Por cuarto día consecutivo jóvenes egipcios desataron fuertes protestas en las calles de todo el país que fueron reprimidas con un saldo de 40 víctimas. A dos años de la caída de Mubarak el país es cada vez más inestable.
Se sabía que las manifestaciones por la conmemoración del segundo aniversario de las revueltas populares que derrocaron el régimen de Hosni Mubarak iban a estar ‘calientes’. Desde los llamados públicos del actual presidente Mohamed Mursi y su partido, los Hermanos Musulmanes, que instaron a todos los egipcios a mantener un comportamiento “civil”, hasta las declaraciones opositoras, que llamaron a “continuar la revolución” contra el actual mandatario, todos sabían que los ánimos iban a estar caldeados. Sin embargo, la continuación de la represión durante cuatro días seguidos, probablemente no estaba en los planes de nadie. Menos aún el saldo provisorio de unos 40 muertos y centenares de heridos.
El gobierno egipcio enfrenta así una crisis de enormes proporciones que se extiende desde la sanción de la nueva constitución, basada en los preceptos de la ley islámica, resistida por laicos y organizaciones de izquierda. La influencia de los Hermanos Musulmanes y su poderío en la reconstrucción del Egipto post-Mubarak, llevaron a fuertes cambios en las estructuras del Estado. El último ejemplo, la sugerencia de condena a la pena de muerte por parte del tribunal del Cairo para 21 de los 73 acusados de causar el fallecimiento de 74 espectadores del partido de fútbol que culminó en tragedia el primero de febrero pasado, en Port Said. Las autoridades judiciales giraron su decisión al Mufti, máxima autoridad religiosa del país, que deberá convalidar la condena.
La llegada de la noticia provocó un rechazo que se expresó en las calles, con choques gravísimos entre jóvenes y policía. Los efectivos entraron disparando a la mezquita de Port Said el sábado, donde se conmemoraba el funeral de las victimas de la represión del día anterior. A partir de allí se desató una ola de violencia que continúa aún hoy, y promete seguir en los próximos días.
El Consejo de Defensa Nacional estaba definiendo la posibilidad de sancionar el toque de queda en todo el territorio nacional. Los 31 muertos de ayer en Port Said -entre los cuales se encuentran los futbolistas Mohamed al Dadui, del club local de la segunda división, Al Marrij, y el antiguo arquero del equipo Al Masry, Tamer al Fahla- se suman a los nueve fallecidos del viernes en Suez e Ismailiya, durante las protestas contra los Hermanos Musulmanes en el segundo aniversario de la caída de Mubarak.
Black Bloc y barras contra Mursi
Jóvenes anarquistas, militantes de izquierda e hinchadas enteras se declararon, la semana pasada, preparados para “combatir la tiranía fascista de los Hermanos Musulmanes” en Egipto. Son en su mayoría los protagonistas de las revueltas populares que en 2011 derrocaron a Mubarak, en uno de los momentos más álgidos de la llamada ‘Primavera Árabe’. Se reconocen en los grupos ‘radicales’ de la izquierda movimentista europea. De allí el nombre elegido, Black Bloc -Bloque Negro-, para su primera aparición pública el pasado jueves. El nombre se debe a los grupos del viejo continente, principalmente alemanes y franceses, que se hicieron conocidos mundialmente por elegir la violencia callejera como forma de protesta, especialmente a partir de la segunda mitad de los ’90.
El Black Bloc egipcio asegura querer “liberar al ser humano, destruir la corrupción y derrocar al tirano”, llamando a luchar contra los Hermanos Musulmanes y sus grupos armados, cuya existencia siempre fue desmentida por el gobierno.
Tarek el Zomor, ex líder de la guerrilla islamista Al Gama al Islamiya llamó a defender el “proyecto islámico” de Mursi contra “estos comunistas, seculares y nasseristas”. En declaraciones a la prensa, Zomor aseguró que “si el presidente es forzado a abandonar el poder por medios ilegítimos, los Hermanos Musulmanes que son conocidos por ser pacíficos tendrán que hacerse a un lado para que los islamistas revolucionarios luchen contra anarquistas y laicos”.
Al Black Bloc se han sumado en las últimas semanas varios exponentes de las hinchadas del fútbol egipcio. Muchos de los ‘barras’ se han politizado en los últimos años, llegando a participar de las manifestaciones contra Mubarak hace dos años, y contra Mursi hoy. Los “verdes” del Al-Masri, club de Port Said al que pertenecen los acusados de la masacre de febrero, se volcaron masivamente hacia la cárcel de la ciudad, el sábado, para intentar liberar sus compañeros, y se encontraron con las balas de plomo de la policía. Ambas hinchadas de aquél fatídico partido, acusan a las fuerzas de seguridad por dejar actuar durante la avalancha que causó la tragedia, y enfurecieron al saber que ninguno de los 9 policías acusados fue sentenciado.