Por Emiliano Azubel. River volvió a quedar en lo más alto de la B Nacional, junto a Instituto, tras aplastar a Gimnasia en Jujuy por 4-1 con un soberbio rendimiento de Cavenaghi, autor de los cuatro goles.
En la semana decidieron mantenerse en silencio. Las críticas por la derrota ante Aldosivi, la primera en esta nueva y dolorosa etapa, llegaron tan lejos que se inventó un supuesto festejo subido de tono en un yate a menos de 24 horas del 1-2 ante el conjunto marplatense cuando en verdad se trataba del cumpleaños del hijo de Luciano Vella. El plantel se recluyó, evitó el contacto con el exterior y tan sólo una semana después de lo que había sido su peor partido en la B Nacional, mostró su mejor imagen en Jujuy. Con un inspirado Fernando Cavenaghi, que marcó cuatro goles por primera vez en su carrera, River aplastó en el resultado (4-1) y en el juego a Gimnasia en la capital de la provincia norteña.
De esta manera, el club de Núñez vuelve a quedar como líder del campeonato con 26 puntos, junto a Instituto de Córdoba, que empató 1-1 ante Guillermo Brown en Puerto Madryn.
Pese a la polémica por el penal inexistente que cobró Pablo Lunati para el primer gol del Millonario, la superioridad del equipo de Matías Almeyda fue enorme y la diferencia pudo haber sido mayor.
En la previa, el Pelado decidió meter cinco cambios respecto de la derrota con Aldosivi. “Cuando hago algún cambio, sé por qué lo hago. Conozco perfectamente el plantel y los recursos que tengo para utilizar”, explicó después del encuentro el entrenador, que sorprendió especialmente con la inclusión de Ramiro Funes Mori, el mellizo del delantero Rogelio Gabriel. El defensor central se ubicó al lado de Maidana y fue una muralla, además de ayudar en la salida prolija para los volantes. Allí contó con la colaboración de otro que regresó al equipo titular luego de los Juegos Panamericanos, Ezequiel Cirigliano. El juvenil mediocampista volvió a ser uno de los ejes por donde comenzaban todos los ataques de River y demostró toda su categoría pese a sus 19 años. Fue ayudado por la experiencia del Chori Domínguez que también retornó y jugó como enganche.
Otro que volvió fue Luciano Abecasis, que reemplazó a Vella y que, pese a haber estado dos meses sin jugar por una lesión en su rodilla derecha, demostró su enorme potencial futbolístico, proyectándose permanentemente por el lateral y hasta animándose a pararse como enganche en un contra que no pudo resolver con eficacia.
Luego de varias chances desperdicias por el Millonario, llegó la jugada polémica del penal. Domínguez encaró en el mano a mano y el arquero Crivelli le quitó la pelota limpiamente pero Lunati interpretó que lo había golpeado y con la caída del Chori, cobró penal. Cavenaghi lo cambió por gol y River se fue merecidamente en ventaja al descanso.
El segundo tiempo fue un festival de parte del conjunto de Almeyda, especialmente los primeros 25 minutos, donde Cavenaghi metió dos tantos más y River pudo haber aumentado. El primero fue tras una jugada personal y una definición exquisita por arriba del arquero local. Pero luego llegó la joya del partido: tras un tiro en el palo de Cavenaghi, la pelota le quedó a Carlos Sánchez y el uruguayo se tomó un tiempo de más para pensar qué hacer y le cedió la pelota al delantero, que con un taco selló el 3-0 parcial.
Gimnasia intentó salir del asedio de un River que no paraba de buscar, y errar, goles. Hasta que en una contra logró el gol del descuento de la mano de Minici. Sin embargo, esto no detuvo la marcha de la visita y el capitán millonario selló la goleada con otra pincelada de su talento: amague al arquero y toque suave a un palo. River se floreó en Jujuy y recuperó su identidad futbolística para pelear por el ascenso y el título.