Por Francisco Longa y Edgar Juncker. En el análisis de las apuestas políticas de cara al 2015, revisamos los más recientes debates al interior del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, tensionados en función de las rencillas históricas entre los partidos que lo componen.
Las internas al interior de la izquierda argentina tienen fama, a nivel continental, de ser las más descarnadas y exacerbadas. La muy buena elección del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en las legislativas del año pasado, auguraban un futuro más compacto y cohesionado a partir de los buenos resultados que esa herramienta cosechó. No obstante, en los últimos meses las disputas internas, las acusaciones cruzadas y las descalificaciones entre las fuerzas que integran el FIT, el Partido Obrero, el PTS e Izquierda Socialista, han recrudecido.
En cierto punto, el lector atento podría apuntar que la interna entre los partidos del FIT nunca cejó, tanto en el plano electoral como en lo que refiere a las herramientas sectoriales que despliega cada partido. Basta recordar, por ejemplo en el plano sindical, que en las elecciones de delegados para la Unión Ferroviaria, gremio clave conducido por la burocracia que ejecutó a Mariano Ferreyra en 2010, los tres partidos del FIT fueron a la elección con listas separadas, compitiendo contra la burocracia, pero también entre ellos. Con el FIT en funcionamiento, y cerca de las elecciones primarias, lo que en el plano electoral legislativo se mostraba como una opción unificada, por lo bajo afloraba sus diferencias marcadas. Es difícil pensar cómo podría la entente trotskista llevar adelante proyectos de ley, y/o acompañar procesos de movilización social cuando los partidos que conforman el FIT tienen tantas diferencias entre sí. A menos que celebremos el “diálogo entre las diferencias” para pensar las alianzas políticas, lo cual reenvía más a algún slogan de moda Massista que a una máxima de la izquierda.
“Todo el mundo conoce que el FIT está integrado por tres partidos con métodos, programa, tradiciones y sobre todo estrategias diferentes, y esto se expresa permanentemente en las polémicas públicas en las prensas partidarias y, con mayor claridad, en la práctica de lucha de clases” dijo en un artículo de Fernando Rosso en la Izquierda Diario, emprendimiento digital del PTS.
En el plano sindical, por ejemplo, las tensiones en la izquierda del FIT han llegado a un punto álgido. En un año de fuerte conflictividad sindical, con conflictos tales como el paro docente de principios de año, o las suspensiones y despidos en las autopartistas en particular (GESTAMP, LEAR; Volkswagen, Johnson Control) y en otros rubros en general (PATY, Donnelley, EMFER-TATSA), los posicionamientos de los partidos que integran el FIT no siempre fueron concordantes. Basta recorrer los sitios webs de cada partido para percibir la agresividad y la descalificación entre uno y otros por su actuación en tal o cual conflicto (omitimos la citas textuales porque son infinitas).
Al momento de pensar la coordinación de esas luchas gremiales, también cada partido del FIT desarrolló una herramienta propia.
El PO, convocando a una Coordinadora Sindical Clasista, con asiento en la seccional San Fernando del sindicato del neumático (SUTNA), y con todo el peso de su acto el 8/11 en el Luna Park, previo debate en comisiones, llamado Congreso del movimiento Obrero y la Izquierda. La IS junto a grupos amplios de la izquierda independiente llamando al Encuentro Sindical Combativo (que tuvo 3 grandes encuentros, en Atlanta, en Benavidez y en Platense). Por último, el PTS, en un primer momento convocante al ESC, pero finalmente se apartó de esos encuentros y prefirió llamar a actos de unidad de las luchas sindicales donde pudiera imponer su impronta, como en el acto en la puerta de Donnelley. Más recientemente el PTS convocó a un acto en el estadio cubierto de Argentinos Juniors. Tras la gran convocatoria del PO en el Luna Park, esta busca ser la demostración de fuerzas del otro gran partido del FIT.
Candidatos para todos
En lo que refiere al plano estrictamente electoral, la disputa por quién va a encabezar la listas del FIT ya están en el candelero. La tensión principal entre los partidos protagonistas se da en la cuestión de si mantener los acuerdos anteriores y las mismas candidaturas que en 2013, o si virar de candidatos y mostrar otras caras.
Entre los que sostienen lo primero, se encuentra principalmente el Partido Obrero, que defiende a ultranza los acuerdos “ya alcanzados” y se muestra reacio a rediscutir el lugar de los nombres en las listas. De esa forma, el lugar de Jorga Altamira como candidato a presidente quedaría a salvo. Por otro lado, el PTS, argumentando que en estos últimos años los conflictos sindicales y el rol de su partido en ellos ha sido creciente, propone nuevos candidatos. Así, lanzó la precandidatura a presidente del joven diputado por Mendoza Nicolás del Caño, de 34 años. Del Caño en particular, como todo el PTS en general, tuvo una actitud de acompañamiento fuerte, entre otras, a la lucha de Lear. Las imágenes televisivas del diputado siendo reprimido por la Gendarmería Nacional, con balas de goma en sus piernas, luego de apoyar un piquete de los despedidos de la empresa, tuvieron gran impacto. Tanto así que sus compañeros de parlamento pronunciaron una moción en solidaridad con del Caño y repudiando la represión.
Ahora bien, como el PO se muestra poco dispuesto a correrse de las candidaturas ya establecidas, el PTS comenzó a instalar la posibilidad de hacer una PASO del FIT. Así, quién encabezaría la lista a presidente y otras candidaturas estarían definidas por el voto popular antes que por un acuerdo entre los partidos.
Desde ya que el PO sostiene que esto es caer en la trampa de las PASO que propuso el gobierno y aceptar un mecanismo que ellos impugnan. Para sumar a su posición, tienen a Izquierda Socialista, que también rechaza presentar distintos candidatos en las PASO del FIT. Una de las hipótesis, menos principista y más pragmatista, es que IS apoya los candidatos del PO en función de un acuerdo que le permite a IS colocar candidatos de su partidos en Córdoba, es decir que se trataría de una alianza dentro del FIT antes que de un rechazo a las PASO por una cuestión de principios y o criterios.
El discurso respecto a la “división” del trotskismo se ha convertido en todo un fantasma difícil de trascender para las agrupaciones y partidos de izquierda en el ámbito nacional. El año que viene, tendrán una oportunidad más para revertir su “mito fragmentario” y avanzar en una opción homogénea que responda al más de millón de votos que obtuvo en las últimas elecciones.