Por Mariano D’Arrigo, desde Rosario. 27 de febrero. Dos festejos, dos banderas: en el Monumento, Cristina encabeza el acto oficial por la creación de la bandera. A nueve kilómetros, el carnaval de Ludueña homenajea al “Pocho” Lepratti, el “ángel de la bicicleta”.
Como sucede desde hace 11 años, murgas, cantores y bandas desfilan durante tres días por la plaza del barrio, ubicado en el centro geográfico rosarino. Pero también hay espacio para el encuentro, el intercambio y la reflexión sobre género, comunicación, educación y cultura popular.
Opción por los pobres
La elección del día de cierre de las actividades no es casual. El 27 de Febrero es el cumpleaños de Claudio “Pocho” Lepratti, militante social asesinado por la policía santafesina el 19 de diciembre de 2001. “Pocho” llegó a Rosario a mediados de los ’80 con el objetivo de convertirse en seminarista. Sin embargo, a principios de los ’90 abandonó la carrera, aunque se vinculó a Edgardo Montaldo, un cura de la congregación salesiana que impulsaba la construcción de comunidades de base en la zona oeste de la ciudad. Allí “Pocho” realizó un trabajo cotidiano, de hormiga, para sacar a los jóvenes de la marginación y ayudarlos a organizarse.
El 19 de diciembre de 2001 se encontraba en su lugar de trabajo, la escuela Nº 756 del humilde barrio Las Flores. Cuando comenzó la represión, se subió al techo y le gritó a los policías: “¡Hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo!”. Un disparo del policía Esteban Velázquez le atravesó la garganta. Mataron un hombre, pero nació el mito.
Adán González participó de la organización del primer carnaval, realizado a comienzos de 2001. Eran tiempos de crisis económica, y el objetivo principal era “poder festejar, pese a la mala racha”. Luego del asesinato de Lepratti, surgió el Carnaval-Cumple de Pocho, una forma de “resistencia cultural”. A pesar de los años, afirma, el carnaval “no pierde su esencia”. Por el escenario montado en la plaza del barrio pasaron en estos años, por ejemplo, artistas populares como León Gieco, Jorge Fandermole, Teresa Parodi y el “Duende” Garnica.
El ejemplo de Pocho parece haber prendido en Adán: se recibió de médico generalista en la Escuela Latinoamericana de Medicina, en Cuba, y se especializó en Salud General Integral, en Venezuela. Hoy participa del Bodegón Cultural Casa de Pocho, uno de los colectivos organizadores del carnaval. “Defendemos la alegría”, sostiene, pero también advierte: “No nos olvidamos de lo que pasa. No nos olvidamos de que a Pocho lo mataron. No nos olvidamos de Darío y Maxi, de los pibes de Moreno. No nos olvidamos de que en nuestros barrios la cana sigue entrando a matar a mansalva”.
Una mano lava la otra
A 10 años de diciembre de 2001, que se cobró 9 vidas en toda la provincia de Santa Fe, ninguno de los autores materiales o de los responsables políticos está en prisión. El agente Velázquez fue beneficiado con la libertad condicional, luego de cumplir dos tercios de su condena, y actualmente atiende un carrito en la localidad de Arroyo Seco. El 29 de abril del año pasado, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Rosario, absolvió a los cinco policías que habían sido condenados en primera instancia a 2 años y 8 meses de prisión en suspenso por encubrimiento del asesinato de “Pocho” y falsificación del libro de actas de la subcomisaría Nº 20. En abril de 2009, el juez de Instrucción Nº 4 de Santa Fe, Rubén Saurín, desestimó la causa contra el entonces gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, el ex ministro de Gobierno, Lorenzo Domínguez, y el ex subsecretario de Seguridad Pública, Enrique Álvarez.
En la campaña de 2007, uno de los principales ejes del Frente Progresista fue la acusación contra Reutemann por las muertes de diciembre de 2001. De hecho, la canción de León Gieco “El ángel de la bicicleta” acompañó el camino de Binner hacia la gobernación. Sin embargo, familiares y compañeros de “Pocho” denuncian que hubo un “manoseo” de su figura: consideran que estos gestos no estuvieron acompañados de políticas concretas para destrabar los juicios y terminar con la impunidad.
Todo el año es carnaval
En la plaza, los tambores siguen sonando. Los cuerpos de los murgueros y las murgueras se retuercen, parecen sacudirse la bronca y patear las injusticias en el aire. Al pie del escenario, la Moma espera el fuego. Se prepara también La Murga de los Trapos, con sus trajes naranjas y verdes, y una hormiga bordada en la espalda.
Esa hormiga se multiplica en las paredes y calles de Rosario. En banderas y remeras. Adán recuerda una cita de José Martí: “será inmortal quien merezca serlo”. El “Pocho”, a bordo de su bicicleta, pedalea hacia allá.