Aníbal Garzón Baeza

Corrían los años 80. Una época de hegemonía del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por Felipe González, que pese a seguir teniendo mayoría absoluta en el Parlamento iniciaba su caída paulatina con el respiro temporal de 2004 a 2011. Felipe González, que cada día hacía más visible su derechización hasta ser actualmente teórico derechista del pacto nacional entre PSOE y PP, socios de las “puertas giratorias”, firmó esa misma fecha la aprobación de la Ley 18/19871 para establecer como Día Nacional de España el 12 de Octubre.

En los últimos años, la dialéctica nacionalista España-Cataluña ha dado un salto cualitativo histórico. Ha pasado de ser visto como un conflicto jurídico y cultural a convertirse en un conflicto político y social. Ahora en los bares se discute (cuando no de Venezuela) sobre qué juristas deben debatir las competencias del gobierno catalán o sobre los políticos que ponen flores a Francesc Macià cada 11 de septiembre. Los balcones están con banderas españolas y catalanas y centenares de miles de personas van a las calles el día de la Diada. ¿Cuál es la esencia de que las discusiones hayan pasado de la élite política a la base social, hablando tipológicamente? La rigidez institucional española.