Por Redacción Marcha. Las consecuencias de la política de saturación policial en los territorios y cuáles son las herramientas de control y denuncia ciudadana. Para analizarlo entrevistamos a Manuel Tufró, integrante del equipo de Políticas de Seguridad y Violencia Institucional del CELS.
Hace pocos días se conoció un caso de violación a una niña de 15 años por parte de un gendarme en Monte Chingolo, Lanús en un parque donde se realizan actividades recreativas, culturales y educativas. El acusado y otros dos gendarmes más, responsables de encubrir el hecho, han sido pasados a disponibilidad.
Cuál es el panorama de los barrios humildes de la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires en el contexto de una militarización que se acentúa cada vez más y que sigue reproduciendo los vicios de las fuerzas de seguridad que tienen como consecuencia este tipo de casos, pero también el gatillo fácil, la represión y la criminalización de la pobreza.Para describirlo, dialogamos con Manuel Tufró, integrante del equipo de Políticas de Seguridad y Violencia Institucional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en una entrevista concedida al medio radial Che Barracas.
-¿Cuál es el panorama de la situación territorial de las fuerzas de seguridad en general y del Operativo Centinela en particular?
Inicialmente, en la primera época del ministerio de seguridad, en el sector sur de la Ciudad de Buenos Aires, había ciertos controles a partir de la Secretaria de Participación Ciudadana, donde se podían recibir denuncias de abusos y esto no sucede en el Gran Buenos Aires. El balance que hacemos es que el Operativo Centinela está mucho menos controlado que el Operativo Cinturón Sur. Y no solo eso, sino que desde la confección misma del operativo no había voluntad de retirar una fuerza problemática como es la bonaerense, sino sumar un esquema de fusión y eso es lo que se viene construyendo hace unos años en la provincia de Buenos Aires, donde se ha sumado la gendarmería y pronto se sumará la policía local. Es una lógica de saturación policial en el territorio. Gendarmería articula con la policía bonaerense, no es que la ha desplazado de sus tareas.
-¿Hay alguna notificación de estadísticas y resultados concretos o aumentos de situación de violencia a raíz de este operativo?
En términos oficiales no hay información ni números de violencia institucional, tanto a nivel nacional como provincial. Nosotros desde el CELS llevamos una base de datos basada en informes de prensa, por lo tanto es una muestra menor a los casos que suceden y esa base nos muestra que en el 2014 han aumentado la cantidad de casos de personas muertas por las fuerzas de seguridad. Lo que pasa es que no se dio específicamente en la zona que está gendarmería, sino que es un fenómeno más general que involucra pero excede a la gendarmería.
Este aumento fue bastante marcado en lo que hace a las fuerzas federales, lo que llama la atención porque estábamos acostumbrados a altos niveles de violencia de la policía bonaerense, mientras que las fuerzas federales en los años 2011 y 2012 habían bajado los casos. Pero en 2013 ha vuelto a subir ya en 2014 creo que el número es de 71 personas muertas por fuerzas federales, es decir que por la gendarmería, prefectura y fuerzas de seguridad aeroportuaria, lo cual es el número más alto desde el 2004.
-¿En la provincia está menos controlada la seguridad que en la capital?
En la provincia de Buenos Aires hay menos controles históricamente y actualmente. En la Ciudad de Buenos Aires hubo momentos donde la situación estuvo más controlada y ahora nosotros estamos viendo que en el último año y medio hay algunos síntomas de cierto descontrol. Lo que pasó con Kevin en el barrio Zabaleta fue un indicio fuerte de eso, pero luego hubo otros casos que muestran que parecería que ese control político sobre las fuerzas se está debilitando. En la provincia de Buenos Aires nunca existió ese control.
-En las villas y barrios marginados se convive con ese descontrol y las personas muchas veces no se animan a hacer las denuncias por miedo o represalias. ¿Dónde se puede hacer las denuncias correspondientes?
Hay un número del Ministerio de Seguridad de la Nación para el caso de la ciudad de Buenos Aires, que se supone que es un teléfono donde se pueden hacer denuncias por casos de abusos y son anónimas. No sé, en este momento, como el Ministerio administra esos datos. La otra opción que funcionaba en algunos barrios de la zona sur de la ciudad, eran las mesas barriales, donde uno podía ir y presentar las denuncias de la situación de abusos que había presenciado. Muchas veces estas mesas tienen poca difusión y entonces no se sabe si funcionan. Luego, en casos de mayor complejidad, se pueden recurrir a organismos como nosotros o a la defensoría de la Ciudad de Buenos Aires.
-¿Hay alguna perspectiva de que se profundice esta liberación del accionar de la gendarmería o la prefectura en el Operativo Centinela o hay algún anhelo a que se alcance el control ciudadano?
En la provincia de Buenos Aires el panorama no es alentador, si tenemos en cuenta este esquema de presencia masiva de la gendarmería donde además se van a sumar policías locales, que, en algunos casos, quizá sean experiencias positivas. Pienso por ejemplo en Mar del Plata, donde el jefe de policía local tiene una trayectoria comprometida con la seguridad democrática, pero sabemos que la regla en los distintos municipios es que se armen fuerzas más parecidas a la bonaerense.
En mediano plazo puede que haya muchas razones. En el conurbano no hay perspectiva, más aun cuando se observa la visión de los distintos candidatos. Es importante la resistencia y la denuncia para poder contrarrestar esta lógica.