Por Orlando Agüero. El militante de las Comunidades Eclesiales de Base fue asesinado hace 25 años cuando impulsaba los asentamientos que hoy son barrios en San Francisco Solano, Quilmes. Su recuerdo y su lucha hoy.
Por las calles de Solano, en la década del 80, caminaba Agustín Ramírez. Era un joven de barrio que vivía en un hogar humilde y trabajador. Se acostumbró desde chico a andar por calles de tierra, a convivir con sus pares en la pobreza y a luchar contra las injusticias, como el hambre, la falta de trabajo, la precaria educación, las inundaciones y el grave problema de la tierra y la vivienda.
Por aquellos años, recién llegada la democracia, los espacios donde poder militar esas inquietudes no eran tantos, así que el lugar más cercano para hacerlo fue la Iglesia. Las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), fueron sin dudas los núcleos de una nueva militancia popular que fue desarrollándose en los barrios pobres de Quilmes, al calor de las necesidades básicas de un pueblo del que hasta ese momento nadie se había acordado. El Padre Raúl Berardo, cura párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Itatí del barrio La Paz y militante de la Teología de la Liberación, fue una referencia de organización y lucha para Agustín, dado que encontró en él las respuestas que esperaba para comenzar a realizar un camino que, entendía, podía dar soluciones a los problemas que le preocupaban.
Parte de las formas que encontró para organizar y organizarse tuvieron que ver con la generación de un equipo denominado Equipo Social Latinoamérica Gaucha, el cual generó varias iniciativas, una de las cuales fue un periódico barrial que llevó el mismo nombre que el equipo social. En esta propuesta, se planteaban con claridad de gente de barrio, las problemáticas que estaban sin solución y se realizaba un llamamiento a la organización y la lucha para resolverlos.
El eje principal que comenzaba a perfilarse en el periódico era el problema de la tierra, ya que habían participado de algunas experiencias de toma de tierras, comprobando que era posible asentar familias en tierras ociosas. Uno de los ejemplos que lo llevó a darse cuenta que era posible dar solución a las familias que vivían hacinadas y que no poseían techo propio, fue el Asentamiento 2 de Abril, una toma de tierras muy extensa en la zona de Rafael Calzada, que llegaba hasta Solano. El cura Berardo había sido uno de sus organizadores y el éxito de aquel emprendimiento daba las certezas necesarias para poder continuar con otros espacios que concretamente se encontraban en un real estado de abandono, mientras una innumerable cantidad de familias vivían sin hogar.
Eran muy conocidos los “Fogones”, espacios creados para compartir, comunicar y organizar parte de la militancia y activismo popular tras ejes reivindicativos como la solución a los problemas de vivienda. Guitarreada, mate cocido y tortas fritas junto al fogón eran los elementos básicos que componían estos encuentros, que se realizaban siempre en alguna esquina del barrio. Si bien el eje convocante era de carácter reivindicativo, no cabe ninguna duda que el objetivo de fondo era sumamente político, y confrontaba contra el sistema, el gobierno y los intereses económico-inmobiliarios como ninguna otra lucha del momento.
La Paz, Santa Rosa, Santa Lucía, El Tala y San Martín, fueron algunos de los asentamientos que Agustín organizó. Hoy son importantes barrios de Solano donde residen miles de familias.
Sin embargo, no iba a ser gratuito este nivel de rebeldía. En el año 1987 Antonio Cafiero gana las elecciones a gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Eduardo Camaño la Intendencia Municipal de Quilmes. Los dos del Partido Justicialista. Mientras el gobernador nombra a Luis Brunati como Ministro de Gobierno, para impulsar una fuerte reforma en la Policía Bonaerense, el intendente local empieza a tratar de subversivos tanto a Agustín como a los curas y a la militancia que organiza los asentamientos de los sin techo. Es así que se empieza a gestar una fuerte embestida institucional hacia los responsables de las tomas de tierras. El panorama social era conflictivo. La Avenida Pasco, arteria que comunica Quilmes, Solano y Temperley -Lomas de Zamora- era blanco de numerosos cortes con quema de neumáticos a causa de la falta de semáforos y señalizaciones, lo que ocasionaba numerosos accidentes, muchos de ellos con víctimas fatales. Las inundaciones permanentes también producían movilizaciones muy grandes, que se sumaban como un ingrediente más al caldeado panorama político y social.
Las tomas donde se habían asentado numerosas familias a construir sus casas para vivir, eran parte de un conjunto de tierras que martilleros y grupos de poder político y económico de la zona deseaban para realizar un fabuloso negocio inmobiliario. Este constaba de la apropiación de tierras fiscales, en su propio beneficio lucrando con los bienes del Estado, a costas del pueblo empobrecido.
Matar a Agustín
Así fue como del más alto escalón del poder del conurbano salió la orden de asesinar a Agustín Ramírez. Una noche del 5 de Junio de 1988 una comisión de sicarios en auto salieron a la búsqueda. Javier Sotelo, otro joven de Solano fue la primera víctima esa noche de invierno y neblina. Los mercenarios se equivocaron. De todos modos, luego encontraron a Agustín. Estaba juntando materiales para un nuevo asentamiento que se estaba llevando a cabo en ese momento. Los asesinos cumplieron con el objetivo para el que fueron contratados y se fueron. El mito comenzaba a nacer.
Están a punto de cumplirse 25 años de aquel acontecimiento. La Justicia nunca encontró culpables por el fusilamiento de este militante popular. Se inventó un chivo emisario para culpar, pero tampoco funcionó.
Hoy es un hecho más de impunidad, pero muchas cosas quedaron luego del paso de Agustín por estas tierras. Se generaron las bases para el desarrollo de una nueva camada de militancia popular en el sur del conurbano bonaerense, que permitió que en la década posterior y ante la terrible desocupación de la segunda mitad de los 90, se pudieran organizar los primeros Movimientos de Trabajadores Desocupados que multiplicaron por miles los pasos transitados por Agustín Ramírez. Él aún vive en todos aquellos que luchan por un cambio social profundo, desde abajo y desde los barrios transformando la pobreza en dignidad.
El sábado 8 de Junio desde las 15 horas, familiares, amigos y compañeros, realizarán un homenaje en su recuerdo en las calles de Solano, Partido de Quilmes. Allí se pedirá reabrir la causa y dar con los responsables de su muerte.