Un atentado contra un grupo de observadores de Naciones Unidas que se encuentran en Siria, sumó un nuevo capítulo a la crisis de la nación árabe. Hasta el momento, ningún grupo armado opositor se atribuyó la autoría, mientras que el hecho fue condenado a nivel mundial.
El ataque contra el convoy de veedores ocurrió el miércoles en la ciudad de Daraa, una de las más golpeadas por la violencia desatada desde hace más de un año. El atentado dejó como saldo 6 uniformados heridos que acompañaban al grupo, en el que se encontraba el jefe de la misión, el general noruego Robert Mood.
Luego del atentado, Mood dio una rueda de prensa en la que expresó que el ataque sufrido por la misión, “muestra la existencia de la violencia” en el país, por lo cual llamó a todos los sirios a que decidan de forma unánime terminar con el conflicto interno. Mood agregó que el gobierno del presidente Bashar Al Assad y los grupos opositores armados deben “comunicarse para darse con una solución a la crisis”.
La misión de observadores fue aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU con el objetivo que verifique la aplicación del alto el fuego que rige desde mediados de abril y fue acordado entre el gobierno de Damasco y el enviado especial de Naciones Unidas, Kofi Annan. Desde que se aplica el cese el fuego, las bandas armadas sirias han continuado con los asesinatos de civiles, atentados y sabotajes. Cuando fue firmado el acuerdo, el gobierno de Al Assad aclaró que las Fuerzas Armadas de la nación árabe responderían a las agresiones.
En total, en Siria se encuentran 70 veedores, aunque el total que llegará al país en las próximas semanas ascenderá a 300.
Conocido este hecho, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció que después del atentado, se podría llevar a la reconsideración la misión en Siria. Ban además condenó el ataque efectuado con un artefacto explosivo y reiteró el llamado a respetar el alto el fuego. El titular de Naciones Unidas indicó en un comunicado que hasta ahora “no existen evidencias para creer que la explosión estuviera dirigida contra el convoy” y advirtió que “el incidente demuestra las dificultades y desafíos que enfrentan los observadores”.
El lunes pasado, Annan confirmó al Consejo de Seguridad una disminución de la actividad militar en Siria desde la llegada de los primeros observadores, aunque todavía persisten los enfrentamientos y acciones violentas de los grupos irregulares.
Las denuncias apuntan a Turquía
Mientras tanto, se conocieron nuevas denuncias sobre la injerencia aplicada contra Siria. El gobernador de la provincia de Idleb, Yasser Al Shoufi, declaró que el gobierno turco apoya a los grupos irregulares armados que se infiltran por las fronteras. El funcionario agregó que las bandas opositoras son responsables de las violaciones a los derechos humanos cometidos en la extensa frontera sirio-turca. Como ejemplo, Al Shoufi recordó que en los últimos días los grupos irregulares atacaron puestos fronterizos en la ciudad de Alalany, causando siete muertos y cinco heridos, además de quemar cinco cuerpos y secuestrar a ocho efectivos, algunos de los cuales fueron asesinados.
Las denuncias del gobierno sirio apuntan contra las monarquías del Golfo Pérsico, que abiertamente han declarado su apoyo a los grupos opositores, a quienes financian y entrenan en sus territorios. Sobre este punto, la embajadora estadounidense en Naciones Unidas, Susan Rice, recientemente señaló que “no creo que alguien pueda decir con plena certeza que no hay combatientes extranjeros en Siria”. La funcionaria reiteró que Washington reforzará a los grupos opositores armados con supuesta “ayuda no letal” y que la administración de Barack Obama está lista para emplear “otros medios que aumenten la presión sobre el gobierno sirio para que cumpla el plan” de paz de la ONU, sin excluir la solicitud de nuevas medidas al Consejo de Seguridad contra Damasco.
Por su parte, la agencia de noticias Sana informó que una bomba estalló el miércoles en el barrio de Al Sabwnye, de la ciudad de Hama, ocasionando heridas a cuatro agentes de seguridad.