Silvio Berlusconi concentró a sus militantes en Roma, donde protestó contra el poder judicial que lo condenó el jueves pasado por fraude fiscal. Por primera vez la justicia italiana dictó una sentencia firme contra el ex mandatario.
Por primera vez en la historia reciente de Italia, el hombre más polémico de la política de ese país, fue condenado con sentencia firme. Silvio Berlusconi oyó el jueves pasado la sentencia a 4 años que la Corte Suprema le dictó por fraude fiscal, en el llamado ‘caso Mediaset’ abierto en 1993. Según se comprobó, ‘il cavaliere’ montó un complejo sistema de financieras off-shore en paraísos fiscales para la compra y venta de derechos televisivos de películas norteamericanas, que transmitían sus tres canales de televisión, reunidos justamente en el Grupo Mediaset. A través de el pasaje de los derechos entre una empresa y otra, Berlusconi lograba inflar el precio, hasta llegar a una diferencia de varios millones de euros que se llevaba directamente a sus cuentas bancarias sin declararlos ni pagar impuestos.
El descubrimiento de este mecanismo financiero, permitió la celebración de uno de los tantos juicios contra el ex primer ministro italiano. Pero, a diferencia de todos los demás, este concluyó con una condena. Gracias a la aplicación de indultos preexistentes la pena fue reducida a un año, y a causa de la edad de Berluconi, 76 años, tampoco se le obligará a la cárcel. Durante un año deberá realizar trabajo socialmente útil o ir a prisión domiciliaria.
Si bien estas comodidades han decepcionado a más de uno -los que hace más de veinte años sueñan con ver al líder conservador y magnate de los medios en un calabozo común-, la sentencia ha sido calificada como histórica. En primer lugar porque dejan a Berlusconi virtualmente afuera del parlamento. El actual senador, perdería la su escaño por haber sido condenado a más de dos años de prisión, condición suficiente para que la ley italiana lo suspenda de su cargo. Además, la Corte suprema se cuidó de delegar a la Corte de Apelaciones de Milán la decisión acerca de la inhabilitación de cargos públicos, pena auxiliar a la condena judicial, y que podrían definitivamente alejar al cavaliere de ejercer activamente la función pública. Y todo esto toma aún más relevancia si se considera que el afectado es el líder de un partido, el Popolo delle Libertá (PdL) que forma parte del gobierno de unidad nacional instaurado luego de la crisis política de febrero pasado.
Una situación que llevó a uno de sus más cercanos colaboradores, el coordinador del PdL, Sandro Bondi, a vaticinar la posibilidad de una “guerra civil” si el Estado no posibilita “que el líder del mayor partido italiano tenga capacidad política”.
Declaraciones que el mismo Berlusconi se encargó de atemperar durante el acto que protagonizó ayer en Roma, durante la manifestación que miles de simpatizantes organizaron en su apoyo. “Vuestro amor compensa el dolor y el sufrimiento” arengó desde el Palacio Grazioli, una de sus majestuosas residencias. “Ante la generosidad de tantas personas que se han reunido en Roma con 40 grados a la sombra, con el asfalto ardiendo, para expresar afecto y solidaridad, siento la necesidad de trabajar aún con más entusiasmo y pasión”.
Una manifestación, la de ayer, que se esperaba con mucha ansiedad, inclusive en las filas de sus adversarios políticos, actuales aliados de gobierno. Luego de la crisis de principio de año, Berlusconi aceptó conformar un gobierno con la centroizquierda guiada por Enrico Letta -sobrino de uno de sus más íntimos colaboradores- y recuperar así la gobernabilidad del país. Sin embargo, la condena del jueves y el silencio del gobierno al respecto, hacían temer que el centroderecha abandonara el ejecutivo de concertación obligando a nuevas elecciones y por ende una nueva, y más profunda, crisis política. Pero el mismo líder conservador aseguró que no va a dejar su lugar. “El interés de Italia está por encima de todo. El gobierno debe seguir adelante y el Parlamento debe continuar para realizar la reforma que impulsa el gobierno”. La reforma a la que se refirió es la del poder judicial, sindicado por el PdL como el principal culpable de la situación del mandamás del centroderecha. “Para la magistratura sólo hay democracia cuando la izquierda está en el gobierno. Parte de la magistratura somete a los demás poderes. La magistratura ha intentado echarme de la política durante 20 años y ahora lo ha conseguido. Estoy aquí, yo me quedo aquí. No me importa”, arremetió durante el acto, poco antes de comenzar la reunión de la cúpula de su partido.
Hace ya varios años que los partidarios de Berlusconi agitan las denuncias de una magistratura ‘roja’, que persigue judicialmente al líder conservador con objetivos políticos. En su carrera, il cavaliere acumuló decenas de juicios que nunca llegaron a tener una sentencia firme. Desde el año 2001, cuando asume por segunda vez el mando del ejecutivo, Berlusconi promovió una serie de leyes conocidas como ad personam, es decir confeccionadas a medida para que los crímenes que se le imputaban o se le podían imputar dejaran de ser punibles. Así logró que se archivaran 11 procedimientos judiciales en su contra, a las cuales se suman dos amnistías y seis prescripciones. Cuatro son en cambio los juicios abiertos, entre los cuales resalta el ‘caso Ruby’, donde se le acusa de prostitución de menores durante las fiestas privadas que tomaron público conocimiento en 2011. En ese caso, el ex mandatario ya cuenta con una condena en primer grado a 7 años, y se espera la confirmación en los próximos meses, algo que, luego de la decisión del jueves, podría estar más cerca de cumplirse.