Publicamos en exclusiva la primera parte de la versión en castellano de la entrevista que Brasil de Fato realizó con Joao Pedro Stedile, líder del Movimiento Sem Terra, acerca de las movilizaciones que sacuden hace veinte días el país más grande de sudamerica.
-¿Cuáles son las bases económicas de las protestas?
Hay muchas evaluaciones de porque están ocurriendo estas manifestaciones. Me sumo al análisis de la profesora Erminia Maricato, que es nuestra mayor especialista en temas urbanos y ya actuó en el Ministerio de las ciudades durante la gestión de Olivio Dutra. Ella defiende la tesis de que hay una crisis urbana instalada en las ciudades brasileñas provocada por esta etapa del capitalismo financiero. Hubo una enorme especulación inmobiliaria que elevo los precios de los alquileres y de los terrenos un 150% en los últimos 3 años. El capital financió sin ningún control gubernamental la venta de automóviles para enviar el dinero hacia el exterior y transformó nuestro transito en un caos. Y en los últimos 10 años no hubo inversión en transporte público. El programa habitacional ‘Mi casa, mi vida’, empujó a los pobres hacia las periferias, sin condiciones de infraestructura. Todo eso generó una crisis estructural en la que las personas están viviendo en un infierno en las grandes ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el transito, cuando podrían estar con la familia, estudiando o teniendo actividades culturales. Se suma a eso, la pésima calidad de los servicios públicos, en especial de la salud y la educación, desde la escuela primaria y media, en la que los estudiantes salen sin saber hacer una redacción. Y la educación superior se convirtió en tiendas de venta de diplomas a crédito, donde está el 70% de los estudiantes universitarios.
-¿Y desde el punto de vista político?
Los quince años de neoliberalismo sumados a los últimos diez años de gobierno de conciliación de clases transformaron a la política en rehén de los intereses del capital. Los partidos quedaron viejos en sus prácticas y se convirtieron en meras siglas que aglutinan, en su mayoría, a oportunistas para ascender a cargos públicos o disputar recursos para sus intereses. Toda la juventud nacida después de los gobiernos de derecha, no tuvo oportunidad de participar en política. Hoy, para disputar cualquier cargo, por ejemplo, de vereador – miembro del gobierno local (NdT)- se necesita tener más de un millón de reales. Para un diputado cuesta alrededor de diez millones. Los capitalistas pagan y después los políticos obedecen. La juventud está harta de esa forma de hacer política burguesa y mercantil. Pero lo más grave fue que los partidos de la izquierda institucional, todos ellos, se amoldaron a esos métodos. Y por lo tanto generaron en la juventud una repulsión a la forma de actuar de los partidos. La juventud no es apolítica, al contrario, tanto lo es que llevó la política a las calles, aún sin tener consciencia de su significado. Pero está diciendo que no aguanta más ver por televisión esas prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas, basadas en la mentira y en la manipulación.
-¿Y porqué las manifestaciones explotaron sólo ahora?
Probablemente haya sido más producto de la suma de diversos factores de carácter de la psicología de las masas, que de alguna decisión política planificada. Se sumó todo el clima que comenté, además de las denuncias de sobrefacturación de las obras de los estadios, que es una provocación al pueblo. Vean algunos casos: la red Globo recibió del gobierno del Estado de Río y de la Intendencia, 20 millones de reales de dinero público, para organizar el showcito de apenas dos horas del sorteo de los partidos de la copa de las confederaciones. El estadio de Brasilia costo 1400 millones y no hay colectivos en la ciudad! Es la dictadura explicita que la FIFA impuso y todos los gobiernos se sometieron. La reinauguración del Maracaná fue una bofetada para el pueblo brasileño. Las fotos eran claras, ¡en el mayor templo del fútbol mundial no había ningún negro o mestizo! Y ahí con el aumento de las tarifas de colectivo, fue la gota que rebalso el vaso. Fue apenas la chispa para encender el sentimiento generalizado de revuelta, de indignación. En buena hora la juventud se puso de pie.
-¿Porqué la clase trabajadora todavía no salió a las calles?
Quienes están en la calle son los hijos de la clase media, de la clase media baja y también algunos jóvenes de lo que Andre Singer llamaría sub-proletariado, que estudian y trabajan en los sectores de servicios, que mejoraron las condiciones de consumo, pero quieren ser escuchados. La reducción de la tarifa interesaba mucho a todo el pueblo y ese fue el acierto del movimiento Passe Livre, supo convocar movilizaciones en nombre de los intereses del pueblo. Y el pueblo apoyó las manifestaciones y esto se expresa en los índices de popularidad de los jóvenes, sobre todo cuando fueron reprimidos. La clase trabajadora tarda en movilizarse, pero cuando se mueve, afecta directamente al capital. Cosa que todavía no comenzó a pasar. Creo que las organizaciones que hacen de mediadoras con la clase trabajadora todavía no comprendieron el momento y están un poco tímidas. Pero la clase, como clase, creo que está dispuesta también a luchar. Vea, que el número de huelgas por mejoras salariales ya recupero los valores promedio de la década del ’80. Creo que es apenas una cuestión de tiempo, y si las mediaciones aciertan en las banderas que pueden motivar a la clase a movilizarse. En los últimos días, ya se percibe que en algunas ciudades menores y en las periferias de las grandes ciudades ya comenzaron a haber manifestaciones con banderas de reivindicaciones bien localizadas. Y eso es muy importante.
-Pero ustedes del MST y los campesinos tampoco comenzaron a moverse…
Es verdad. En las capitales donde tenemos asentamientos y agricultores familiares más cerca ya estamos participando. E inclusive soy testigo de que fuimos muy bien recibidos con nuestra bandera roja y con nuestra reivindicación de reforma agraria y alimentos saludables y baratos para todo el pueblo. Creo que en las próximas semanas podrá haber una adhesión mayor, inclusive realizando manifestaciones de los campesinos en las rutas y municipios del interior. Dentro de nuestra militancia está todo el mundo loco para entrar en la pelea y movilizarse. Espero que también se muevan rápidamente.
-¿Cuál es el orígen de la violencia en las manifestaciones?
Primero vamos a relativizar. La burguesía a través de sus televisoras ha usado la táctica de asustar al pueblo colocando sólo la propaganda de los alborotadores y rompelotodo. Son minoritarios e insignificantes delante de las miles de personas que se movilizaron. A la derecha le interesa colocar en el imaginario de la población que esto es sólo desorden, y al final si hay caos, colocar la culpa en el gobierno y exigir la presencia de las fuerzas armadas. Espero que el gobierno no cometa esa bestialidad de llamar a la guardia nacional y a las fuerzas armadas para reprimir a las manifestaciones. ¡Es todo lo que la derecha sueña! Quien está provocando las escenas de violencia es la forma de intervención de la policía militar. Son grupos derechistas organizados con orientaciones de hacer provocaciones y saqueos. En San Pablo actuaron grupos fascistas. En Río de Janeiro actuaron las milicias organizadas que protegen sus políticos conservadores. Es claro, hay también un sustrato de lumpenismo que aparece en cualquier movilización popular, sea en los estadios, carnaval, hasta en las fiestas de la iglesia, intentando sacar sus provechos.
-¿Hay entonces lucha de clases o es sólo juventud movilizada?
Es claro que hay una lucha de clases en la calle. Si bien todavía concentrada en la disputa ideológica. Y lo que es más grave, la propia juventud movilizada, por su origen de clase, no tiene consciencia de que está participando en una lucha ideológica. Miren, ellos están haciendo política de la mejor forma posible, en las calles. Y ahí escriben en los carteles: somos contra los partidos y la política? Es por eso que han sido tan difundidos los mensajes en los carteles. Está ocurriendo en cada ciudad, en cada manifestación, una disputa ideológica permanente de la lucha de los intereses de clase. Los jóvenes están siendo disputados por las ideas de derecha y por la izquierda. Por los capitalistas y por la clase trabajadora.
Traducción: Facundo Ramos