Luego del escándalo desatado por un legislador conservador, el Partido Republicano presentó el ‘documento de los 100’, un escrito programático donde reafirman su postura fuertemente antiabortista.
“En caso de una verdadera violación, el cuerpo de una mujer puede evitar el embarazo”. Con estas palabras el candidato a senador por el estado de Missouri del Partido Republicano, Todd Akin inauguró el intenso debate dentro de su formación política en torno a la posición acerca del aborto. Representante del ultra conservador Tea Party, y legislador desde 2001, Akin aseguró que en caso de violencia la misma biología femenina intenta por todos los medios bloquear el embarazo, y si no es así, habría que tomar represalias contra el violador y no contra el niño. El papelón obligó a los altos mandos del partido, encabezados por el candidato a presidente Mitt Romney y su compañero de fórmula, Paul Ryan, a pedir al legislador que renuncie a sus aspiraciones electorales. De nada sirvieron las disculpas públicas que Akin hizo en las últimas horas.
Sin embargo, la mayoría de sus correligionarios, mientras ostentan indignación ante las palabras del colega, no parecen estar demasiado lejos de las posiciones que Akin hizo públicas. En vista del congreso de Tampa, que comenzará el próximo 27 de agosto y confirmará la fórmula que enfrentará a Barack Obama en las elecciones presidenciales de noviembre, 100 congresistas fueron encargados de redactar lo que será el programa del partido para el próximo ciclo presidencial. En él, los conservadores se encargaron de dejar claro que “el aborto jamás podrá ser justificado, ni en caso de violación, incesto o peligro de vida para la mujer”.
Una posición que ha hecho la felicidad de los sectores conservadores y religiosos -principales electores de senadores como Akin- y que, según algunos representantes republicanos, podría alejar aún más el electorado moderado y laico. Mientras tanto, los representantes republicanos en el congreso presentaron un proyecto llamado “Human live amendment”, que prevé la ‘defensa del no-nacido’ y alargaría los tiempos de espera para las mujeres que piden interrumpir el embarazo.
En EEUU el aborto es legal en todos los estados desde 1973, cuando la justicia falló a favor del pedido de una mujer de Texas -conocida luego como Jane Roe- para interrumpir su embarazo producto de una violación. Desde entonces, se calcula que en el país del norte de producen más de un millón de abortos por año. Un derecho fuertemente extendido, cuya oposición es ejercida por sectores conservadores y religiosos nucleados en el corazón mismo del partido republicano.
El ‘documento de los 100’, convertido en una verdadera tradición por los sectores de derecha dentro de los republicanos desde las elecciones de 2004, se transformó en las últimas horas en una gran preocupación para el ex gobernador de Massachusetts y candidato a la Casa Blanca. En él se reproducen lo peor de las posiciones conservadoras de su partido. Además de rechazar de lleno el aborto, la plataforma se extiende en una defensa exagerada de los “matrimonios tradicionales”, rechazando no sólo el casamiento entre personas del mismo sexo, sino que descarta aún la posibilidad del reconocimiento de las “uniones civiles”. Además, el texto exige endurecer los controles contra la inmigración y el refuerzo del muro en la frontera con México.
Un programa incómodo para quien quiere competir contra un Obama que según las últimas encuestas lleva entre 4 y 7 puntos de ventaja según la fuente. Más aún teniendo en cuenta que en este tipo de cuestiones el candidato republicano cuenta con un historial que lo pone en el centro de la atención de propios y ajenos. Al comienzo de su carrera política, Romney se había declarado a favor del aborto, volcándose paulatinamente a una posición ‘pro-life’ con el avanzar de los años. En los últimos meses logró reunir un partido fuertemente fragmentado gracias a una serie de guiños hechos hacia los sectores más conservadores -la designación de Paul Ryan como candidato a la vicepresidencia fue quizás el gesto que más aplacó los ánimos en la derecha republicana- pero que aún debe lograr sostener ese apoyo hasta las elecciones de noviembre.
Este nuevo capítulo en la discusión sobre el aborto despertó entonces viejos y nuevos temores. Por un lado, los representantes conservadores y religiosos podrían volver al eslogan “Romney no es nuestro candidato”, en caso de un freno al discurso antiabortista por parte de los encargados de campaña. Por el otro, la aceptación de los preceptos derechistas por parte del candidato republicano, podría alejar esa porción de votantes ‘indecisos’ sobre la cual se desarrolla una feroz batalla contra su contrincante demócrata.