Por Andrea Sosa Alfonzo. Marcha dialogó* con Alberto Santillán y Vanina Kosteki. Condena y justicia social, juventud y política, la continuidad de la lucha y la reivindicación de las figuras de Darío y Maxi a través del tiempo.
¿Qué sintieron en el momento en que Fanchiotti y Acosta fueron condenados?
Alberto Santillán (AS): Primero pensé que no únicamente debían ser condenados ellos dos, sino que son varios los participantes de esto y hacia arriba, pero también no dejo de decir que fue un logro. Y al mismo tiempo, pienso que nos dieron a los cobardes que mataron a Darío y Maxi y nos dijeron: Bueno acá tenemos a estos pelotudos, los políticos no. Entonces por eso a diez años, todavía estamos señalando a los responsables. La justicia es una para los pobres y una distinta para los ricos, los poderosos y los políticos.
Vanina Kosteki (VK): Nosotros queremos justicia en serio, en un tribunal, con un juzgado, con un juez, que realmente represente al pueblo y que dicte una condena. Pero nosotros seguimos, nos subimos año a año al Puente y seguimos pidiendo juicio y castigo a los responsables, le seguimos diciendo al gobierno que sus derechos humanos no son reales, seguimos demostrando que la lucha se da en la calle, no en casa llorando.
¿Por qué el gobierno kirchnerista no permite el avance y la condena a los responsables políticos?
VK: Porque lo tiene a Aníbal Fernandez (Ex Secretario General de la presidencia de Duhalde) en el gobierno, porque lo tenía a Soria (Carlos, Ex Director de la SIDE), porque en su momento lo tuvo a Solá (Felipe, Ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires), porque tuvo a Juan José Álvarez (Ex Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de Nación, responsable del operativo). Porque de una u otra manera fue Duhalde quién los puso donde están hoy, fue la muerte de Maxi y Darío la que los puso donde están hoy. Ellos no van a entregar la cabeza de los responsables políticos.
AS: Siempre recuerdo que Dari decía que no pasa por cambiar de presidente, sino que los que tenemos que cambiar somos nosotros. Es más de lo mismo. Hay que resaltar la implicancia de la juventud, una juventud seria y comprometida que sepa lo que es meter los pies en el barro y no una juventud de escritorio. Ahí puede aparecer un cambio, pero la revolución es subterránea. Hay que apostar a los jóvenes, a la lucha, a ideas nuevas, al compromiso y a la solidaridad.
¿Qué lectura hacen viendo que el kirchnerismo se adjudica el ingreso de los jóvenes a la política cuando hace diez años atrás Dario y Maxi dejaron su vida en la lucha popular?
AS: Yo no digo que no haya un cuadro que tenga ideas, pero no veo que sea un cambio. Pienso ¿cuáles son los valores de esa juventud? Enquistados en el poder por portación de apellido, festejando los discursos de la presidenta. Hay algo demoníaco de parte del gobierno, que es usar a los padres y familiares de los caídos. Dándoles supuestos cargos con la consigna de callarse la boca. Una de las cosas para crear la Comisión en aquél momento y que nunca se dio fue “Se bajan del Puente”. Luego, los ofrecimientos de todo tipo. Por eso me quedo con la plaqueta que hicieron los compañeros de Zanón.
Y en este sentido, ¿cuál es el ejemplo que ellos dejaron a la juventud de hoy?
AS: En el caso particular de Darío a pesar de que tenía 21 años, desde los 16 que militaba. Llevó hasta la última instancia lo que él creía y decía. En su vida él ha renunciado a las comodidades que le puede dar un laburante, a estar en su pieza, a su videocasetera, dejó todo y se fue a estar en el lugar que él consideraba que tenía que estar. Carente de toda comodidad, donde en invierno te cagabas de frío y en verano de calor, donde no había agua potable. En eso sostengo que ha sido libre. A veces me preguntan si estaba en contra de lo que estaba haciendo, jamás le dije que no.
La instancia de Avellaneda de estar al lado de Maxi, eso es lo más digno. Sabiendo lo que podía llegar a pasar, siendo consciente de que lo podían matar, se quedó, únicamente sosteniendo la mano de Maxi. El más claro ejemplo de ser digno y ser íntegro, fue ése; estar al lado de quien se estaba yendo para que no muera solo, para que sepa que tiene un compañero al lado tomándole la mano. Eso es ser digno.
VK: Maxi fue al acto del 1° de mayo y fue al Puente Pueyrredón. Se encontró en el tren a los compañeros y se sintió igual que ellos, no se sintió discriminado por ser un hippie que andaba con sus pelos de colores, con sus rastas, con su facha de impresentable como le decía mi mamá. Cuando se encontró con los compañeros se sintió identificado porque se sentía parte de una sociedad que buscaba otro camino, otra forma de ver la vida. Porque las organizaciones en ese momento lo que te daban era tu lugar, identificarte, saber quién sos, saber para qupe lado querías ir. Y entonces me pregunto: los grandes jóvenes de La Cámpora, ¿qué ven? Maxi con las organizaciones se vio reflejado en qué quería y hacia donde quería ir con su vida. Mientras nosotros tengamos los ojos vendados y no sepamos qué es lo que queremos, podemos seguir viviendo así como estamos. El tema es saber, y eso es lo que nosotros queremnos mostrar también: diez años después, que se saquen esa venda y vean quién es quién. Queremos justicia. Queremos sacarle la careta al gobierno que apaña a los responsables poltíticos. Queremos sacarle la careta a la Justicia que no hace justicia, porque los asesinos siguen sueltos.
Hace poco menos de un mes la presidenta Cristina F de Kirchner con motivo de informar por cadena nacional la promulgación de la ley de expropiación de YPF, se refirió al movimiento piquetero como “patrullas perdidas”.
AS: Es algo común en ella. Ahora si la diferencia está en menospreciar a los movimientos que están en contra de la posición del gobierno, quisiera saber qué piensa de los alcahuetes de turno que tiene bajo el ala, seguramente ellos no son cosas perdidas porque tienen un valor para ella. Nosotros sabemos bien que por más que ella no quiera que estén más los movimientos sociales, que en este sentido se mantuvieron siempre del mismo lado que estuvieron, no tiene valor lo que puede llegar a decir. Todo lo contrario, hace un efecto bajo el cual los movimientos se hacen más fuertes.
VK: Nos tiene como los grandes enemigos de lo que quiere hacer este gobierno. Pero las organizaciones sociales tenemos una forma de hablar y llegar a los compañeros, de explicarles a qué van y por qué van a una movilización. No les compramos el alma, no les damos una bolsa de mercadería, un televisor o un par de chapas para la casa. Les damos las armas para que se defiendan, les damos las palabras justas y necesarias para que sepan cuales son sus derechos.
* Segunda parte de la entrevista completa a Alberto Santillán y Vanina Kosteki, publicada en fragmento en el Cuaderno Número 1 de Marcha “Huellas y voces del Puente”