La organización egipcia Hermandad Musulmana recibió otro duro golpe luego del encarcelamiento de varios de sus dirigentes: la prohibición de sus actividades y el congelamiento de sus bienes en Egipto.
La Hermandad Musulmana (HM), organización con 85 años de historia, recibió este lunes un nuevo golpe cuando un tribunal egipcio prohibió sus actividades y congeló sus bienes, como también el de las organizaciones no gubernamentales vinculadas a ella. El anuncio fue realizado por el juez que presidió el Tribunal, Mohammed Al Sayed.
Desde la HM, Islam Taufiq, uno de sus encargados de prensa, calificó el fallo como “totalmente político” y señaló que “nunca se nos informó que se hubiera abierto un proceso contra” la organización. Taufiq agregó que la HM va a “recurrir la sentencia porque fue emitida por un tribunal no competente”, ya que, según el dirigente, este tipo de casos son competencia del Tribunal Administrativo y no de la corte de Asuntos de Urgencia de El Cairo. Taufiq también denunció que el fallo se basa en acusaciones y no en pruebas, y que permitirá seguir con las detenciones de los líderes islamistas “con la excusa de que mantienen sus actividades pese a que se les ha prohibido hacerlo”. En un comunicado difundido por internet, la HM anunció que continuarán con sus actividades en todo el país.
Con esta medida, la organización ha recibido una nueva traba en sus aspiraciones políticas. La HM, creada en 1929 por Hasan El Bana, llegó al gobierno en Egipto en 2012, tras las movilizaciones populares que sacaron del poder al dictador Hosni Mubarak y la realización de elecciones presidenciales. Un año antes, la agrupación fue legalizada luego de que en 1954 el gobierno del líder nacionalista Gamal Abdel Naser la prohibiera por sus intentos desestabilizadores.
Sin embargo, durante los años posteriores siguió desarrollando un importante trabajo social en el marco de la sociedad civil. De hecho, su victoria electoral luego del derrocamiento de Mubarak se dio a partir de un partido político con un nombre diferente (Libertad y Justicia) separando así su accionar político institucional del resto de sus actividades.
Al ganar las elecciones fue investido como presidente Mohamed Mursi, quien de forma veloz comenzó a aplicar una serie de medidas con el objetivo de islamizar la sociedad, a las que se sumaron políticas de recortes presupuestarios.
Con apenas un año en el poder, Mursi fue derrocado por las Fuerzas Armadas en medio de masivas movilizaciones populares que llegaron a congregar en las calles a 33 millones de personas. Estas marchas que se expandieron en las principales ciudades de Egipto fueron duramente reprimidas, dejando como saldo cientos de muertos y heridos.
Derrocado Mursi, la HM comenzó una serie de movilizaciones que también fueron reprimidas y que costaron la muertes de miles de manifestantes. A su vez, movimientos sociales y organizaciones de izquierda mantuvieron vigentes las protestas que iniciaron cuando Mubarak todavía se encontraba en el poder. Estas manifestaciones fueron igualmente reprimidas por el Ejército.