Por Nicolás Zyssholtz. Maradona debutó como “asesor espiritual” de Deportivo Riestra. La presencia del 10 forma parte de una amplia campaña de marketing que sigue el ejemplo de otros clubes del ascenso, como Atlas y UAI Urquiza.
El efecto “La Otra Pasión” continúa. El reality protagonizado por el club Atlas de General Rodríguez, que lleva ya nueve años en el aire, se convirtió rápidamente de un proyecto documental en el cual se contaba la vida de un grupo de jugadores amateurs en uno de los peores equipos del fútbol de AFA, a un show en el cual diversos sponsors -Nike entre ellos- aunaban esfuerzos para sacar al club de la D y llevarlo a cotas más altas. Sorprendentemente, todavía no lo lograron, si bien estuvieron muy cerca.
En los últimos años, aparecieron proyectos similares con objetivos parecidos: “inflar” a un club de barrio y ponerlo a pelear con los profesionales. El caso más notorio por lo exitoso es el del viejo Ferrocarril Urquiza, de Villa Lynch, hoy llamado UAI Urquiza luego de un acuerdo con la Universidad Abierta Interamericana. Desde que comenzó el gerenciamiento de esta empresa de la educación, el equipo ascendió dos categorías: de la D a la C (2009/10) y de la C a la B Metropolitana (2012/13).
Otro ejemplo importante es el de Mercado Central-Sacachispas, formado en 2011 luego de que la secretaría de Comercio Interior, a través del Mercado Central, tomara el control del histórico club de Villa Soldati, fundado en 1948 por el periodista uruguayo Borocotó. Y el más reciente y de perfil más alto: el de Deportivo Riestra. El equipo del Bajo Flores, que tiene su cancha detrás del Nuevo Gasómetro, que alternó a lo largo de su historia entre la C y la D, y que desde el año pasado es gestionado por la empresa de bebidas energizantes Speed, que sumó como proveedor de indumentaria a Adidas (convirtiendo a Riestra en el tercer club sponsoreado por la empresa alemana junto con River y Estudiantes de La Plata), formó un plantel competitivo y comenzó una serie de reformas en el estadio.
La temporada pasada se quedó al borde de subir de categoría, tras perder en los penales la final por el segundo ascenso frente a Ituzaingó. Este año, la empresa austríaca no parece estar dispuesta a fallar. De la mano del gerenciador del club y abogado de Maradona, Víctor Stinfale -conocido por haber defendido, entre otros a los hermanos Schlenker y al “Abuelo” José Barrita, en su momento jefes de las barras de River y Boca respectivamente-, Diego desembarcó en el club con un bizarro cargo de “asesor espiritual”.
El primer objetivo de esta titánica movida de marketing se cumplió ampliamente: todos los medios cubrieron la llegada del “10” al Bajo Flores. Probablemente hubo más fotógrafos y camarógrafos ayer en la cancha de Riestra que los que haya habido, sumados, en toda la historia del club. Como excusa funcionó el partido frente a San Miguel, que de paso es dirigido por otro histórico zurdo talentoso de los años ’80, el ex River y Estudiantes, Patricio Hernández.
El Estadio Guillermo Laza, con capacidad para 2500 espectadores, estuvo repleto. Maradona llegó a una hora antes del partido y fue “recibido” por el plantel en el medio del campo de juego ante todas las cámaras. Después se metió con los jugadores en el vestuario a ejercer su labor de motivación. Es preciso aclarar que Deportivo Riestra tiene director técnico, Luis Oliva, y que no es ese el puesto que ejerce Diego.
Con todos los focos apuntando a una platea construida especialmente para la ocasión, desde donde el 10 –con su padre Don Diego al lado- gesticulaba y daba indicaciones a todos, hasta a los alcanzapelotas, el Albinegro arrancó perdiendo frente al “Trueno Verde” pero lo dio vuelta en el segundo tiempo, con dos jugadas de pelota parada, para terminar ganando 2-1. Finalizado el partido, a Maradona lo llevaron en andas en una especie de vuelta olímpica, que mientras se escribe esta nota es repetida hasta el hartazgo por todos los canales de televisión. Misión cumplida.