Por Kike Ferrari. Dos noticias impactaron a la Ciudad de Mar del Plata en las últimas horas. En ambos casos hubo implicados tres asaltantes, las victimas eran octagenarios y se habló de 50 mil dólares.
Pero ahí se acaban las similitudes: en uno de los casos el dinero no existía, los ladrones estaban vestidos como policías y el anciano terminó muerto. En el otro, la victima -una mujer de 84 años- entregó joyas y el dinero -que no estaba declarado- y la familia pidió que no se den más datos “por la avanzada edad de la señora”
Sobre el mediodía del martes 30 de julio, en la zona del macrocentro marplatense, tres hombres armados entraron a la casa de una mujer de 84 años, jubilada, de la que, por expreso pedido de la familia no se saben más datos.
Al parecer los hombres esperaban en el hall del edificio, ubicado en Corrientes y Alberti -en el macrocentro marplatense, a sólo dos cuadras de la Jefatura de la Policía Departamental de Mar del Plata-, y la obligaron a subir a su departamento, en el cuarto piso.
Una vez dentro, los tres hombres registraron el departamento y después de amenazar reiteradamente a la mujer encontraron escondido en un mueble de su habitación el botín: joyas y 50 mil dólares en efectivo.
En diálogo con Marcha, voceros de la fiscalía, a cargo de la doctora Andrea Gómez, señalaron que por pedido de la familia de la anciana no podían darnos más detalles pero, indicaron, no hay declaración de los dólares. En ese mismo sentido fuentes policiales informaron que el dinero no sería producto de una venta inmobiliaria sino que la anciana “dijo tenerlos guardados desde hace mucho tiempo producto de una herencia”.
La mujer todavía no declaró ante las autoridades policiales por encontrarse en estado traumático con motivo del asalto, por lo que no es claro por qué había una suma tan grande de dinero en el domicilio y si alguien más sabía de su existencia.
El segundo hecho ocurrió a 14 cuadras de distancia -en Brandsen y Misiones en el barrio de Nueva Pompeya- apenas 24 hs. después, cuando tres hombres vestidos de oficiales de la división d ela policía científica bajaron de un Peugeot 206 y tocaron el timbre de la vivienda de la víctima, Rafael González, un militar retirado de 82 años, quien estaba con su esposa de 78. El hombre abrió la puerta pensando que la visita policial tenía que ver con un asalto que había sufrido dos domingos atrás.
La hija de González se quejó: “en el último mes y medio le quisieron entrar tres veces, el domingo 21 quisieron entrar en su casa, mi papá tenía su arma y los pudo matar, pero disparó al aire para que se fueran, y hoy pasa esto”. La hipotesis familiar es que se trata de una venganza por el ataque anterior.
Los tres hombres vestidos de policía ataron a la mujer, mientras le exigían González la entrega de 50 mil dólares -suma que, familiares e investigadores coinciden en que no había en la casa- al tiempo que gritaban “maten al viejo”. Antes de irse uno de los asaltantes hizo un disparo que se alojó entre las costillas del anciano -quien murió poco después- confirmó el jefe de la policía departamental, Eduardo Quintela.