Por Sebastián Tafuro. Primer clásico de verano entre Boca y River. Con los mejores técnicos en el banco y planteles no muy renovados, el 2013 se presenta con objetivos acordes a la historia de ambos.
La ciudad de Mar del Plata será el escenario elegido para el primer superclásico del 2013. Mañana a partir de las 22:10, y con entradas agotadas, Boca y River, los dos más grandes del fútbol argentino, se verán las caras en el marco de la puesta a punto de cara a los objetivos centrales del primer semestre: la Copa Libertadores y el Torneo Final para los xeneizes, y la competencia local para el equipo millonario. Habrá además otros dos enfrentamientos entre ambos en esta pretemporada veraniega: el martes 29 de enero en Mendoza y el sábado 2 de febrero en Córdoba.
Las novedades más importantes para los dos equipos han pasado por los bancos de suplentes y en una medida mucho menor por la renovación de los planteles, en el medio de un mercado de pases escasamente movido. Tras la abrupta salida de Matías Almeyda de la dirección técnica de River -esa que Diego Maradona definió hace pocos días como “un asco”- el deseado Ramón Díaz volvió al club de sus amores, con la esperanza de revivir viejas épocas de gloria, en un contexto ciertamente disímil respecto a las dos etapas anteriores que lo convirtieron en el más ganador de la historia de la institución de Núñez. Por el lado de Boca, el ciclo que encabezó durante 2 años Julio César Falcioni llegó a su fin de forma (un poco) más prolija y eso abrió la puerta al regreso más esperado: el de Carlos Bianchi, quien cosechó nada más ni nada menos que 9 títulos con el club de la Ribera, incluyendo 3 Copas Libertadores y 2 Intercontinentales.
Si nos metemos en el terreno futbolístico, en el de los jugadores que componen cada plantel (y principalmente los que más chances de titularidad tienen, más allá de mañana), es poco lo nuevo que vino de afuera sino que de lo que se trata, en relación a cambios respecto a las eras anteriores, es de recuperar algunos nombres que no estaban priorizados antes o el mecanismo inverso. Además de algunas “innovaciones” tácticas, como la línea de 3 que pondrá Ramón Díaz en el José María Minella.
Bianchi tuvo como refuerzos a Claudio “Chiqui” Pérez, el uruguayo Ribair Rodríguez y Juan Manuel “Burrito” Martínez. Los dos primeros, provenientes de Belgrano de Córdoba, y el tercero, tras una experiencia de 6 meses en el último campeón del Mundial de Clubes, el Corinthians de Brasil.
Pérez es una variante para la defensa tras el retiro del “Flaco” Schiavi, aunque éste ya sindicó a Matías Caruzzo como su reemplazante natural y quien será titular en el duelo de mañana. No arrancó con el pie derecho: declaraciones desafortunadas contra River en un erróneo intento de conquistar al hincha de su nuevo club y un desgarro que lo tendrá 3 semanas afuera. En tanto, Ribair se apresta a pelear un puesto vital en la historia bostera: el de volante central. Lugar que hoy no tiene asegurado Leandro Somoza, aunque arrancará de titular y que también batalla el que, en la opinión de este cronista, debería estar entre los 11: Cristian Erbes. El “Burrito” sí apunta a ser una carta bien ganadora a partir de una inversión importante y de una categoría indiscutida que supo exhibir en Vélez junto al que podría ser nuevamente su compañero en la delantera, el uruguayo Santiago Silva.
En cuanto a subas y bajas dentro del mismo plantel, Orion se consolida justamente como titular en desmedro de Oscar Ustari, pulgar para arriba para Pablo Ledesma -fundamental en otras estructuras bianchistas- y responsabilidad mayor para Leandro Paredes de conducir el juego ofensivo xeneize tras el “no” definitivo de Juan Román Riquelme. Tácticamente, un clásico 4-3-1-2, reconfigurado según la ocasión a un 4-4-2.
Por el lado millonario, sólo Leonel Vangioni -proveniente de Newell’s- se constituyó como refuerzo para Ramón Díaz, además del inesperado retorno de Adalberto Román, recordado de manera poco grata por los hinchas riverplatenses por aquella tonta mano en el duelo de la ida de la Promoción con Belgrano. A la espera del pibe Iturbe y/o Jonathan Fabbro, el técnico intentará arreglárselas con la base que quedó del ciclo Almeyda.
Barovero va a ser el titular en el arco, mientras que en la defensa de tres estará compuesta por Gabriel Mercado, Jonathan Botinelli y el mismísimo Román. Las apuestas con más sello propio en este superclásico, y habrá que ver si más adelante, pasan por el mediocampo: adentro Ledesma, quien supo jugar muy bien con el riojano tanto en el Millo como en San Lorenzo, la función de enlace para Mauro Díaz y el ex volante rojinegro. Las perspectivas para lo importante, que empieza el 8 de febrero: hacer que explote de una vez Rogelio Funes Mori y que la magia de Rodrigo Mora se termine de potenciar. Será una incógnita cuánto lugar tendrá David Trezeguet en el equipo.
Expectativas altas para los dos. Con los mejores conduciendo y planteles lejanos a épocas doradas, aunque aceptables para el contexto del fútbol actual, ambos pretenden consagraciones. Boca ya sueña con la ansiada séptima Copa Libertadores (aunque sin perder de vista el torneo local) mientras que River, tras la recuperación post-descenso, querrá volver a vestir sus vitrinas con un nuevo título. Que empiece a rodar el balón.