Por Camila Solari. Segunda parte de la investigación sobre el uso y abuso del metilfenidato (más conocido como Ritalina) en Argentina. Esta vez centrada en el rol del Estado y las organizaciones que cuestionan esta tendencia.
La lucha contra la robotización de la vida
Esta idea de “cuerpo-maquina” parte de un consenso social que no podría ser posible sin la complicidad de diversos sectores. “Sin un gran aparato comunicacional esto no tendría la aceptación ni la naturalización de la sociedad. Esto tiene complicidades profesionales, corporativas, científicas, políticas y del Estado, que debería intervenir en una regulación mucho más detenida, más eficaz respecto a esta ligereza con la que se puede diagnosticar sobre todo con un chico”, sostiene Ángel Barraco, psicólogo y co-redactor de la ley 448 de salud mental de la Ciudad de Buenos Aires.
“Lo que pasa con el Estado es que sigue un lineamiento. Si la Asociación de Psiquiatría Norteamericana aprueba, entonces nosotros también lo aprobamos. En cambio hay países que sí tienen un posicionamiento autónomo. Esto implica una política de intervención de la sociedad y de sectores profesionales como es el caso del Forum de la Infancia que no sólo se manifiesta en contra de cómo se está medicalizando la infancia sino que también se opone, rechazando estos manuales diagnósticos que no toman en consideración las pautas sociales la idiosincrasia y dentro de nuestro país la heterogeneidad”, explica el psicólogo.
Entre los países que prohibieron el uso del Metilfenidato se encuentran Belice, Nigeria, Senegal, Tailandia, Togo, Turquia y Yemen.
El Forum de la Infancia, antes conocido como Forum ADD, es una organización de profesionales que cuestiona la patologización y medicalización de la infancia. Tiene sedes en varias ciudades del mundo como Buenos Aires, Barcelona, Paris, Sao Pablo, Campiñas, Santiago de Chile y Porto.
En una entrevista la presidenta del Forum, Beatriz Janin, comentó acerca de esta preocupante tendencia a rotular y medicar como principal solución: “Me parece que es muy grave el poco espacio que se le da a los avatares de la infancia y sobre todo el modo en que se estigmatiza a niños y adolescentes atribuyéndoles patologías de por vida”, sostuvo.
El trastorno de déficit de atención es una patología cuya existencia está muy cuestionada. “No creo que los chicos “tengan ADD”. Los chicos pueden estar desatentos en clase por múltiples motivos y lo primero que hay que hacer es ver qué le pasa a ese niño y a qué atiende o en qué ocupa su cabeza mientras el docente habla. Después habrá que ayudarlo en función de lo que le ocurre específicamente a él”, afirmó Janin.
El Forum de la Infancia realiza desde 2007 el “Simposio Internacional Niños desatentos e hiperactivos”, donde profesionales de la salud y la educación se reúnen para abordar los avatares de la infancia. Además, llevan adelante distintas campañas de concientización acerca del uso de psicofármacos. “Hacemos tareas de esclarecimiento, jornadas en todo el país sobre el tema, trabajamos con docentes, psicólogos, pediatras, y hacemos toda la difusión posible como para que la gente se interrogue antes de medicar a un hijo”, concluyó Beatriz.
Estos organismos luchan por la multiculturalidad y cuestionan el diagnostico simplista de rotular a un niño y medicarlo siguiendo intereses económicos.
“Hubo casos en hospitales donde padres que estaban en instituciones donde les habían diagnosticado Ritalina dejaban de pertenecer a esa institución. Entonces, iban a hospitales públicos. Cuando los profesionales entraban en contacto para ratificar o rectificar el diagnóstico se encontraban que no había ningún motivo para darle ritalina”, comentó Ángel Barraco. Agregó que “desde diferentes espacios como fue el movimiento de desmanicomialización (Colectivo 448 de Salud Mental) hemos realizado una convocatoria a nivel latinoamericano para construir un propio criterio de diagnóstico y no estar cautivos de unas pautas diagnósticas o clasificatorias que no están ni de cerca de lo que nosotros consideramos”,
Vamos y venimos en una sociedad que no respeta tiempos. Somos el estándar, el prototipo de ciudadano común y correcto desde que somos chicos. Esta tendencia a encontrar en los medicamentos la solución a todo no solo responde a intereses económicos sino que pone en jaque al concepto mismo de Salud.