Por Leonardo Candiano. La familia Carabajal es sinónimo de folklore desde hace más de cuatro décadas. El próximo 30 de abril, gran parte de ellos se juntarán para un nuevo Carabajalazo. Musha, Kali y Cuti charlaron con Marcha sobre el futuro espectáculo, el presente del folklore y el recorrido de la familia.
La sede del SADEM -Sindicato argentino de músicos- es el lugar elegido para el encuentro. Musha y Kali Carabajal, históricos referentes del grupo Los Carabajal, más Cuti, perteneciente al dúo Cuti y Roberto y con pasado en Los Carabajal y en Los Manseros Santiagueños, nos esperan para un extenso diálogo en el que recorrimos no solamente los pormenores del inminente Carabajalazo -show en el que Los Carabajal, Cuti, Roberto y Graciela Carabajal unirán sus voces y guitarras el próximo 30 de abril a las 21:30 horas en el Teatro Ópera de la ciudad de Buenos Aires (Corrientes 860)-, sino también el presente de la música popular argentina y el fenómeno cultural tras la familia. Aquí la primera parte de la charla.
Cuéntennos un poco qué es el Carabajalazo, este encuentro familiar que van a presentar el 30 de abril en el Ópera
Musha: El Carabajalazo es una propuesta que nosotros reiteramos después de haberlo hecho en el Luna Park hace un par de años atrás, donde estaban personajes emblemáticos dentro de la familia y de la cultura de Santiago del Estero, caso Carlos Carabajal, caso Carlos Saavedra. Esa idea la retomamos ahora, primero porque grabamos un disco de estudio entre distintos grupos de la familia -en la oportunidad del Luna Park se grabó en vivo-, y entonces salimos por todo el país para mostrar esta forma de vida que tiene la familia Carabajal, con canciones nuevas, porque también queremos que se renueve el repertorio.
En esta oportunidad vamos a estar el grupo Los Carabajal, que integramos Kali, yo, Walter y Blas, van a estar Cuti y Roberto y va a estar Graciela Carabajal. Esa es la estructura que se va a presentar en el Teatro Ópera, y que es la que grabó el disco.
¿Cómo va a estar armado el espectáculo?
Musha: Lo vamos a segmentar en cuatro partes para mostrar la grabación del disco en conjunto y también la ductilidad de la familia, porque dentro de la familia hay grupos, hay dúos, hay solistas. Esa parte también la vamos a abordar como muestra de lo que estamos desarrollando, porque si bien funcionamos en este momento como conjunto, no descuidamos la carrera que cada uno tiene. Esa parte la vamos a poner dentro de un segmento.
Entonces un segmento va a ser el disco hecho entre todos, otro donde vamos a dejar lugar a cada uno de los que tenemos nuestras propias carreras. En otro segmento vamos a recurrir a la memoria, al sentimiento de lo que es recordar a personajes de la familia, como el caso de la abuela, como el caso de Agustín Carabajal, que es el creador del grupo Los Carabajal, el conjunto madre, también a Carlos Carabajal como uno de los referentes fuertes de la composición y de lo que la familia canta. Queremos hacer un recorrido por esa memoria y agradecerles a ellos, porque gracias a ellos nosotros podemos hoy subir a un escenario como el del Teatro Ópera y mostrar una historia que es sencilla, que tiene sentimiento y mensaje, y que está lejos de lo que son las banalidades y de buscar más tecnología que contenido.
Después, vamos a finalizar en el cuarto segmento con algo muy característico de lo que es Santiago del Estero, los patios santiagueños, un patio imaginario donde hay bailarines, cantores, músicos, para terminar el espectáculo con la participación de todos los que quieran bailar, cantar y manifestarse.
¿Cómo ven ustedes, como parte del fenómeno de los Carabajal, estos más de 40 años arriba de los escenarios con total vigencia? ¿A qué atribuyen que a pesar del paso del tiempo y la aparición de nuevos valores, sigan teniendo la llegada que tienen?
Kali: A que el mensaje lo vamos actualizando nosotros también. Antes hacíamos un mensaje más regionalizado, al rancho, al patio, al algarrobo, que son paisajes en los que nos hemos criado, con el aroma a empanada. De ahí viene la raíz, pero consideramos que a partir de ahí tiene que surgir una poesía más universal. Nuestra intención fue siempre que la gente de cualquier lado del país pueda identificarse con el mensaje de los Carabajal. Nos adaptamos a los tiempos que uno va viviendo, las generaciones van pasando y cada generación es un desafío para nosotros, de prestarles el interés y el sentimiento por la música folklórica.
Casi todos los Carabajal pasaron por el grupo Los Carabajal, que funciona como el potrero donde la familia se forma, ¿eso fue pensado así o se dio de manera natural?
Musha: Ha sido la plataforma, sí.
Kali: Nosotros mismos venimos de otra plataforma, nuestros abuelos han creado la magia de todo esto y nos la han transmitido a nosotros. El Carabajalazo va a ser eso, mostrar las vivencias y la magia que existe en ese patio en el que nuestros abuelos se reunían con otros grandes músicos y de lo cual hemos sido testigos cuando éramos chicos. Desde ahí viene la magia que nos contagia y la que nosotros tratamos de contagiar a las nuevas generaciones de la familia, porque son tradiciones y sentimientos muy fuertes.
Cuti: Es así. Hay hermanos de mi papá que eran músicos también, pero no profesionalmente, inclusive eran muy tímidos con eso, uno iba a visitarlos, escuchaba que estaban tocando la guitarra solitos con su mujer, y cuando nos veían la escondían y dejaban de tocar. Pero la guitarra en nosotros empezó por ahí, estuvo siempre, por nuestros padres y por nuestros tíos, por Héctor, por Enrique, por Carlos, por Agustín. La música empezó en ellos. Nosotros somos continuadores.
¿Cuántos son los Carabajal que hoy están dedicados a la música?
Musha: Cerca de 25, 30 familiares. Lo que pasa es que algunos tenemos muchos años ya. Hay cinco referentes, Kali, Cuti, yo, Roberto y Peteco. Después de nosotros ya vienen nuevas generaciones, como Roxana, Graciela, Demi, Camilo, Roberto, Walter, Blas. Cada uno tiene a su vez parte de la familia integrando su propio grupo. Después hay otros que están en sus primeros intentos, con producciones propias o saliendo a tocar. Somos varios. A nosotros nos pasa que vamos a tocar por ejemplo a Río Colorado y nos dicen, “hace una semana anduvo un Carabajal tocando por acá” y no sabemos cuál puede ser, y resulta que era uno de los chicos. Lo mismo en otros lados. Siempre hay un Carabajal dando vueltas.
Es como una vuelta el Carabajalazo, ¿no? Por esto que señalan de que todos suelen tener en sus grupos a familiares que luego comienzan sus carreras solistas. El Carabajalazo es la excusa que los vuelve a reunir…
Musha: Puede ser, sí. Pasa en la familia que las nuevas generaciones no tienen pánico escénico. Una de las muestras, la más reciente, es la del hijo de Peteco, Benicio, que es una criatura de 6, 7 años y sube el escenario y toca muy bien el bombo para la edad que tiene. Él hace ritmo y repique. Peteco no lo sube porque es su hijo nada más, no lo sube porque es chico y así llama la atención, lo sube porque tiene pasta, y esa es una muestra de que los chicos, al tener referentes, los quieren imitar y se desarrollan en un ámbito que los lleva a este camino. Es natural para los chicos de la familia tocar y cantar en público. Por eso no se terminan los Carabajal cantores y músicos, es como que es el gen de la familia.