Por Víctor Torres. La ansiedad y la sorpresa. La búsqueda del paraíso. Lo que nos espera del otro lado.
Le habían contado que el paraíso estaba allí. Se lo sugirieron, y él, inocente, ansioso de conocer el nuevo mundo partió hacia la urbe dejando sus entrañas, ignorando la raza y todo lo que los dioses le concedieron.
Cruzó la selva, llanuras, montañas que acarician el cielo. Descansó en algún que otro lago y bebió de los ríos dulces y amargos que le regaló una leyenda.
Por una ruta vio pasar un camión con árboles que alguna vez hicieron de sombra, de reposo, de imploración. Descolgó una lágrima con el puño cansado.
En la ciudad, lo esperaban la velocidad, el amontonamiento, el ruido, el despojo, los miedos y la basura desparramada en las esquinas haciendo cola para acomodarse en alguna villa de emergencia.
Lo sorprendió por un instante una plaza y de inmediato se ahogó de angustia y llanto cuando unos gigantes rascacielos le ocultaron el sol.