Por Darío Farcy. La lucha de la Cooperativa del Hotel BAUEN y de sus trabajadores frente al avance de la justicia y el poder político ayer salió a la calle una vez más para decir: “El BAUEN es de todos”
En la historia reciente de la Argentina las empresas recuperadas han pasado por momentos muy difíciles y han recorrido caminos tortuosos pero nunca se han enfrentado a la situación en que se encuentran ahora. Trabajando todos los días en sus puestos, construyendo lazos con organizaciones y teniendo sobre sus cabezas el constante peso de poder o no sostener el lugar donde trabajan. Muchas de dichas experiencias atraviesan el temor al regreso de los antiguos dueños, que fundieron y destruyeron las empresas cuando era negocio hacerlo, en un intento de usurpar lo que es del pueblo. La situación actual permite que en algunos casos vuelvan porque hoy en día es negocio ser dueño y tener trabajadores, porque las condiciones resultan favorables para quienes buscan la riqueza a expensas de los trabajadores. Sin embargo, aquellos que a través del esfuerzo de su trabajo recuperaron su empresa y la pusieron a funcionar, ven como se abre un nuevo capítulo a favor de sus luchas.
Una experiencia que testimonia esta trayectoria de lucha, organización e impulso por parte de sus trabajadores de una empresa recuperada y transformada en cooperativa es el Bauen.
En el día de ayer, trabajadores de la cooperativa, así como de otras organizaciones sociales, marcharon a la audiencia que les impuso la justicia. En la reunión se vieron las caras una vez más viejos conocidos: los trabajadores, el síndico de la empresa que declaró en quiebra al hotel y los ex dueños. Afuera, esperando y conmocionados en el canto, se encontraba una multitud de trabajadores.
Federico Tonarelli, director de la Cooperativa Bauen, afirmó a Marcha que “la jueza a cargo del caso instó a que entraran primero los diputados y personajes políticos que se habían acercado a participar de la audiencia y a brindar su apoyo”, entre ellos la diputada de Libres del Sur, Victoria Donda, la dirigente del MST, Vilma Ripoll, Mariano Recalde y Nora Cortiñas. Ante esto, Ripoll fue la primera que desestimó la invitación de la jueza y expuso que “ella iba a ingresar cuando todos los compañeros lo hicieran”. De esta forma el arco político fue cerrando filas en torno a los trabajadores del Bauen.
La reunión convergió hacia un enfrentamiento entre dos polos que se aferran en torno al mismo objeto, los medios de producción: uno para expoliarlo y disfrutar de sus beneficios y el otro para ponerlo al servicio de los trabajadores.
Antes de dar vía libre a la negociación, la jueza Paula Hualde se dirigió hacia los trabajadores que en la calle manifestaban su derecho a mantener sus puestos de trabajo y, ante la mirada atónita de muchos, declaró que “bajaran el volumen” ya que era imposible “trabajar” en el juzgado con todo ese “ruido”.
Los ex dueños presentaron su intención de recuperar el hotel, basándose en que la justicia ya les había dado la propiedad del inmueble y exponiendo que de recuperarlo defenderían los puestos de 160 trabajadores. Sin embargo, la apreciación de los delegados es el temor a qué lugar ocuparán “las discusiones sobre la autogestión y sobre las fuentes de trabajo”. En este sentido Tonarelli, mencionaba “la difícil tarea de mantener la calma frente a tanta hipocresía e impunidad”.
La ley de expropiación a nivel nacional es el próximo paso a conseguir por los trabajadores del Bauen a través de la movilización y de “ganar la calle”. Pablo Rey, integrante de la cooperativa de trabajo y encargado del área comercial, comentó a Marcha que una de las preocupaciones hoy es no sólo por los daños que dejó el temporal de hace un par de semanas, con costos millonarios, sino a nivel integral por “la pelea para lograr la ley de expropiación y como eso genera un gran temor en los sectores propietarios. Esta situación pone en jaque los planes de recuperación de los viejos dueños y da sentido al apuro que tienen por firmar algún tipo de acuerdo”. En relación al correlato de la lucha de las ERT mencionó que “actualmente existe un acercamiento entre las cooperativas y el sindicalismo. Es una buena alianza. Como decimos nosotros; somos los dueños del lugar, pero trabajamos”. Este acercamiento, vital para el sector obrero, no esta extendido y el movimiento gremial sigue ideológicamente alejado del movimiento autogestivo. Sin embargo, para Pablo, existen “indicios serios de que esta alianza se esta consolidando a pasos firmes; teniendo en cuenta la existencia de la Red Grafica, la Red Metalúrgica y, en breve, la Red Textil”. En este sentido destacó que “este momento es el mejor panorama político de los últimos 10 años”.
Muchos de los trabajadores de la Cooperativa admiten que están en “presencia de un momento único para la lucha social y política de la historia reciente; que de a poco se van acercando a la concreción de un futuro democrático para la clase trabajadora”. Suena fuerte la consigna que antes parecía imposible: “Recuperamos fábricas, las organizamos democráticamente y generamos puestos de trabajo sin patrón”.
La Cooperativa del Bauen sienta en este sentido las bases de la construcción de un nuevo modelo de proyecto político en el que “es imposible pensar la construcción de una salida socialista y popular sin pensar en la autogestión de las unidades productivas”.
Ante un Poder Legislativo que ampara a los explotadores y una Justicia que amplía el sesgo de impunidad de quienes dejaron en la calle a centenares de familias, el BAUEN surge como “un ejemplo para la lucha de las empresas recuperadas”, frente al formalismo del poder y de las leyes la autogestión gana las calles, los hombres y las organizaciones en una lucha que ya tiene toda una historia.