Por Dafne Melo. Según informaciones divulgadas por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), la presidenta Dilma Roussef terminará el primer año de su gobierno sin hacer una sola expropiación de tierras.
A menos de tres meses de finalizar el año 2011, el gobierno federal creó solamente 35 asentamientos rurales, todos en tierras expropiadas en la gestión anterior, de Luiz Inácio Lula da Silva. Una cifra bastante baja comparada con los números de los primeros años de gobiernos anteriores. Lula creó 135 asentamientos en 2003 y Fernando Henrique Cardoso 156 asentamientos en 1995.
Además, el MST, en base a las informaciones oficiales del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA, órgano responsable de la implementación de la reforma agraria) afirma que hay 90 procesos de expropiación que sólo aguardan una firma de la presidenta. “Estamos preocupados con la lentitud de las firmas, una medida administrativa que depende solamente de la presidenta para que los asentamientos puedan ser creados”, dijo a Marcha José Batista de Oliveira, integrante de la coordinación nacional del MST.
Un informe interno del INCRA apunta que solamente 10% del presupuesto que debería ser destinado a las obras de infraestructura en los asentamientos fueron utilizados. De los 159 millones de reales disponibles para 2011, fueron usados solamente 16 millones.
También estaba prevista una inversión de 900 millones de reales en la instalación de las familias campesinas en sus parcelas, la mayor parte para la construcción de viviendas, pero solamente 27% de este valor fue ejecutado.
Movilizaciones
Según de Oliveira, la paralización de la reforma agraria evidencia cuáles son las prioridades del actual gobierno. “El gobierno de Dilma, bien como el de Lula, prioriza el modelo agroexportador, perjudicando la agricultura campesina y familiar. Existe una disputa de modelos agrícolas en Brasil que están vinculados a distintos proyectos de desarrollo”, explicó.
En agosto, el MST realizó una jornada de lucha que resultó en la ocupación del Ministerio de Economía en la capital federal, por cinco días, en la cual participaron 4 mil militantes. Además se hicieron ocupaciones y protestas en otras 22 provincias de Brasil en las cuales el MST está organizado. Como resultado, Dilma Roussef prometió cumplir varias de las reivindicaciones del Movimiento. “Es difícil evaluar los resultados de la jornada porque muchas medidas son de mediano plazo. Esperamos que el gobierno cumpla con sus compromisos”, agregó Oliveira.
Marina dos Santos, también de la coordinación nacional, afirmó que el propio gobierno, durante las negociaciones en agosto, admitió que existe inoperancia. “Tenemos más de un año perdido para la reforma agraria. La lentitud para asentar las familias acampadas es una vergüenza para un gobierno que tiene como meta acabar con la pobreza. Sin reforma agraria, superar la pobreza se vuelve solo propaganda”, opinó Santos.