Un nuevo capítulo en la novela de tires y aflojes protagonizada por el gobierno nacional y el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano. Negociaciones trabadas en el Ministerio de Trabajo, declaraciones cruzadas y amenazas de paro y movilización como antesala a la discusión de paritarias.
La dureza que fue adoptando el discurso del dirigente gremial en la segunda mitad del año pasado se volcó a la acción hace unas semanas, cuando la empresa Correo del Sur despidió a alrededor de 200 trabajadores. Esto fue consecuencia de la finalización del contrato el 31 de diciembre del año pasado que dicha empresa tenía con Camuzzi Gas del Sur.
Los trabajadores iniciaron un bloqueo a la distribuidora de gas y el día 19 de enero fueron reprimidos por la policía, con un saldo de más de diez heridos, mientras se manifestaban frente a las oficinas de la empresa, cuya sede central está en la provincia de Chubut.
“Resistiremos como lo hicimos en los 90, y no permitiremos que los trabajadores vuelvan a ser la variable de ajuste de ninguna índole política o empresarial” declaró el 20 de enero Pablo Moyano, titular del Sindicato de Choferes de Camiones. De esta forma se marcaba el terreno para la negociación que se abrió a partir de que el ministerio de trabajo dictara la conciliación obligatoria el mismo 19.
En el marco de las negociaciones en el ministerio la situación se fue tensando. El ministro de trabajo, Carlos Tomada, consideró la actuación del gremio de camioneros como un “apriete” y luego aseguró que la conciliación obligatoria estaba vigente por lo que “si declaran un paro será ilegal”. La respuesta no se hizo esperar: “Si no hay solución, habrá paro de toda la actividad del correo, y marchas a Plaza de Mayo y a la Embajada de Italia denunciando que una empresa a de origen italiano quiere precarizar los puestos de trabajo de 200 compañeros” dijo Pablo Moyano antes de ingresar este viernes a una reunión en el ministerio. Pocas horas después se levantaba de la misma sin que esta hubiera finalizado.
Ese mismo día, en un acto realizado en las afueras de Rosario, Hugo Moyano intervino públicamente por primera vez desde el acto en Huracán de fines del año pasado. Allí, en referencia al conflicto vigente, pero también con miras a la discusión de paritarias que se abre en estas semanas, declaró que: “no se vienen momentos simples, no se vienen momentos tan buenos como los hemos vivido” y precisó que “se vienen momentos donde los trabajadores, día a día, nos vamos a tener que poner firmes para defender nuestros derechos”. Aclaró también que la discusión sobre el próximo piso salarial tendrá que tener en cuenta el costo real de vida para los trabajadores, o como lo llamó, el “Indec del supermercado”, haciendo alusión al techo de 18% de aumento que se quiere imponer desde el gobierno. Moyano fue rotundo: “No nos van a asustar. Hemos luchado contra la dictadura, contra la dictadura financiera. Contra todos los gobiernos que quisieron quitarle derecho a los trabajadores. Y lo vamos a seguir haciendo”.
El comienzo de año, siempre marcado por las discusiones paritarias, esta vez tiene aún mayor complejidad, ya que es la primera vez en la era kirchnerista que el dirigente Hugo Moyano y el poderoso sindicato de camioneros que conduce su hijo Pablo aparecen jugando fuerte en la escena, con amenazas de paros y movilizaciones. En este contexto, se dio un acercamiento entre Moyano y el titular la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) no alineada con el gobierno, Pablo Micheli. En los últimos días tanto desde la CTA como desde la CGT han declarado que están iniciando el diálogo para coincidir en una acción unitaria en reclamo por condiciones laborales. No descartan, entre otras medidas, la posibilidad de una movilización conjunta.
En los próximos días probablemente se vaya configurando definitivamente el panorama en el que se llevará adelante la discusión del piso salarial. El objetivo está claro, y los camiones cargados.