Una radiografía del cambiante mapa político bonaerense a días de la votación de la ley de emergencia económica. Legisladores, intendentes, gremios y hombres de poder en la pulseada iniciada por Scioli.
La interna desatada en la provincia de Buenos Aires a partir de las aspiraciones presidenciales del gobernador Daniel Scioli redibujó el mapa político bonaerense con confirmaciones y sorpresas. Legisladores provinciales, intendentes más o menos históricos, sindicatos -atravesados por la puja por la conducción de la CGT como por la división de la CTA- y empresarios, tomaron de alguna manera posición configurando el panorama político de la provincia más poblada del país, y con mayor peso a la hora de ‘cocinar’ a dirigentes nacionales.
Más solo que gobernador candidateado
El sciolismo es, por ahora, el grupo minoritario. El lanzamiento de la Juan Domingo y el apoyo de algunos operadores políticos provinciales terminaron siendo actos extremadamente pobres, con respecto a la envergadura de la disputa en curso. Hoy Scioli sólo cuenta con 43 legisladores propios en la cámara de diputados, mientras que en el senado los números están en disputa. Los leales al gobernador en la cámara alta, encabezados por Baldomero “Cacho” Álvarez y Osvaldo “Vasco” Goicoechea, fundadores de la Juan Domingo, libran hoy una cruzada para sumar apoyo, ante los embates de la línea ‘mariotista’. Buena parte de estos cruces se desarrollaron a la hora de discutir temas delicados en la legislatura bonaerense, como cuando se aprobó la creación de un comité bicameral de seguimiento de la situación de los presos en las cárceles de la Provincia a fines de junio, hecho que se transformó en un por lo menos incómodo cuestionamiento interno a la política del ministro de seguridad Ricardo Casal. En ese caso, el sciolismo retiró 5 de sus 7 senadores del debate, dejando en evidencia que el bloque del FpV necesita de ese grupo para contar con quórum propio -el kirchnerismo tiene 28 senadores provinciales y el quórum es de 24-, y obligando a los ‘mariotistas’ a tejer relaciones con la oposición para aprobar el proyecto.
Este panorama ubica a Scioli en franca desventaja en la legislatura. Ante la presentación de la ley de emergencia económica, para cuya aprobación sobre tablas se necesitarán los dos tercios de los legisladores, el sciolismo apunta a la ayuda de otros bloques, una suerte de ‘prueba de fuego’ para medir la relación de fuerzas de cara a las elecciones de 2013 y 2015. En diputados, el objetivo es obtener el voto de otros 20 representantes, además de los propios. Entre los que ya sumaron su apoyo al gobernador, se encuentra el espacio de Francisco De Narváez, con 6 diputados. El ‘colorado’, poco acostumbrado en hilar fino a la hora de armar alianzas, ya deslizó la posibilidad de pensar en conjunto con Scioli la confección de listas para las próximas legislativas, y su delfín en la provincia, Mónica López, aseguró que Scioli “es el mejor candidato del peronismo” en vistas de las presidenciales de 2015.
Si algo logró la ruptura en provincia, fue juntar a bloques opositores enemistados. Es el caso de la UCR, dividida entre el Modeso y el possismo, cuyos principales referentes adelantaron su apoyo al gobernador en la interna que posiblemente lo enfrente a Cristina Fernández de Kirchner, aunque con reservas a la hora de aprobar la ley de emergencia económica. Este último punto es el más controversial, y el que definiría acercamientos en los próximos meses: ni el FAP, ni la Coalición Cívica ni el PRO acompañarán el proyecto. Sin embargo, desde todos los bloques de la oposición surgió mucho interés en la situación de disputa interna, y coinciden en la condena a la “prepotencia de Nación”. A nivel municipal el apoyo explícito también es débil. Luego de su auto-candidatura para 2015, Scioli sólo recibió el apoyo público de Hugo Curto, intendente de Tres de Febrero, y Luis Acuña, de Hurlingham, que sin embargo representan un sector tradicional y de mucho peso en el peronismo bonaerense.Un factor a tener en cuenta en este sentido es la importancia que tiene para los poderes municipales el manejo que el sciolismo tiene en las manos de la policía bonaerense, otro sector de poder que se ha visto sumamente beneficiado en su autogobierno por la gestión de Casal, y que podría ver de mala manera una operación como la que protagonizó Nilda Garré a nivel nacional. En ese ámbito el panorama puede resultar más alentador. Scioli tiene a disposición una serie de personajes que ya no tienen demasiado que perder, con generar alianzas a futuro. En su entorno ya se han hecho acercamientos al ex gobernador de Chubut, Mario Das Neves, el ex ministro kirchnerista Alberto Fernández, e inclusive se habla de su predecesor en la gobernación, Felipe Solá, mientras el macrismo analiza la posibilidad de acercarse a un posible nuevo bloque opositor.
Un bloque a tres patas
El vicegobernador, Gabriel Mariotto, es la punta de lanza del sector oficialista en la provincia. Se trata, sin embargo, de un bloque heterogéneo que cuenta con tres almas principales: un sector más ‘cristinista’, ligado a la estructura del Partido Justicialista de la provincia, con fuerte influencia en los intendentes oficialistas del conurbano, encabezado por la senadora por Florencio Varela, Cristina Fioramonti, esposa de Carlos Kunkel y jefa del bloque del FpV en el senado; otro sector más ligado al desarrollo territorial, coordinado por los mal llamados ex ‘piqueteros K’ -el Movimiento Evita y la Federación Tierra y Vivienda de D’Elía, hoy ‘Miles’-, encabezado por Fernando “el Chino” Navarro; y un tercer sector, representado por los legisladores orgánicos a La Cámpora. Si bien estos bloques funcionan hoy como uno solo, son tres patas con desarrollo y perspectiva política diferente, y capacidades de incisión diferenciadas. El kirchnerismo cuenta hoy con el apoyo incondicional de Nación, un fuerte respaldo de la mayoría de los intendentes y caudillos en la provincia y hasta una sólida mayoría en la representación legislativa. Sin embargo, no cabe duda de que el malestar por la situación de partición crece, y muchos ex socios políticos operan en este bloque con el objetivo de desgastarlo. En la última reunión del bloque de senadores del FpV, sólo se presentaron 10 de los 28 legisladores kirchneristas, un faltazo coordinado por la Juan Domingo que enfureció a Fioramonti. En el conurbano, los intendentes de la primera y tercera sección electoral de la provincia -el 70% del electorado bonaerense- formaron el “Grupo Encuentro”, una formación fuertemente cristinista en la cual llaman la atención sólo ciertas ausencias, como la del intendente de La Matanza, Fernando Espinosa. A este grupo, conformado por 20 jefes municipales, se le suma Darío Díaz Pérez de Lanús, histórico dirigente peronista con gran influencia en el conurbano sur.
A nivel nacional, este grupo recibió el apoyo explícito de Aníbal Fernández y Florencio Randazo, y algunos ya perfilan al ex ministro de agricultura y actual presidente de la Cámara de Diputados de la nación, Julián Dominguez como posible sucesor de Scioli -Dominguez es hombre de la provincia con estrecha vinculación a los intereses del agro, algo que para una provincia cubierta de soja y fuertemente agro-exportadora no sería mal visto-. La disputa principal que se viene pasa por el control del intricado sistema de poder histórico del PJ bonaerense, asentado en el territorio y en los barrios, donde tanto el sciolismo como el ‘cristinismo’ mantienen fuertes influencias clientelares. Ese terreno, donde aún sobreviven viejas estructuras aún fuertes -como la de Duhalde, más cercano a Scioli en este momento-, es probablemente la próxima etapa de la interna, si sobrevive los reveses legislativos y políticos que se perfilan en los próximos días.