos políticos como Scioli y Macri, hay un mundo de demandas postergadas.
El verano en Mar del Plata oscila entre un celestial paraíso y el más terrenal de los infiernos. Visitantes, operadores de turismo, trabajadores nativos y los llamados “golondrinas”, viven cada uno su particular temporada. Un periodista de Página 12 la describió alguna vez como “la Disneylandia del proletariado”. Para el empresariado, por su parte, “la Feliz” es mucho más que un luminoso entretenimiento permanente: es una gallina de huevos de oro.
El intendente de la ciudad balnearia, Gustavo Pulti, anunció que en el 2011 recibió a más de ocho millones y medio de turistas (280 mil en las dos últimas semanas de diciembre). Mar del Plata tiene, durante el invierno, no más de 700 mil habitantes.
La temporada, sintomáticamente, siempre “estalla”. Y la ciudad se convierte en el centro de casi todo. Los tres meses de “boom” turístico transcurren entre figuras del espectáculo que brillan en inmensas marquesinas y actúan sus peleas y casinos que anuncian la primera bola de la temporada como si de una elección presidencial se tratase (por cierto, salió negro el 4). Siempre se inaugura alguna fuente de aguas danzantes y se divulga algún hecho policial padecido por algún personaje de la farándula (este año le robaron 32 mil pesos al humorista Chichilo Viale, quien finalmente no cumplió con su amenaza de abandonar la ciudad). Y las cámaras se enfocan en hermosas mujeres entrando al mar (siempre entrando). Hay recitales en la playa para todos los gustos y grandes eventos deportivos, como el Dakar y el fútbol de verano. Esto, mientras el gobernador Daniel Scioli desarrolla toda su plataforma publicitaria, incluyendo el partido de fútbol en la “Copa Solidaria de Futsal entre su equipo, “Villa La Ñata”, y un seleccionado de Boca, al que se integró el Jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.
Detrás de “la” temporada, las más desfavorecidos, como pueden, levantan la voz en un clima desfavorable. Difícil, por ejemplo, decirle a un turista que debe indignarse porque el mar está contaminado por la mierda de las 700 mil personas que habitan la ciudad -a la que en temporada se suma la de los visitantes- a pesar de que se invirtieron 200 millones de pesos en un emisario submarino que sigue sin funcionar.
“Bajo los adoquines está la playa”, decían los jóvenes del Mayo francés. No sabían que la cosa no terminaba ahí: en Mar del Plata, bajo la playa, hay un mundo de demandas postergadas.
Los trabajadores de los balnearios, conocidos como “carperos”, al salir el primer rayo de sol rastrillan la arena para limpiar la basura del día anterior. Muchas veces, en esa monótona acción, encuentran objetos ocultos bajo ese conjunto de partículas de roca disgregadas. Si se aplica similar criterio a la cobertura del verano, se encontraran muchos reclamos que casi no tuvieron repercusión mediática.
Por caso, al partido Macri-Scioli se le dedicó una buena cantidad de tinta. Pero lo que no se dijo es que un grupo de manifestantes cortó la calle fuera de Punto Sur, donde se disputó el juego. Los trabajadores, que reclamaban empleo y viviendas, declararon al periódico El Atlántico que se acercaron a ese espacio “porque el gobernador está jugando al fútbol mientras nosotros no tenemos para comer”.
No fue el único reclamo que se le planteó a Scioli. El 6 de enero, mientras participaba de la inauguración del programa “Escuelas Abiertas en Verano” en el Centro de Educación Física N° 1, fue increpado por un ex policía. El hombre evadió los controles de la custodia y -cara a cara – le reclamó pagos y derechos no reconocidos al personal retirado.
Otro ex policía se encadenó para denunciar irregularidades en el manejo de la fuerza y exigir el pago de servicios que la Provincia no había cumplido. Todo en el marco del célebre “Operativo Sol”, gracias al que desembarcaron en la costa 7.500 efectivos, 600 patrulleros, 400 motos, 40 cuatriciclos y 5 helicópteros, además de grupos especiales.
Y hay más: durante la inauguración de un espacio de la Provincia en el Paseo Hermitage, un grupo de trabajadores agrupados en la Federación de Trabajadores de la Industria y Afines intentó acercarse al mandatario provincial y al intendente, para hacerles llegar un petitorio. Luego de un ruidoso escrache, Scioli no siguió con la recorrida y se resguardó en el emblemático hotel de Florencio Aldrey Iglesias, dueño del multimedio La Capital y del Hotel Provincial, auspiciante de la intendencia de Pulti e intimo amigo del gobernador. “Estamos acá porque queremos que nos blanqueen -declararon a los medios locales-. Trabajamos en empresas que nos tienen en negro, ahora llega el verano y no nos llaman y nosotros no sabemos qué hacer.”
Unos días antes, más de un centenar de integrantes del Movimiento Teresa Rodríguez y de Barrios Unidos en Lucha movilizaron al palacio municipal para reclamar al secretario de Desarrollo Social Fernando Gauna que concrete un proyecto para generar puestos de trabajo para los integrantes de dichas organizaciones , tal como habían prometido antes de las elecciones de octubre. “El reclamo por el que salimos a la calle es el trabajo; frente a las repetidas mentiras de los funcionarios del municipio, de Provincia y de Nación”, expresaron en un comunicado.
También, artistas y espacios culturales, mediante concentraciones y festivales, vienen pidiendo mayor presupuesto para la cultura y repudiando la ordenanza que buscó fijar tarifas de hasta 2500 pesos para la realización de actos y espectáculos en lugares públicos. El intendente se vio forzado a vetar la ordenanza que sus propios concejales habían aprobado y a escuchar las demandas de la “Asamblea de artistas”.
Además, se prepara el repudio contra un nuevo aumento del boleto de colectivo. La Asociación Marplatense de Empresas de Transporte Automotor de Pasajeros acaba de solicitar al intendente que suba el pasaje de $2,10 a $2,70. El concejo deliberante delegó la decisión en el jefe del municipio.
Y este 15 de enero se realiza una caravana por el derecho a la vivienda digna, protagonizada por la Asamblea de Familias Sin Techo, que ganaron renombre luego de una ocupación de tres meses de un plan de viviendas abandonadas por el Estado. Luego de una feroz represión y de meses de protestas, lograron la construcción de 41 viviendas que hoy habitan las familias desalojadas. Ahora, junto a un amplio abanico de organizaciones sociales, como la Asociación Civil Hábitat y Vida, el Centro Cultural América Libre, el Movimiento de Estudiantes de Psicología y el Frente Popular Darío Santillán, impulsan la movilización. Está planificada una vigilia en las puertas de la comuna para después presentar una propuesta “para una nueva política habitacional”.
Por último, nobleza obliga, vamos a destacar un hecho saliente que los medios de comunicación por suerte sí cubrieron. Es el caso de la presentación de la película “Peter Capusotto y sus 3 dimensiones”, que se estrena este jueves en todos los cines. Una crónica periodística señala que en el film el personaje de Violencia Rivas “con su mirada nihilista y apocalíptica, mostrará cómo las relaciones entre las personas se van distorsionando por la irrupción del entretenimiento y el peligro -a su entender- de que éste se este convirtiendo en algo más interesante que la propia vida”. Es posible que Diego Capusotto se haya inspirado en algo de lo que pasa en Mar del Plata durante las temporadas vacacionales. Con sólo rastrillar un poco la arena, se descubre todo lo que el ruidoso y luminoso verano oculta bajo estas hermosas playas.