Por Federico Nacif, desde Bolivia. Evo Morales inauguró la planta de cloruro de potasio en Uyuni, primer paso del Plan de Industrialización estatal de los Recursos Evaporíticos. Bolivia se convierte así en el único país del Cono Sur en rechazar las concesiones y fundar una empresa pública.
A casi 40 años de las primeras investigaciones sobre los recursos evaporíticos de los salares del altiplano sur de Bolivia y tras los múltiples intentos de las transnacionales de la industria química durante los años 80 y 90 por acceder a esos recursos, el gobierno logró por primera vez avances materiales concretos. “La planta semi industrial de cloruro de potasio es el inicio del proceso de industrialización de los recursos evaporíticos en Bolivia, le seguirá inmediatamente después el litio” dijo el presidente en el acto de inauguración, destacando que la inversión para la construcción de la planta corresponde exclusivamente a recursos públicos.
La planta semi industrial cuenta con 21 piscinas de evaporación para extraer de la salmuera el cloruro de potasio, con una capacidad productiva de 1000 tn por mes, comenzando con una producción inicial de 200 tn. Utilizado principalmente en la elaboración de fertilizantes, la producción del Uyuni se destinará a satisfacer la demanda interna para luego orientarse al mercado internacional.
Contexto histórico y regional
En las salmueras de los grandes salares del Cono Sur de América Latina se encuentran importantes reservas de recursos evaporíticos, ricos en boro, potasio y litio, que se extraen por medio de procesos de evaporación. Sin embargo, la forma en que se responde a la creciente demanda mundial (sobre todo de carbonato de litio, elemento clave de una nueva generación de baterías eléctricas) es diferente en cada país.
Chile fue el primero en establecer acuerdos con la industria química norteamericana para la exploración y producción de carbonato de litio. En 1975 el gobierno de Pinochet firmó un contrato con la Foote Minerals of America para formar la Sociedad Chilena del Litio. En 1979 se le otorgó un 10% del salar de Atacama, y en 1984 comenzó la producción de carbonato de litio. En 1993 se adjudicaron nuevos contratos de exploración y explotación a la SQM (empresa pública privatizada en 1987). De esta forma, Chile se convirtió, con la segunda reserva mundial calculada en 3 millones de tn, en el principal exportador mundial de litio. Finalmente, el 12 de junio pasado el gobierno chileno eliminó la última barrera proteccionista, iniciando un proceso de licitación para los Contratos Especiales de Operación del Litio (CEOL) a cambio de un royalty mensual equivalente al 7% de las ventas netas de la empresa contratista.
En Argentina el debate sobre los recursos evaporíticos aún no cobró dimensión nacional. En 1987 la provincia de Catamarca licitó su Salar del Hombre Muerto (considerado parte de la tercera reserva de litio a nivel mundial), y comenzó las negociaciones con la Lithium Corporation of America, quien en 1993 decidió radicarse definitivamente en la Argentina. Por un lado, porque ese año se frustró su estrategia principal de desembarcar en el Salar de Uyuni de Bolivia; por otro, porque también ese mismo año se sanciona la Ley de Inversiones Mineras (N° 24.196) que garantiza amplias facilidades arancelarias, desgravación impositiva, estabilidad fiscal por 30 años y limitadas regalías provinciales.
En 1998 la empresa Minera del Altiplano SA, subsidiaria de FMC Lithium, comienza la producción comercial de litio convirtiéndose en uno de los principales exportadores a nivel mundial. En la actualidad, Catamarca, Salta y Jujuy concentran más de 10 proyectos en instalación para desarrollar distintos componentes de litio, potasio y boro. La Argentina pasó a ser el principal destino de las inversiones en exploración de reservas de litio para exportación, en muchos casos directamente vinculadas a las automotrices desarrolladoras de vehículos eléctricos como Toyota, Mitsubishi y la francesa Bolloré.
En Bolivia, finalmente, dueña de la principal reserva mundial de litio, todos los intentos por concesionar las salmueras del salar de Uyuni durante los años 80 y 90 fueron rechazados por movilizaciones sociales y diversos cuestionamientos públicos. En noviembre de 1993 la norteamericana FMC Lithco decide renunciar al contrato firmado con el gobierno boliviano y migrar su proyecto extractivo al Salar del Hombre Muerto, en Catamarca. Sin embargo, con la llegada al gobierno del indígena y dirigente campesino Evo Morales del Movimiento Al Socialismo (MAS) en 2006, la Federación Regional Única de Trabajadores Campesinos del Sudoeste Potosino (FRUTCAS) elevó una propuesta de industrialización estatal de los recursos evaporíticos del Salar de Uyuni. Desde 2008, se avanza con un plan de industrialización a cargo de la estatal Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) que contempla a mediano plazo la producción de carbonato de litio y cloruro de potasio y a largo plazo la producción de baterías de ion-litio.
Bolivia se convierte así en el único país del Cono Sur en rechazar las presiones de las transnacionales de la industria química por acceder al control de los salares, e iniciar un proceso soberano de industrialización de sus recursos evaporíticos en función de las propias demandas y necesidades de las comunidades.