Por Gustavo Fidani Cabana y Matías Figal. Este 11 de julio se cumplen 18 años del genocidio cometido en Srebenica, en Bosnia y Herzegovina. En la guerra desatada tras la desintegración de Yugoslavia, tropas serbobosnias ocuparon la ciudad y asesinaron a más de 8 mil habitantes. En 2004 el Tribunal Penal para la Ex Yugoslavia (TPIY) y en 2007 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) confirmaron jurídicamente el genocidio.
En el marco del proceso de desintegración de la República Federal Socialista de Yugoslavia, y con el ascenso de líderes nacionalistas en algunas de las repúblicas, declararon su independencia de la federación, Eslovenia y Croacia en junio de 1991, sumándose Bosnia y Herzegovina en abril de 1992. Sin embargo el Ejército Federal Yugoslavo, dominado por nacionalistas serbios, invadió primero Eslovenia, pero se retiró rápidamente. En Croacia y en Bosnia y Herzegovina en cambio, donde existen regiones con gran cantidad de serbios, comenzó una guerra. La política nacionalista serbia, encabezada por Slobodan Milosevic, sostenía que todos los serbios merecían vivir bajo un mismo estado.
En 1995, Srebrenica contaba con 36 mil habitantes, de los cuales 27 mil eran bosnios (en su mayoría de religión musulmana) y 8 mil serbios. Desde 1993 la zona se encontraba “asegurada” por la presencia de la Fuerza de Protección de la ONU (UNPROFOR). Sin embargo, era reclamada por los líderes de las zonas con mayoría serbia. Finalmente, las tropas serbobosnias de Ratko Mladic, apoyadas por organizaciones de paramilitares serbios, tomaron la ciudad ante la pasividad de los 300 soldados holandeses de la ONU.
Si bien estos no tenían orden de atacar, no intentaron ninguna reacción. El año pasado, en el marco del juicio a Mladic, un oficial holandés declaró que habían sido amenazados por el general serbobosnio. Cabe aclarar que el comandante del batallón, Thom Karremans, había declarado en 1996 al TPIY que no había visto ni muertos ni deportados. Y es interesante consignar que en 2002, ante un informe del Instituto holandés para la Documentación de la Guerra, el gobierno de centro izquierda de la época aceptó la responsabilidad moral de lo acontecido.
En los días siguientes a la toma de la ciudad, las tropas serbobosnias procedieron a separar a los hombres y a las mujeres bosnias, y finalmente asesinaron, como mínimo, a ocho mil varones de entre 8 y 80 años, en la mayor masacre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. En realidad, el número de víctimas puede haber sido mucho mayor, ya que hay una cantidad desconocida de desaparecidos.
En los últimos años se fueron efectuando reconocimientos de las identidades de las víctimas, a medida que se fueron hallando cuerpos en diversas fosas comunes. Por otro lado, muchos murieron o fueron asesinados al tratar de huir a zonas más seguras, como la mayoría de los 10 mil ciudadanos que integraron la llamada Marcha de la Muerte, en la que recorrieron más de 120 kilómetros con escasos víveres y sufriendo emboscadas.
Es así que finalmente en el año 2007 la CIJ ratificó el fallo del 2004 del TPIY, afirmando que en Srebrenica había acontecido un genocidio. Sin embargo, la Corte desestimó el pedido del gobierno bosnio de responsabilizar a Serbia (en ese entonces integraba la República Federal Yugoslava, junto a Montenegro) por lo ocurrido, siendo responsable solamente de no haber prevenido el genocidio.
En la actualidad tanto Ratko Mladic, como Radovan Karadzic, quien fue presidente la RS entre 1992 y 1996, están siendo juzgados en el TPIY. Este Tribunal recientemente fue puesto en jaque por uno de sus jueces, el danés Frederik Harhoff. En una carta que escribió a conocidos, y que fue divulgada por un periódico de Dinamarca, Harhoff acusa al presidente del Tribunal, Theodor Meron, de buscar absolver a los altos cargos militares acusados por la fiscalía. Así, dos oficiales (Ante Gotovina, ex general croata y Momcilo Perisic, ex general serbio) que habían sido juzgados y condenados a largas penas en 2011, fueron liberados tras la apelación.
Actualmente, la población de Srebrenica se halla dividida en una cantidad similar de bosnios y serbios. Tras los acuerdos de Dayton, con los cuales finalizó la guerra, quedó integrando la República Srpska, una de las dos entidades políticas, la de mayoría serbia, en que se divide Bosnia y Herzegovina; la otra es la bosniocroata Federación de Bosnia Herzegovina (FBH). Esto trae consecuencias cuanto menos insólitas. Así, la República Srspka no reconoce el genocidio, por lo cual el 11 de julio no es un día de luto, como sí ocurre en la FBH. Un sobreviviente describió crudamente la situación: “¿Cómo puedes coexistir con gente que piensa que lo que ocurrió en Srebrenica fue un acto heroico?”.
En mayo de este año, el presidente serbio Tomislav Nikolic pidió perdón en un medio bosnio por los crímenes en Srebrenica, admitiendo incluso que ocurrió un genocidio. Sucede que para ingresar a la Unión Europea, Serbia debe solucionar las relaciones con sus vecinos. Es por esto que Munira Subasic, presidenta de la asociación de las madres de Srebrenica, ha declarado a la agencia France Presse que no cree en la sinceridad de las palabras de Nikolic.
A 18 años de los sucesos, es evidente que todavía sigue existiendo un largo camino por recorrer para los bosnios de Srebrenica, mientras recuerdan una vez más a las víctimas.