Por Lucas Pedulla. Jonathan Lezcano y Ezequiel Blanco fueron asesinados por un policía federal. Sus cuerpos aparecieron el 14 de septiembre de 2009, tras dos meses de búsqueda: Lezcano estaba como NN en el Cementerio de Chacarita y Blanco en la Morgue Judicial.
Angélica Urquiza supo dónde estaba su hijo el 14 de septiembre de 2009, hace exactamente tres años. Jonathan Kiki Lezcano había desaparecido dos meses antes, el 8 de julio, junto con su amigo, Ezequiel Blanco. Había salido perfumado de su casa, y le dijo a su madre que iba a encontrarse con su novia. Pero nunca volvió.
Angélica lo buscó por su barrio (la villa 20 de Lugano), comisarías y hospitales. Pero nada. Los comentarios que comenzaron a circular la desorientaban: le dijeron que estaba en la 1-11-14 y que lo habían visto en el Elefante Blanco (Ciudad Oculta), en pésimas condiciones como consecuencia del paco. Jonathan había tenido problemas de adicción y también había estado en un instituto de menores. Pero Angélica desestimaba esas versiones, porque sabía que el paco había quedado atrás.
Sin embargo, las sospechas sobre qué podría haber ocurrido con su hijo aparecieron. Los recuerdos se precipitaron: Kiki había sido brutalmente golpeado por oficiales de la Brigada de Investigaciones de la Comisaría 52ª, porque lo acusaban de querer robar en la zona donde operaban los narcos del barrio. Angélica denunció el hecho, y el hostigamiento se intensificó. Un día antes de su desaparición, Mario Indio Chávez, efectivo de la 52º, le advirtió: “Voy a ser tu sombra”.
Angélica radicó la denuncia de la desaparición de su hijo en la propia 52º. Cada tanto, iba a ver si había novedades. Le respondían que no estaban en la “década del 70” como para desaparecer a alguien, y que ya iba a volver. Pero el 14 de septiembre de 2009, Angélica llamó al Juzgado de Instrucción Nº 49, a cargo del juez Fernando Cubas, a ver si habían encontrado algo. Le dijeron que los cuerpos habían aparecido.
-¿Están detenidos? -preguntó Angélica.
-No, uno está fallecido y otro hay que reconocerlo.
En el juzgado, Angélica recibió solamente un papelito, que le indicaba dónde tenía que retirar a su hijo. Jonathan había sido enterrado como NN en el cementerio de Chacarita. Ezequiel era el “fallecido”, pero su cuerpo aún aguardaba en la Morgue Judicial.
Negligencia e impunidad
Un mes antes de la aparición de los cuerpos, el 14 de agosto, el policía Daniel Santiago Veyga, de la División Operaciones Urbanas de Contención y Actividades en Espectáculos Deportivos de la Policía Federal de la comisaría 12ª, presentó una declaración por escrito al Juzgado 49. Allí, confesó haber matado a Lezcano y Blanco “en legítima defensa”, el mismo 8 de julio. Según su declaración, quisieron robarle el auto y, al darse cuenta que era un oficial, intentaron matarlo. Lo curioso es que Cubas decretó el sobreseimiento de Veyga sin citarlo a indagatoria, en base a una declaración realizada sin ser interpelado por nadie más que por el propio Veyga.
Otro dato: el cuerpo de Blanco ya había sido identificado el 13 de julio, cinco días después de su desaparición y un día posterior a la denuncia de su hermana. Es decir, dos meses antes de su aparición, ya se sabía quién era. Los abogados (Juan Manuel Combi y Adriano Agreda) aún se preguntan cómo pudo ser que la Justicia no haya confrontado ni entrecruzado los datos.
En el medio, una canallada más: una causa armada a la mamá de Jonathan. La imputaron por “favorecimiento de evasión”. Lo que ocurrió: Angélica presenció cómo dos policías intentaban detener a los golpes a cinco jóvenes (tres chicas). Quiso saber qué estaba pasando, pero también la golpearon, la subieron a un patrullero y se la llevaron a la 52º. Antes de llegar, la golpearon salvajemente. Estuvo detenida seis horas. Primero, intentaron culparla por “robo automotor en banda”, pero como la acusación era injustificable, terminaron inculpándola por haber favorecido la huida de los jóvenes. Finalmente, fue sobreseída.
Nuevo envión
A fines de 2011, la Sala IV de la Cámara de Casación dictó un fallo que revocaba el sobreseimiento de Veyga y apartaba de la causa al juez Cubas y a los camaristas de la Sala VII de Apelaciones (Mauro Divito, Rodolfo Pociello Argerich y Juan Cicciaro), que habían convalidado lo actuado por el magistrado. El fallo era elocuente: no consideraba probaba la legítima defensa esgrimida por Cubas.
Un despacho de la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alicia Pierini, sintetizó los incumplimientos del juez:
- No hay coincidencia de los relatos respecto de cómo fue la mecánica el hecho.
- (Veyga) no declaró en sede judicial ni se le tomó indagatoria; y no se acredita que las víctimas (Lezcano y Blanco) estuvieran armadas.
- Habiendo contradicciones, no se ordenó ninguna medida de prueba.
- No se esperó ni reclamó pericia balística (ni pericias dactiloscópicas sobre las presuntas armas que Veyga declara que los jóvenes tenían).
- No se apartó a la PFA para intervenir en la escena del crimen.
- No se intentó localizar a los familiares de las víctimas ni se les permitió actuar como querellantes (y cuando aceptó el ingreso, dictó el sobreseimiento).
La causa recayó en el Jugado 24, a cargo de Ramón Padilla, y está avanzando de a poco: efectuó allanamientos a la comisaría 12ª y los peritajes recién están comenzando. “Actualmente se está llevando a cabo la pericia de reconstrucción. Estamos esperando a que salga una reconstrucción como corresponde. La medida que Gendarmería estaba llevando a cabo no satisfacía lo que nosotros queríamos, porque no nos habían notificado ni estuvimos presentes”, explicó el abogado Adriano Agreda. La pericia podría ser fundamental para explicar la disposición de los cuerpos y establecer cómo fue la dinámica del hecho, teniendo en cuenta lo declarado por Veyga. Para graficar: Lezcano, sentado en el asiento del conductor, tenía un tiro detrás de la oreja derecha, que salió por su sien izquierda. En tanto, Blanco tenía un disparo en la frente. ¿Cómo hizo Veyga para proceder de tal manera, con tanta agilidad, ante la “amenaza de muerte”? La pericia podría ser concluyente.
Por su parte, Veyga fue pasado a disponibilidad. Está imputado, pero aún no se definió su situación procesal. Además, hay una investigación interna para analizar su conducta como miembro de la fuerza.