Mientras Francia despliega su poder militar en la ‘Françafrique’, una toma rehenes en Argelia para pedir el fin de la intervención en Mali terminó en tragedia. La UE se embarra los pies, Rusia y China asienten y EEUU pone a disposición sus tareas de inteligencia.
Como en los peores momentos de la doctrina Bush de guerra sin cuartel contra el ‘terrorismo internacional’, las potencias mundiales pusieron sus ojos sobre la delicada situación de Mali, país centroafricano -zona de influencia económico política militar francesa- donde grupos islamistas se enfrentan a un gobierno transitorio en crisis. Y como era de esperar, la intervención occidental guiada por París precipitó las cosas hasta involucrar los países limítrofes.
En la noche del miércoles, un grupo armado tomó el control de una planta gasífera ubicada en In Amenas, Argelia, en pleno desierto del Sáhara, capturando a todos sus trabajadores. Según la escasa y contradictoria información que circuló por las agencias oficiales el día de ayer, se trataría de un grupo vinculado a Al Qaeda del Maghreb, que pedía el cese inmediato de las operaciones militares francesas en Mali, comenzadas hace una semana exactamente. Luego de unos primeros contactos con la prensa, el grupo fue atacado por el ejército argelino, que bombardeó la planta durante varias horas hasta anunciar el fin de la operación. En el ‘rescate’ murieron unas 50 personas, 35 de ellas ciudadanos occidentales, mientras que otros 15 serían parte del grupo salafista que atacó la planta. Es necesario remarcar que durante todo el día de ayer, y como suele pasar en este tipo de situaciones -la crisis siria es quizás el ejemplo más cercano- la información oficial fue escasa y la manipulación que de ella se hace es muy evidente. Mientras algunas agencias internacionales hablaban de 600 rehenes extranjeros, otras fuentes bajaban ese número a 200, todos nombrando fuentes muy disimiles entre ellos.
De todas maneras, la masacre producida ayer en Argelia ya reavivó las intenciones bélicas de Francia. El presidente Francois Hollande aseguró ayer en plena emergencia que “lo que está pasando en Argelia nos proporciona las razones para señalar que mi decisión de intervenir en Malí está justificada”, aunque inmediatamente debió admitir que “no dispongo de suficientes elementos para poder hacer una evaluación”.
Quienes sí empezaron a evaluar la situación son los gobiernos de las potencias centrales, que en su gran mayoría se alinearon detrás de Hollande en la incursión armada contra los islamistas africanos que mantienen el control del norte de Mali desde hace más de 9 meses. Ayer, los líderes de la Unión Europea dieron a conocer su decisión de respaldar la intervención francesa con el envío de una fuerza conjunta compuesta por unos 500 soldados, que reforzarán las 2500 unidades desplegadas por París durante esta semana. La decisión será ratificada este fin de semana en una reunión en Bruselas entre los 27 cancilleres de la UE, que también definirán el envío de 200 entrenadores militares para preparar las fuerzas regulares malíes y los soldados de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
Estados Unidos ya había hecho algo parecido hace más de un año. El Pentágono había enviado tropas a entrenar el ejército malí en técnicas de lucha antiterrorista. Hoy, las tres cuartas partes de los oficiales entrenados por EEUU están del lado de los rebeldes. Según información difundida ayer por el canal de noticias latinoamericano TeleSur, un ex oficial del Pentágono, Michael Maloof, habría revelado que los insurgentes fueron justamente adiestrados por los propios estadounidenses para combatir a los rebeldes laicos tuareg que buscan la independencia del gobierno malí. “Es trágico el hecho de que EE.UU. entrenaba a los que ahora son terroristas, que básicamente desertaron del gobierno. Conocen muchas de nuestras actividades y saben cómo actuar desde un punto de vista de las fuerzas especiales y pueden usarlas contra nosotros”, explicó Maloof. Ante esta situación, Wasghington declaró que suministrará información de inteligencia a las potencias occidentales que intervienen en el conflicto, aunque descartó una presencia de tropas norteamericanas en Mali.
A las grandes potencias que apoyan la cruzada francesa se le sumaron ayer China y Rusia, principales opositores a la intervención internacional en Siria ya que ambos países poseen fuertes intereses energéticos y geopolíticos en la región. Si en Siria estos intereses son divergentes con respecto a los de Europa y EEUU, en África parecen ser coincidentes. “Mali es un cruce de caminos de intereses económicos de muchos países: allí existen intereses económicos de Francia y enormes intereses económicos rusos”, explicó el enviado especial del Kremlin para África, Mijaíl Marguélov. “Precisamente, esa es una de las razones por la que la comunidad internacional presta tanta atención al asunto de Mali y la estabilidad y la seguridad en Mali tienen tanta relevancia en la agenda del día”, agregó.
Mientras tanto continúan las operaciones militares en la zona, que causaron en solo seis días 150.000 desplazados desde Mali hacia los países limítrofes -que ya cuentan con centenares de miles de refugiados por otros conflictos armados regionales-. La aplastante injerencia de París en esta zona del África Francófona se mostró en toda su potencia con el envío de hombres desde los ejércitos de Senegal, Níger, Burkina Faso, Benín y Costa de Marfil a reforzar las tropas galas. Desde la base francesa de la ciudad de Yamena, capital de Chad, verdadero centro de comando del poderío militar de Francia en el continente africano, siguen saliendo los cazabombarderos Mirage 2000 y los helicópteros de ataque Gazelle que comenzaron a atacar el norte de Mali logrando la retirada de algunos grupos rebeldes.