Marcha entrevistó a Claudio Lozano, diputado nacional por el Frente Amplio Progresista, quien analizó el impacto de la crisis mundial, la caída de los mercados europeos y los precios de los commodities en un contexto de desaceleración de la economía nacional.
El diputado nacional expresó su punto de vista sobre un contexto en el que es necesario aplicar políticas específicas para poder sobrellevar los efectos de la crisis mundial en suelo argentino.
¿En este contexto de crisis internacional, en qué situación nos encontramos?
Estamos en una etapa donde en la Argentina pasamos de un crecimiento acelerado a una etapa de estancamiento. Más allá de esto, en términos de coyuntura hubo una serie de medidas, tomadas por el gobierno nacional desde diciembre del año pasado en adelante, vinculadas al fenómeno cambiario, ligadas centralmente a tratar de ahorrar dólares de manera tal de disponer de divisas para afrontar vencimientos de deuda muy significativos. Tenemos que pagar aproximadamente unos 12 mil millones de dólares de deuda pública, lo cual es un primer indicador que muestra que en la práctica tenemos un nivel de amortización y de pago de intereses no menores para una economía que se ha endeudado.
¿Cuáles es el efecto de esas medidas sobre la economía?
En primer lugar, el ahorro de divisas por distintos mecanismos implicó frenar importaciones, cerrar o limitar las operaciones en divisas en el mercado inmobiliario, lo que contribuyó a que esta suerte de “estancamiento” que se vivía, como cambio de etapa estructural, se haya transformado en la aparición de signos recesivos, que se expresan también en pérdidas de puestos de trabajo en los últimos seis meses. Se han perdido aproximadamente unos 228 mil puestos de trabajo, respecto de los que se tuvieron hasta el tercer trimestre del 2011. Por lo cual uno puede decir que se ingresó en una suerte de recesión. Igualmente, pensamos que el estancamiento va tener una forma de serrucho, con crecimientos y caídas muy leves, pero siempre sobre una onda de estancamiento estructural, fruto de que en la Argentina no se ha puesto en marcha una estrategia que permita que el Estado recupere la capacidad de orientar el excedente, para transformarlo en inversión.
En este caso ¿estarías hablando de una falta de inversión mientras la economía crecía?
La razón de la recesión, más allá de los cambios en la economía mundial, tiene que ver con un tema fundamental: no se ha observado un proceso de fuerte expansión de la economía, a pesar de las significativas ganancias obtenidas por los principales actores económicos de este país. Los niveles de inversión no acompañaron la evolución del crecimiento, es decir, se creció a tasa china, pero la inversión no tuvo ese crecimiento. En la Argentina, la inversión se ubica en el orden del 24% sobre el producto, cuando en China es del 47% y en India del 37%. Además, sobre este porcentaje 7 de cada 10 pesos están expresados en ladrillos y transporte. Es decir, la parte correspondiente al capital productivo, la ampliación productiva real de la Argentina no representa más de 3 de cada 10 pesos de inversión. Hay un desajuste en la economía y en la inversión. Y lo que está en discusión es la lógica según la cual invierten los capitales más importantes de la economía argentina, que son dominantemente grupos extranjeros y en menor medida grupos locales.
¿Cómo aparece el factor externo en este contexto económico recesivo?
En el momento actual, el efecto que produce la crisis mundial, en términos de impacto de coyuntura tiene un tinte relativamente beneficioso, porque en la práctica estamos teniendo un efecto de precios sobre un producto tan central sobre para las exportaciones argentinas, como es la soja, en donde se encuentran precios muy importantes. Consecuentemente, uno podría decir que en términos coyunturales la crisis mundial no está complejizando el impacto de la vida del país. Porque en un contexto donde la Argentina necesita divisas y su principal producto de exportación es la soja y el precio fundamental de ese producto está en las nubes, parece algo bueno.
¿Cuál es el mayor problema de esta dependencia en el modelo sojero?
A largo plazo se está favoreciendo que el país se especialice en un proceso de sojización extrema que en cierta manera delimita en términos estructurales. El precio de la soja es altamente favorable, el problema se genera por otros lados. El impacto negativo se da por el lado del balance energético, en realidad estamos pagando el precio de la depredación carburífera de los últimos 20 años.
¿Y cómo afecta al país la crisis en países como Brasil?
Un Brasil que crezca de manera lenta es -indudablemente- un defecto que debilita la posible recuperación de la demanda sobre la producción argentina y, sobre todo, sobre ciertos segmentos de producción industrial. Concretamente, el sector automotriz, que ha tenido un papel importante en el último tiempo, está muy asociado a la situación de la economía brasileña. Por lo tanto, los efectos benéficos que la soja -como resultante que la crisis mundial produce en el sector externo de la Argentina- se van a ver compensados con un efecto negativo, que tiene que ver con el menor crecimiento de la economía brasileña, habida cuenta de las limitaciones que presenta la demanda mundial en el contexto de la crisis europea.
¿Qué papel tiene que tomar el Estado para poder solucionar estas cuestiones que describís?
Yo creo que el problema acá es que hay que modificar el criterio con el que se ha venido dando la estrategia de intervención estatal y gubernamental; donde dominantemente la intervención estuvo asociada a sostener demanda, básicamente, sobre las pautas salariales jubilatorias o de políticas sociales, que hay que mantenerlas, pero se necesita aquí una estrategia donde se pueda colocar al Estado como expresión del interés público en el centro del proceso de inversión. Esto implica, primero, revisión en serio del proceso privatizador. No alcanza con el 51% de YPF. Hay que discutir el conjunto del sector hidrocarburífero. Me refiero con esto al conjunto de las empresas que operan en el sector. En ese sentido creemos que esto es una clave importante. Hay que discutir el tema de cómo se puede apalancar un proceso de inversión en el contexto de estancamiento.