Más de 40 escritores argentinos, entre ellos Osvaldo Bayer, Ricardo Piglia y Andrés Rivera, expresaron su enérgico apoyo a Leandro “Saúl” Romero, trabajador de FATE que el 27 de julio perdió una mano en un accidente laboral causado por la negligencia empresarial.
No es tan común aunque últimamente viene pasando cada vez más seguido. La inserción de escritores contemporáneos en temáticas sociales traspasa la mera literatura como tema posible de sus creaciones estéticas y toma el camino del compromiso más elemental, y en varios casos el de la militancia activa.
La intelectualidad nacional viene pensando la problemática argentina desde los más variados espacios y con lógicas de pensamiento bien diversas, desde agrupamientos consolidados hasta recurrentes participaciones en solidaridad con causas particulares -músicos y artistas en los festivales de la Estación Darío y Maxi cada 26 de junio o en el pedido de Justicia por el Triple Crimen de Villa Moreno en Rosario; actores, músicos y diversas personalidades exigiendo cárcel a Pedraza por el asesinato de Mariano Ferreyra, por nombrar sólo tres casos emblemáticos, son ejemplos palpables de esto.
Aunque existía, la inserción de escritores en conflictos sociales no era tan recurrente como la de otros sectores del medio artístico. Sin embargo, en esta ocasión narradores argentinos demuestran que están ahí y se unen en el apoyo al operario de FATE Leandro “Saúl” Romero, pero también en un reclamo laboral que trasciende el propio “campo cultural” y la mera solidaridad.
Pasó casi desapercibido hace poco más de diez días -aunque promovió diversas protestas gremiales- el terrible accidente de trabajo sufrido por Saúl, en el cual perdió una mano mientras operaba una máquina cortadora a la que le faltaban las barreras ópticas de seguridad.
La empresa, replicando lo que en reiteradas ocasiones realizó, por nombrar casos célebres, Metrovías ante la muerte de varios trabajadores del subterráneo en el último tiempo, cargó tintas sobre la víctima y lo culpó por el “accidente”. Mario Zelaya y Esteban Heiseke, gerentes de Seguridad e Higiene y del sector respectivamente, en nombre de la empresa, apenas se ocuparon de la salud de Romero y desde un primer momento buscaron deslindar las responsabilidades de FATE, a la par que exigieron a los trabajadores que no sigan pidiendo mejoras en las condiciones de trabajo.
La respuesta no se hizo esperar. Se paró la máquina en la que se accidentó Saúl hasta que la empresa colocó una nueva con la barrera de seguridad correspondiente, y luego de una asamblea general, se decidió colectivamente un paro de 32 horas -8 horas por turno-. Parece que los trabajadores están en pie de lucha y se encaminan a un conflicto mayor con su patronal en la ya caldeada zona norte del conurbano bonaerense.
Pero no están solos los trabajadores. En un intento de viralizar el tema y difundir la lucha en FATE, un grupo de escritores argentinos, desde Ricardo Piglia a Martín Caparrós, pasando por los siempre presentes Osvaldo Bayer y Andrés Rivera, más autores como Juan Diego Incardona, Diego Rojas, Washington Cucurto, Fabián Casas, Eduardo Mileo, Rolo Diez y Claudia Piñeiro, por nombrar a algunos referentes y otros emergentes de nuestras letras, generaron una carta de apoyo titulada “Más de cuarenta escritores argentinos junto a Leandro Saúl Romero y los trabajadores de FATE”. En ella, se solidarizan con el trabajador amputado, denuncian a la empresa, narran la situación actual del conflicto y se suman al reclamo de los trabajadores en la antesala de una reunión que éstos tendrán en la Filial Tigre del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires el próximo 15 de agosto, en la cual el Estado “evaluará” si la empresa cumplió o no con las medidas de seguridad.
Una frase de Haroldo Conti inicia el comunicado: “Como escritor, al único privilegio al que puedo aspirar es que algún día mis compañeros albañiles o mecánicos me reconozcan como uno de los suyos”. Toda una declaración de principios. En la carta, señalan que “Los escritores que firmamos esta carta nos sabemos y sentimos parte del pueblo trabajador y ante la actitud criminal de Fate queremos expresar nuestra solidaridad con Saúl, su familia y con el conjunto de los trabajadores de esa empresa en su lucha por condiciones de trabajo dignas. Cuenten con nosotros”, y retoman las palabras de uno de los delegados, Marcelo Gallardo, en la que se culpa a la empresa del hecho y se añade que aún luego de que Romero pierda su mano, hicieron falta medidas de fuerza para que la empresa se digne a poner una máquina con las barras de seguridad correspondientes.
El próximo viernes se dará un nuevo capítulo de esta historia, en la que los trabajadores están cada vez más acompañados.
CARTA COMPLETA:
Más de cuarenta escritores argentinos
JUNTO A LEANDRO “SAÚL” ROMERO Y LOS TRABAJADORES DE FATE
“Como escritor, al único privilegio al que puedo aspirar
es que algún día mis compañeros albañiles o mecánicos
me reconozcan como uno de los suyos”
Haroldo Conti
El pasado domingo 27 de julio, Saúl Romero, trabajador de la empresa de neumáticos FATE, perdió su mano mientras operaba una máquina cortadora a la que le faltaban las barreras ópticas de seguridad.
La empresa –en las personas de Mario Zelaya y Esteban Heiseke, gerentes de Seguridad e Higiene y del sector, respectivamente en lugar de ocuparse de la salud de Saúl se dedicó, desde un primer momento, a deslindar las responsabilidades e intentar cargárselas al propio Saúl para –como señala el delegado de y compañero de sector de Saúl, Marcelo Gallardo– “tratar de ganar políticamente la discusión a la organización gremial y los trabajadores para que no sigan exigiendo mejoras en las condiciones de trabajo”
Sólo la rápida reacción de los trabajadores de Fate impidió –de momento– esa maniobra: primero parando la máquina por doce 12 hs –hasta que la empresa colocó una nueva, con la barrera de seguridad correspondiente– y luego, después de una Asamblea General de Fabrica, decidiendo un paro de 32 hs (8 por turno).
El 15 de agosto la seccional Tigre del Ministerio de Trabajo de la Pcia. De Buenos Aires recibirá a los trabajadores en una reunión para evaluar si la empresa cumplió con las medidas de seguridad.
Hizo falta que un trabajador perdiera una mano.
Los escritores que firmamos esta carta nos sabemos y sentimos parte del pueblo trabajador y ante la actitud criminal de Fate queremos expresar nuestra solidaridad con Saúl, su familia y con el conjunto de los trabajadores de esa empresa en su lucha por condiciones de trabajo dignas.
Cuenten con nosotros.
Buenos Aires, 4 de agosto de 2014
Firman: Selva Almada, Raúl Argemí, Roberto Bardini, Vicente Batista, Osvaldo Bayer, Félix Bruzzone, Gabriela Cabezón Cámara, Juan Carrá, Fabián Casas, Martín Caparrós, Javier Chiabrando, Horacio Convertini, Nicolás Correa, Washington Cucurto, Rolo Diez, Elsa Drucaroff, Virginia Feinman, Kike Ferrari, Susana Fiorito, Juan Guinot, Juan Incardona, María Inés Krimer, Myriam Laurini, Marcelo Luján, Analía Marchesano, José María Marcos, Enzo Maqueira, Juan Mattio, Eduardo Mileo, Miguel Molfino, Guillermo Orsi, Elsa Osorio, Leonardo Oyola, Ricardo Piglia, Claudia Piñeiro, Andrés Rivera, Raquel Robles, Diego Rojas, Guillermo Roz, Carlos Salem, María José Sánchez, Javier Sinay, Alejandra Zina