Por Facundo Merlán Rey. José es Juan José Pizzuti y este equipo es el Racing que dirigió entre los años 1965 y 1969, que tendría entre sus picos más altos, la obtención de la Copa Libertadores de 1967.
La historia comienza en el campeonato de 1965. Racing llega a tocar fondo ubicándose en la última posición de la tabla, hasta que en septiembre toma la dirección técnica Pizzuti. Ganando 3-1 en el debut al entonces puntero River Plate, perdería solamente un partido hasta el final del campeonato, alcanzando un invicto de 14 partidos.
Para el campeonato de 1966, Pizzuti realizaría algunos cambios que tendrían gran impacto en el desempeño del equipo. Roberto Perfumo pasaría a integrar la zaga central con Alfio “Coco” Basile, quien hasta ese momento venía ocupando la posición de volante central y Rubén “Panadero” Díaz, que venía desempeñándose como segundo marcador central en la Tercera, pasaría a jugar de lateral izquierdo. Esto, sumado a la presencia de Juan Carlos Cárdenas, la llegada de Joao Cardoso, y la de Raffo y Martinoli desde Banfield, hizo que el equipo se consolidara.
Pero faltaba el toque de distinción. El jugador que sepa hacer la pausa justa en un equipo que se caracterizaba por su juego vertiginoso, audaz y vertical. Y encontró esto en el regreso de Italia de Humberto Dionisio Maschio. El “Bocha” se paró de volante creativo y fue la figura del equipo.
La racha iniciada en el campeonato de 1965 se prolongó, llegando a un total de 39 partidos invicto. Record que rompería tres décadas más tarde el Boca de Bianchi. Con Martinoli como goleador del equipo y del campeonato, más la increíble cifra de 24 partidos ganados, 13 empatados y una sola derrota (0-1 frente a River en la fecha 26), Racing alcanzó los 61 puntos y se consagró campeón. Con este título, comenzaría la gran proeza internacional.
Al año siguiente, el “Equipo de José” disputaría la Copa Libertadores más larga de la historia. Comenzaría disputando la primera rueda, en partidos “todos contra todos”, ida y vuelta, frente a River Plate, Santa Fe e Independiente de Medellín, de Colombia, y Bolivar y 31 de Octubre, de Bolivia. Finalizaría esta fase en el primer lugar, con 17 puntos, producto de 8 victorias, un empate y una derrota.
En un formato totalmente distinto al actual, los dos primeros de cada grupo (eran tres grupos, divididos en uno de 5 equipos, otro de 6 y otro de 7) clasificaban a la semifinal. A estos 6 equipos clasificados se sumó Peñarol, campeón de la Copa anterior. Ante este número impar, la semifinal se disputó en 2 grupos de 4 y 3 equipos, de los cuales los punteros disputarían la final. La Academia finalizó en el primer lugar de su grupo junto con Universitario de Perú. Esto obligó a que se dispute un partido de desempate en cancha neutral. El lugar designado fue el Estadio Nacional de Chile, en Santiago. Fue victoria para Racing con un doblete de Norberto Raffo, mientras que el descuento lo marcaria Lobatón para el conjunto peruano.
De esta forma Racing accedería por primera y única vez hasta el día de hoy a la final del certamen más importante de América. Enfrente tendría a Nacional de Montevideo, que llegó a la instancia definitoria venciendo a Cruzeiro y a su histórico rival, Peñarol. El primer partido entre ambos se jugó en Avellaneda y fue empate sin goles. Lo mismo ocurriría en Montevideo, lo que obligó a jugar un tercer partido definitorio en estadio neutral (por aquel entonces no existían las definiciones por penales).
El tercer y último partido se disputaría el 29 de agosto de 1967 en el Estadio Nacional de Chile, colmado con alrededor de 50.000 espectadores. Días antes la Academia había derrotado allí a Universitario de Perú por las semifinales. En un primer tiempo brillante, Racing se pondría en ventaja a los 14 minutos por intermedio de Joao Cardoso y aumentaría el marcador a su favor a los 43 con gol de Norberto Raffo. El primer tiempo concluía 2-0 a favor del conjunto de Avellaneda. En un segundo tiempo vibrante, Nacional lograría descontar recién a los 79 minutos a través de Milton Viera. Finalmente, después de 10 minutos intensos, el marcador no se movería. El paraguayo Rodolfo Pérez Osorio pitaría el final y Racing alcanzaría la cima de América.
En total, el equipo de Pizzuti disputó 20 partidos, de los cuales ganó 14, empató 4 y perdió solamente 2, con 44 goles a favor y 14 en contra. Tuvo al goleador de la Copa, el delantero Norberto Raffo con 13 goles. Ese plantel contó, además de la capacidad goleadora de Raffo, con la firmeza de Agustín Mario Cejas en el arco, la solidez de defensores como Perfumo, Basile, Díaz, Nelson Chabay y Oscar Martin y el manejo del mediocampo y el ataque en los pies de Rulli, Cardoso, Cárdenas y Maschio.
Meses más tarde vendría la consagración máxima de este equipo y de la institución. En noviembre derrotaría al Celtic de Escocia en una tercera final (luego de una victoria por lado) disputada paradójicamente en Montevideo, con el memorable gol del “Chango” Cárdenas.
La obtención de la Copa Libertadores fue el segundo logro importante de aquel equipo, producto de la gran dinámica que mostraba en la cancha, la presión en cada sector sin respetar posiciones fijas, buscando ocupar todos los espacios sin perder el orden. A pesar de no haber logrado resultados importantes en los años posteriores, el equipo siguió bajo la dirección técnica de Juan José Pizzuti hasta la finalización del campeonato de 1969. Luego de 4 años, abandonó el cargo para dirigir a la Selección Argentina.
Hoy la realidad de Racing es otra. Después de aquel título frente al Celtic el conjunto de Avellaneda alternó buenas y malas. Descendió la Segunda División en 1983, pero logró consagrarse campeón en Primera, después de 35 años, en el 2001. Con el reciente despido del técnico Luis Zubeldía y la imposibilidad de concretar un proyecto a largo plazo a pesar del buen plantel con el que cuenta en la actualidad, se hace difícil pensar que este gigante del fútbol argentino pueda volver ocupar rápidamente un lugar entre los mejores de América.