Por Juan Manuel De Stefano. Charly pudo plasmar en su juego el sacrificio que sembró en toda su carrera. Había ganado 14 Challengers, siendo el argentino más ganador en en ese rubro.
En el deporte como en la vida, nunca es tarde. Y Carlos Berlocq a sus 30 años, logró su primer título ATP al vencer al español Fernando Verdasco en la final de Bastad, en polvo de ladrillo. Suecia fue testigo del mejor tenis del oriundo de Chascomús. Pero esta historia no comienza en aquel país. La resurrección y el disparador de éste presente glorioso comienza en la Copa Davis, más precisamente el 1 de febrero de 2013. Ese día se enfrentó al alemán Kohlschreiber y le dio el triunfo al equipo argentino con un juego veloz y de gran precisión. Ni el abandono de su oponente en el quinto set empañó una victoria notable.
El festejo llegó, por fin, para un luchador incansable, “un laburante del tenis” y una persona humilde y con valores que van más allá de lo que ocurre en la cancha. Sin lugar a dudas, hay un antes y un después en la carrera de Berlocq. Lo marcó, le dejó huellas imborrables. Fue un inyección notable de animo y de buen tenis. El rendimiento de Charly empezó a subir a paso firme. La confianza empezó a brotar y así, casi naturalmente, llegaron los triunfos. Luego de ese triunfo, pareció sacarse un peso de encima y mejoró en todo; su saque es más efectivo y lastima a los rivales, el revés se convirtió en uno de sus mejores golpes y su juego se elevó a niveles insospechados. El cambio radicó y se vio plasmado en su cabeza. Ya no más sentimientos negativos e ideas que no aportaban nada a la causa.
El Berlocq de hoy se siente totalmente capacitado para luchar palmo a palmo frente a todos. Siendo el mismo pero distinto. El mismo por su humildad, don de gente y ganas de triunfar. Diferente en cuanto a su juego, más agresivo y lleno de variantes para apurar y provocar el error del oponente de turno.
En esta oportunidad, su víctima fue el español Verdasco a quien venció en sets corridos por 7-5 y 6-1 con un rendimiento fantástico. Charly llegó, además, a la final del dobles en la que con su compañero, el español Albert Ramos no pudieron vencer al estadounidense Nicholas Monroe y el alemán Simon Stadler, quienes se impusieron por 6-2, 3-6 y 10-3, en un partido dramático y muy atractivo.
Luego del encuentro, el argentino declaró: “Esto es un sueño cumplido de toda la vida. Gracias a mi familia y a todo mi equipo, que me ayudaron para que siga adelante en los momentos difíciles”, aseguró. Luego, llegó el momento del agradecimiento a los organizadores del torneo:“ojalá que vuelva el año próximo y me sigan tratando de esta manera”. La alegría y el sabor inequívoco del deber cumplido, hicieron que Berlocq se mostrará eufórico y muy esperanzado en lo que vendrá. Y lo que viene es la Davis, nada más y nada menos. La competición que decretó el crecimiento y la resurrección de un tenista plagado de sufrimiento y pasión por lo que hace. Pero para eso ya habrá tiempo, ahora es momento de disfrutar. ¿O no, Charly?