Las elecciones en Nicaragua de este domingo 6 de noviembre, confirmaron el favoritismo por el candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Daniel Ortega, electo presidente por tercera vez.
Ortega gobernó entre 1985 y 1990 en su primer mandato, se encuentra cumpliendo el segundo –entre 2006 y 2011– y, con la reelección, se quedará en el gobierno hasta 2016.Según la Organización de los Estados Americanos (OEA), los comicios se realizaron en un clima de normalidad y fueron caracterizados como uno de los más tranquilos de la historia del país. Las encuestas anunciaban ya una victoria de Ortega que, en esta oportunidad, disputaba el puesto con cuatro candidatos: Arnoldo Alemán, del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Fabio Gadea, por el Partido Liberal Independiente (PLI), Róger Guevara, por la Alianza por La República (APRE) y Enrique Quiñónez, por la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).
El amplio margen por el que se impuso Ortega se explica, entre otros factores, por la división existente dentro del tradicional Partido Liberal. Según Monica Baltodano, del Movimiento Rescate del Sandinismo y diputada nacional, la principal fuerza de derecha es el PLC “que pactó en 1999 con Daniel Ortega y sigue siendo su socio privilegiado”. Tal alianza provocó una ruptura dentro del partido que generó el surgimiento de otra fuerza liberal, el PLI. “Pero ninguna de ellas (PLI y PLC) tiene verdaderas propuestas sobre los problemas más urgentes del país. Su discurso se ha reducido a ofrecer democracia, separación de poderes, transparencia y continuar con las políticas asistenciales de Ortega”, opina Baltodano.
Proyectos de país
Para el filósofo nicaragüense Manuel Moncada, “lo que hay en Nicaragua es un enfrentamiento entre dos proyectos de nación, un proyecto de la oligarquía que en realidad es un proyecto de nación enajenada y un proyecto de nación propuesta por los sandinistas que es el proyecto de una nación para todos”.
Desde la izquierda se afirma que Ortega no pudo desarrollar un proyecto popular de país, cuestión evidenciada por los índices sociales de una de las zonas más pobres de América latina. Según datos de la Encuesta de Hogares para la Medición de la Pobreza en Nicaragua, realizada en 2010 por la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg), en el período 2005-2009 los índices de pobreza y de extrema pobreza se redujeron muy limitadamente : de 48,3% a 42,5% y de 17,2% a 14,6% respectivamente.
“El principal desafío sigue siendo la pobreza que golpea a cerca de la mitad de la población”, apunta Baltodano. Para la diputada, el gobierno de Ortega no ha sido capaz de crear fuentes de trabajo sostenibles y dignas. Otra de las necesidades sería mejorar la producción campesina, mediana y pequeña teniendo en cuenta de que la misma es generadora de crecimiento y empleo. “Por ello es fundamental la creación de una banca de desarrollo. Esa fue una promesa incumplida”.
Segunda etapa
En su campaña, Ortega enfatizó que en su nuevo mandato la revolución –caracterizada por él mismo como una revolución “cristiana, socialista y solidaria”– entrará en su segunda etapa. Sin embargo, sostiene Baltodano, durante el gobierno del FSLN “se ha afianzado el régimen político liberal y la economía de mercado. El régimen es el más neoliberal que hemos tenido desde la década de 1990. Usando el control absoluto del Estado, ha terminado de entregar las mejores riquezas del país a las grandes corporaciones transnacionales”.
La diputada destacó que durante la campaña el asesor económico del presidente Daniel Ortega y ex diputado Bayardo Arce declaró: “pese a la retórica política, el manejo de la administración de la economía ha sido mucho más práctica y muchísimo menos ideológica que en el pasado, porque la economía en el gobierno de Ortega está más abierta que las economías de libre mercado de los tres gobiernos anteriores”.
Para la dirigente del Rescate del Sandinismo, el triunfo del FSLN se explica en parte debido a la aplicación de políticas asistenciales. “Los tres anteriores gobiernos neoliberales hundieron al pueblo en la desesperanza. Nunca hicieron nada por los pobres, en el segundo país más pobre de América Latina. Ortega aprendió rápidamente que los votos de los pobres son la mayoría”. Así, el gobierno ha usado parte de la ayuda del gobierno venezolano en políticas sociales que “han aliviado los efectos de la exclusión social”. Baltodano afirma que hoy los casi 500 millones de dólares anuales que facilita el gobierno bolivariano equivalen al 7% del PIB nicaragüense. “Los más pobres lo agradecen después de 16 años de indiferencia total. Eso le ha permitido conseguir muchos más votos e incrementará sin duda los resultados del 2006”, finaliza.
Nicaragua forma parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y por eso mantiene políticas de colaboración con Venezuela. También forma parte del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, acuerdo firmado en 2003 y ratificado en 2005.