Las peores violaciones a los derechos humanos suceden en la Bahía de Guantánamo, dentro de la base naval estadounidense, la prisión “antiterrorista” cumple 10 años de torturas e ilegalidad.
Este martes, al cumplirse 10 años del arribo a la cárcel de los primeros detenidos, los prisioneros iniciaron una huelga de hambre para protestar contra la continuidad de su detención sin cargos. Alrededor del mundo se han realizado y se planifican nuevas protestas en contra de la existencia de este centro de detención especializado en torturas.
“Ya son 10 años desde que empezó la prisión de Guantánamo y hay protestas allí de los prisioneros que están en huelga de hambre. También se han iniciado juicios de algunos de los abogados de los presos en contra de Estados Unidos. Hay protestas en ciudades de todo el mundo. Yo estoy en Washington y aquí comenzamos las protestas el miércoles. Vamos primero a la Casa Blanca, después vamos al Departamento de Justicia y luego al Congreso para exigir el cierre definitivo de la prisión”, declaró Medea Benajmin, fundadora de la organización pacifista estadounidense Código Rosa.
En Washington, los manifestantes formaron una cadena humana y luego realizaron una marcha de silencio hasta la Corte Suprema. Como ya es costumbre en estas protestas, las personas estaban vestidas con el traje naranja que imita la vestimenta de los presos de Guantánamo y se representaron escenas de tortura frente a la Casa Blanca.
Alrededor de 800 personas han pasado por la infamia de esa cárcel. Actualmente se encuentran allí 171 presos sin esperanza de enfrentar un juicio civil. El propio gobierno estadounidense ha reconocido que 89 de ellos son inocentes, pero aún así no los liberan.
El problema, en todo caso, no es simplemente la ausencia de cargos y la inexistencia de los juicios sino la forma y las razones de sus detenciones. Luego del atentado del 11 de septiembre de 2001, el entonces presidente George W Bush dio rienda suelta a su guerra contra el terror y autorizó a la CIA a crear centros de detención en distintas partes del mundo.
Otro de los centros de detención en los que la tortura y la violación de los derechos humanos es moneda corriente, es la prisión de Bagram en la ocupada Afganistán, donde los mismos oficiales estadounidenses en ese país han reconocido que continúan las torturas.
“En la mayoría de las casos, cada prisionero fue comprado por 5 o 10 mil dolares”, explicó Benajmin. Más del 90% de los detenidos en Guantánamo fueron capturados lejos del territorio estadounidense por “cazaterroristas”.
Abogados críticos de Washington aseguran que el gobierno ha inventado este recurso para evadir su responsabilidades y compromisos internacionales, como el convenio de Ginebra y otros. Gran parte de los prisioneros de Guantánamo fueron comprados a supuestos cazadores de terroristas que conocían la intención de Estados Unidos de pagar por sus capturas y entregas.
El gobierno creyó conveniente este método para así demostrar al pueblo estadounidense que estaban luchando contra el terrorismo, necesitaban mostrar a cientos y cientos de prisioneros como prueba de su éxito.
Al asumir su mandato, Barack Obama prometió cerrar la prisión en el lapso de un año, pero ya han pasado más de tres y no hay novedades respecto de su cierre. Durante ese tiempo algunos de los presos han sido liberados y luego trasladados a sus países de origen o a otros que aceptaban albergarlos.
Los detenidos se encuentran en un limbo jurídico y su detención es indefinida. En 2008 Obama había suspendido los juicios militares, pero en marzo pasado decretó el restablecimiento de las comisiones militares para juzgar a los presos.
El presidente Nobel de la paz no solo continúa promoviendo estas prácticas sino que las ha importado tierra adentro. El último día de 2011 firmó una nueva ley federal que permite detener a los ciudadanos y extranjeros en territorio estadounidense por tiempo indefinido. Esta ley amplía los poderes del gobierno en materia de “lucha contra el terrorismo”.
La organización Amnistía Internacional (AI) dio a conocer este martes un informe donde critica duramente el accionar de Estados Unidos en la cárcel de Guantánamo. “Estados Unidos habla fluidamente el idioma de los derechos humanos en la escena global, pero se le traban las palabras a la hora de aplicar a sí mismo los mismos estándares”, afirmó Rob Freer, miembro de AI.
Resulta significativo que hasta una organización como AI, que cuenta con mucho respaldo internacional pero que muchas veces juega en favor de los intereses de Estados Unidos, reconozca el doble rasero que la Casa Blanca aplica en temas de derechos humanos.
La base naval de Guantánamo existe desde principios del siglo pasado, cuando se firmó un acuerdo que definía un arrendamiento indefinido por parte de Estados Unidos. Sin embargo, desde la llegada de la Revolución Cubana en 1959 los cheques que pagan el alquiler se acumulan y juntan polvo en una oficina del gobierno cubano.
Con información de Pueblos sin Fronteras y Publico.es