Por Juan Manuel De Stefano. El equipo de Miguel Ángel Russo le ganó 3 a 0 a Gimnasia de Jujuy y retornó a Primera. Fue de menor a mayor y terminó arrasando a sus rivales.
Partido clave ante Defensa y Justicia en Varela. Coniglio a 4 minutos de terminar el primer tiempo le daba el triunfo a Rosario Central. Hasta ese partido el equipo estaba en formación y no hacía pie. Pero en todas las historias hay momentos de quiebre y para Russo y su equipo se dio ante Defensa y Justicia. Venía de 5 partidos sin ganar y el triunfo por 1 a 0 fue el partido bisagra de la campaña. Tuvieron que pasar 3 años para que Rosario Central vuelva al lugar que merece, por su rica historia, por su gente y por su enorme aporte al futbol argentino.
Y como no podía ser de otra manera y haciéndole honor a una gran campaña fue con un triunfo por 3 a 0 ante Gimnasia de Jujuy con 3 goles de Javier Toledo. Ahora sí, se podrá guardar en la memoria aquel partido fatídico ante All Boys en el Gigante de Arroyito que decretó que vuelva a jugar en la segunda división. Fue la cuarta oportunidad en que Central descendió (1941, 1950, 1984 y 2010) pero nunca sufrió tanto para volver a ser. En las tres ocasiones anteriores, volvió a Primera inmediatamente como consecuencia de grandes campañas y de vueltas olímpicas anticipadas.
El recordado equipo de la temporada 1985 dio cátedra de futbol en todas las canchas y rompió records de todo tipo. La gente -como siempre- acompaño al equipo, inclusive llevó más gente que en la Primera A. Se consagró cinco fechas antes del final; le sacó once puntos de ventaja a San Miguel; fue el equipo que más partidos ganó y el que menos perdió; fue también el más goleador y el menos goleado. Aquel gran equipo con nombres de notable jerarquía como: Fossatti, Balbis, Serrizuela, Palma, Cornaglia, Raúl Chaparro, Scalise, Eduardo Delgado, Sperandío, Hernán Díaz, Saturno, Wolheim y Lanzidei, sorprendió con un futbol de alto vuelo. Y es el único (hasta la actualidad) que luego de ascender de categoría se consagró campeón en su primera campaña. Fue la vuelta de un gigante dormido que realmente volvió con más fuerza.
Pero el último descenso marcó otra historia totalmente distinta. Al club le costó muchísimo volver y en una ciudad como Rosario, las cargadas del clásico rival y las frustraciones propias se hacían sentir. Incluso hasta tuvo la mala suerte de convivir con River en la segunda división y estar al borde de ascender bajo la dirección técnica de Juan Antonio Pizzi pero en la Promoción no pudo con San Martin de San Juan y se quedó en la B.
El desembarco de Miguel Ángel Russo encendió la ilusión de los hinchas que lo tienen como un referente de la institución. Su reputación y los 3 ascensos en su haber (dos con Lanús y uno con Estudiantes) hacían pensar en que era el indicado para devolver a Central a la máxima categoría. Era su cuarta etapa en el club y las expectativas subían a pasos agigantados. “De mi parte sólo puedo decir que estoy contento. Es lo que siento cada vez que sé que voy a dirigir a Central”, comentó al asumir.
Pero el equipo no comenzó de la mejor manera, tenía muchos altibajos y hasta se llegó a decir que el entrenador sería cesanteado. Pero llegó el citado encuentro ante Defensa y Justicia y el equipo comenzó a mostrar lo que insinuaba en los nombres y en la propuesta del entrenador. Y de la mano de ese triunfo la histórica marca de 12 partidos consecutivos ganados, racha que se cortó ante Olimpo en el Gigante con un 2 a 2 pero con la certeza de que el andar del equipo era el indicado.
La solidez y la tranquilidad que le dio Caranta al equipo se empezó a notar. Volvió a demostrar las actuaciones que se le conocieron en Instituto y en el Boca modelo 2007 que ganó la Copa Libertadores con Russo de técnico. Las prestaciones de Ferrari, Jesús Méndez, Encina y Lagos fueron determinantes como en sus mejores épocas y la aparición de valores notables como Domínguez, Carrizo y Delgado acompañaron a los más grandes. Toledo se comenzó a convertir en el numero 9 de Russo y pagó con creces la confianza del técnico. El paraguayo Néstor Bareiro fue importante ya que se incorporó en la segunda parte del torneo e hizo goles importantes y le dio un desahogo importante aguantando la pelota y descargando para la llegada de los volantes.
El encuentro ante los jujeños fue casi un trámite para un Rosario Central totalmente asentado y confiado en sus posibilidades. Por eso la alegría que se vivió una vez terminado el encuentro no sorprendió a nadie. Por eso el desahogo y las palabras del entrenador: “Esto recién es el inicio de algo muy importante. Sufrimos mucho, pero llegamos. Ahora hay que seguir y mantenerse”, comentó el entrenador con lagrimas en sus ojos.
Además, Russo apreció el hecho de haber logrado el objetivo cuatro fechas antes de la finalización del certamen y celebró la racha que consiguieron, de doce victorias consecutivas. “Vamos a ir por el campeonato. Central es un club grande, queremos estar arriba y buscamos lo mejor”, señaló Russo de cara a lo que vendrá. El sufrimiento y la tristeza le dejaron lugar a la esperanza y a la señal inequívoca del deber cumplido. El peso de 3 años de fracasos recayó sobre un grupo de jugadores que cargaron la mochila y se hicieron responsables en un momento crucial para la historia del club.
El carácter expuesto y el juego atildado hacen pensar en que la base del equipo se mantendrá para encarar la Primera División. Con algunos retoques de jerarquía y de nombre este equipo puede afianzarse en la A. Con Miguel Russo a la cabeza, el proyecto debe ser buscar la consolidación en la categoría y seguir apostando a las inferiores. El famoso proyecto a largo plazo se debería hacer realidad. Ya está, terminó el sufrimiento. Pero al momento de los festejos nadie deberá olvidar aquel encuentro ante Defensa y Justicia que marcó el futuro de un equipo que estaba al borde del abismo.