En España se multiplican las protestas por recortes y ajustes. En Italia, el ‘técnico’ Monti aplica recetas y se perfila para un nuevo mandato. En Grecia, una Merkel abucheada pide más ajuste. Inglaterra coquetea con salir de la Unión. Mientras tanto Hollande y Rajoy protagonizan una inesperada alianza.
El otoño europeo sumó nuevos capítulos a la novela de crisis económica y política del viejo continente. Mientras se esperan las fuertes discusiones que rondarán en torno al boceto presentado hace días a los 27 miembros por la Comisión Europea, y que prevé, en la práctica, un nuevo recorte a la soberanía de los países de la Unión, los principales líderes europeos salieron a tratar de recomponer sus filas internas. Con pocos resultados.
Supermario dos
En Italia, el primer ministro Mario Monti anunció ayer el acuerdo en el Consejo de Ministros para implementar una nueva Ley de Estabilidad, una suerte de reforma fiscal en versión light. En la práctica, se anunció el aumento del IVA en un punto porcentual y la rebaja de los impuestos directos (ganancias) para quienes perciban un salario comprendido entre los 15.000 y los 28.000 euros anuales. Si bien la noticia fue acogida con cierto júbilo, y el mismo Monti la adjudicó a un momento “en que podemos aflojar”, no es difícil entender que se trata de una iniciativa que tiende hacia un sistema impositivo más regresivo. El aumento de impuestos indirectos, y la rebaja de los directos -por más que se apliquen a un sector social de ingresos reducidos- penaliza las franjas más bajas de la población, que terminan pagando, en proporción, mayores impuestos a través del consumo.
Presentada como un alivio para las clases medias, la medida levantó la imagen del premier en un momento en que la política italiana vive un escándalo tras otro. Luego de la renuncia de la gobernadora del Lazio -región cuya capital es Roma-, por corrupción, ahora le toca al gobierno de la Lombardia -cuya capital es Milán- vivir un verdadero terremoto político. La denuncia de coimas por parte de la mafia a uno de los asesores del gobernador, Roberto Formigoni, llevó a uno de los partidos de la coalición conservadora gobernante a anunciar su salida del ejecutivo, algo que lo dejaría sin mayoría y lo llevaría a la renuncia.
Así, la ‘casta’ política suma una nueva mancha al tigre, mientras Monti ve crecer sus chances para renovar su mandato en las próximas elecciones, pasando de ser el mentor de un gobierno técnico e interino, a un primer ministro democráticamente elegido. Algo para lo cual su predecesor, Silvio Berlusconi, ya está dispuesto a apostar. El ‘Cavaliere’ anunció ayer que no se presentará a elecciones y apoyará al actual mandatario para que sea ratificado en su cargo, una postura que hasta hace poco compartía con el centro-izquierda, cada vez más dividido y sin liderazgo para enfrentar la competencia electoral.
Entran, salen. Suben, bajan
Mientras tanto, los países de la Unión Europea buscan cómo sumar nuevas economías periféricas para su -desigual- desarrollo. Albania, Moldavia y Kosovo ya están en la lista, y en las próximas semanas habrá nuevas reuniones con las dirigencias de esos países para evaluar los términos de su incorporación. Quienes por el contrario no quieren saber más nada de la UE son los conservadores ingleses. El primer ministro David Cameron anunció ayer que aceptará la realización de un referéndum para definir la relación entre el Reino Unido y la UE. Desde el congreso de su Partido Conservador en Birmingham, el mandatario anunció que “hemos concluido que para que haya un nuevo acuerdo se necesita un consenso, ya sea a través de referéndum o de elecciones generales”, a llevarse a cabo en 2015 que definirá cómo “cambiar el status quo”, del Reino Unido ante la UE. Se trata de una avanzada del ala más derechista de su partido que quiere salir ya de la UE, en un momento en que el Reino Unido vive una de sus peores crisis económicas y políticas, donde hasta corre el riesgo de perder pedazos importantes como Escocia, que quiere la independencia de Londres.
Y otra líder que enfrenta serios problemas de popularidad es la Canciller alemana Ángela Merkel. De visita a Atenas el lunes pasado fue recibida con una fuerte movilización de repudio popular a causa de su política pro-ajuste. Durante las movilizaciones, duramente reprimidas por la policía, decenas de miles de personas expresaron de la manera más diversa su repudio a lo que Merkel, minutos después, diría en conferencia de prensa. La canciller aseguró que el gobierno heleno esta “haciendo las cosas bien” al seguir las recetas de ajuste impartidas por el BCE y el FMI, pero “aún quedan cosas que hacer”. “El informe de la troika llegará cuando esté listo. También aquí se aplica el principio de premiar el hacer las cosas bien por encima de las prisas”, afirmó Merkel, que volvió a insistir sobre la necesidad de ajustar como lo viene haciendo desde que se erigió a líder de la Unión Europea.
Quienes intentan por su lado oponer otro peso al liderazgo alemán, son Rajoy y Hollande, que ayer aparecieron juntos en conferencia de prensa para pedir a Alemania que avance en la unión bancaria de Europa. Los dos mandatarios, enemistados políticamente pero con un enemigo común -Rajoy necesita del beneplácito alemán para inspirar nueva confianza a los mercados y sacar a España de la peor crisis de su historia democrática, y Hollande necesita retomar el rol de alternativa al neoliberalismo rígido de Merkel para levantar su decaidísima imagen en Francia-, aseguraron que “tenemos la misma concepción de lo que hay que hacer en las próximas semanas”. Esto es avanzar definitivamente en la unión bancaria y recapitalización para el financiamiento de las deudas a través del famoso Pacto de Estabilidad, revivir el Pacto para el crecimiento por el cual se habían destinado 120.000 millones de euros en junio, y flexibilizar la reducción del déficit impuesta por el Pacto Fiscal.
Mientras tanto la semana que viene habrá nuevas manifestaciones en Madrid, Atenas y Roma. El hilo conductor es el no al ajuste. Y en todas ellas, se pide la inmediata renuncia de los actores políticos que tejen la suerte de medio continente.