Guatemala eligió ayer a su próximo presidente en un balotage en el que el militar retirado Otto Pérez Molina venció al empresario Manuel Baldizón.
“Otto Pérez Molina arrazó con nuestro pueblo indígena. Formó parte de un escuadrón de la muerte en los años ’80. Fue parte del gran daño que le hicieron a Guatemala el ejército y la oligarquía”, explicó a Radio del Sur de Venezuela el dirigente de Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (UNRG), Miguel Cotto, refiriéndose al flamante presidente electo de Guatemala. Pérez Molina ganó con el 54% de los sufragios contra un 45% alcanzado por su oponente.
“El principal indicador aquí es el de la ignorancia y la pobreza, que los partidos de derecha que manejan millones aprovechan. El que tiene dinero y miente más es el indicado para tomar las riendas” concluyó Cotto.
Una elección particular
A esta segunda vuelta llegaron dos candidatos de derecha: Pérez Molina, representando al Partido Popular, que cosechó el 36% de las preferencias en las elecciones del 11 de septiembre pasado, y Baldizón, que encabeza la lista de Libertad Democrática Renovada, que en las elecciones generales llegó al 22% de los votos. Afuera quedó el partido del actual presidente, el socialdemócrata Alvaro Colom Caballeros. Como la Constitución guatemalteca prohibe la reelección, la esposa de Colom, Sandra Torres, presentó su candidatura tras divorciarse del presidente, pero su postulación fue rechazada por el Tribunal Supremo Electoral por considerarla un fraude contra la ley.
EL gobierno debió salir a desmentir, a media tarde de este domingo, la supuesta compra de votos por parte de los simpatizantes del actual presidente en favor de Baldizón, visto por todo el arco oficialista, y por la izquierda, como el ‘mal menor’ que podía ser apoyado con tal de que Pérez Molina no conquistara el poder.
En diálogo con Radio Pacífica de Los Angeles, el director del Grupo de Apoyo Mutuo de Guatemala (GAM) contó que “hemos avanzado en contra de la impunidad. Si un militar llega al poder, tememos que pueda garantizar la impunidad de los otros militares y que los procesos de investigación en los que avanzamos queden truncos.”
Pérez Molina fue acusado por diferentes organizaciones de derechos humanos por actos de tortura y genocidio durante su desempeño durante el conflicto interno guatemalteco, entre 1960 y 1996. Entre otros actos, se le imputa el asesinado del obispo Juan José Gerardi Conedera, quien en 1998 denunciara los crímenes de los escuadrones de la muerte de el país.
El presidente electo, quien durante su campaña había prometido gobernar ‘con mano dura y corazón’, aseguró que quiere “darle a los dos millones de guatemaltecos que votaron por mí un agradecimiento muy especial y decirle que no los voy a defraudar”.
El papel de la prensa
El ballotage se llevó a cabo en un clima tenso. Hubo muchas especulaciones acerca del nivel de violencia que se podía producir, aunque no se registraron hechos de gravedad. Los medios ligados a los partidos de derecha encabezaron en los días previos a la elección una fuerte campaña vaticinando una explosión de violencia política que nunca llegó a estallar. Esos mismos diarios publicaron encuestas tan discordantes que en algunos casos llegaron ubicar al abstencionismo en el primer lugar en cuanto a intención de voto.