Continúa la polémica en torno a las prácticas de espionaje que EEUU ha desarrollado sobre líderes europeos. España habla de “ruptura del clima de confianza” y europarlamentarios viajan a quejarse a Washington.
El ministerio de relaciones exteriores de España hizo saber ayer su “seria preocupación” ante las revelaciones hechas en los últimos días por el diario El Mundo acerca del plan de espionaje ejecutado por parte de la inteligencia estadounidense a ciudadanos ibéricos.
El rotativo madrileño publicó una serie de documentos que poseía el ex agente de la National Security Agency (NSA, una agencia dependiente de la CIA norteamericana), Edward Snowden. El Mundo logró un acuerdo con el periodista británico radicado en Brasil, Glenn Greenwald, para la publicación de los documentos secretos que Snowden posee acerca de los programas de espionaje en territorio español. Según estos datos, Washington habría interceptado 60 millones 506 mil 610 llamadas telefónicas en España entre diciembre de 2012 y enero de 2013. Los archivos publicados aclaran que la NSA “no registra el contenido de las llamadas sino el número de serie de los aparatos que se comunican, el lugar donde se encuentran, el número de teléfono de las tarjetas SIM usadas y la duración de la llamada”.
Estas revelaciones generaron un gran revuelo en las relaciones diplomáticas entre ambos países. El ministro de Exteriores del gobierno de Rajoy, José Manuel García-Margallo, adelantó que “de confirmarse”, esta información podría suponer la “ruptura del clima de confianza” que reina hoy entre los dos países. “Hemos pedido al embajador, como en dos ocasiones anteriores, que facilitase al Gobierno la información necesaria sobre este asunto que, de confirmarse, podría suponer la ruptura del clima de confianza que tradicionalmente ha presidido las relaciones entre ambos países”, explicó en declaraciones a la prensa. El canciller pidió a EE.UU. que tenga “el necesario equilibrio que todo sistema debe mantener entre la seguridad y la defensa de la privacidad e intimidad de las comunicaciones, tal como recoge claramente la legislación española”.
La cancillería madrileña citó al embajador norteamericano, James Costos, que llegó a defender los programas de espionaje norteamericanos por considerar que no sólo tienen como objetivo proteger a los ciudadanos estadounidenses sino que defienden los intereses de los países aliados de EE.UU. En un comunicado oficial, la embajada norteamericana en España admitió que “Estados Unidos tiene que equilibrar el importante papel que estos programas desempeñan en la protección de nuestra seguridad nacional y la protección y seguridad de nuestros aliados con los problema de privacidad legítimamente planteados”.
El cruce diplomático surge justo cuando un comisión especial del Parlamento Europeo, compuesta por nueve eurodiputados de la comisión de Libertades Civiles, llegaron a la ciudad de Washington para pedir explicaciones al gobierno norteamericano por el espionaje realizado sobre las comunicaciones de varios líderes europeos. La UE aprobó el envío de la delegación con el fin de “esclarecer las informaciones publicadas en la prensa europea, respecto al espionaje del Gobierno estadounidense contra autoridades del bloque europeo”, a través de los softwares Prism y Swift, diseñados por la NSA para la “prevención del terrorismo”.
El escándalo se potenció tras la revelación por parte de la prensa alemana, de la inclusión de la canciller Ángela Merkel en un listado de personalidades espiadas por parte de la CIA. Según los informes divulgados por Snowden, desde 2002 el gobierno estadounidense controlaba todas sus comunicaciones telefónicas y vía web, por un periodo que llega por lo menos hasta junio de este año. El gobierno alemán, que gracias a su situación económica lidera hoy los espacios de decisión de la Europa en crisis, presionó de inmediato para dar una contundente respuesta continental. El portavoz de la cancillería teutona, Steffen Seibert, aseguró que “tales prácticas, si se comprueba la veracidad de las informaciones, son totalmente condenables y absolutamente inaceptables. Sería un grave abuso de confianza. Esas prácticas deben concluir de inmediato”.
A eso se le sumaron las revelaciones del diario francés Le Monde, que sobre la base de los documentos filtrados por Snowden afirmó que EE.UU. violó sistemáticamente la privacidad de las comunicaciones de 35 “responsables políticos del planeta”, incluidos en una lista de 200 números telefónicos interceptados por la NSA.
Mientras tanto, el presidente norteamericano, Barack Obama, sigue sosteniendo que no estaba al tanto de esa “deplorable práctica”, que incluye el espionaje sobre los teléfonos de importantes líderes políticos de diferentes países como Brasil, México, Francia, Italia, Bélgica, Alemania y China.