Por Francisco Longa y Edgar Juncker. La agenda de la semana marcó el tono de las declaraciones sobre la derogación de leyes. La oposición negocia alianzas y fotos mientras el kirchnerismo cierra filas y saca a relucir sus banderas.
En los últimos días fueron noticia las declaraciones de diversos actores políticos en relación a la posibilidad de derogar distintas leyes promulgadas durante la gobernación kirchnerista. Tal vez el puntapié surgió de la airada reacción de Jorge Lanata, quien dijo que toda la oposición junta no llena “ni un balde de bosta”, para que los candidatos opositores recogieran el guante y salieran a prometer, vía Clarín y La Nación, una serie de medidas que cuajan en el imaginario “anti-k” y responden a las necesidades concretas de ciertos sectores del establishment no alineado con el gobierno.
A partir de este “apriete” mediático, los opositores comenzaron a enumerar un listado de decretos y leyes que derogarían en caso de alzarse con la presidencia, desde el nuevo código civil, el Futbol para Todos, la AUH, las estatizaciones (AFPJ, YPF, Aerolíneas Argentinas), todas éstas políticas emblemáticas del ciclo kirchnerista, y también otras menos aplaudidas al interior del progresismo kirchnerista, como la ley antiterrorista o el acuerdo con Chevron.
Claro que hay divergencias en la oposición con respecto a cuales leyes deberían ser invalidadas, incluso dentro de un mismo bloque. Algunos plantean una derogación compulsiva, como Dario Giustozzi y Sergio Massa, aunque el último dijo que mantendría la AUH, pero desafiando al gobierno a convertirla en ley, “porque la mejor manera de que un derecho sea permanente es que esté reglamentado y con un sistema de actualización semestral, para consolidarla como herramienta de inclusión, tal como el sistema jubilatorio, para que estén establecidos los parámetros por ley que nadie lo pueda modificar, que nadie lo pueda sacar”, lo que muestra lo irónico de su pensamiento, poniendo algo por ley “para que se respete” al mismo tiempo que deroga otras. En ese sentido se expresó el economista allegado al tigrense, Martín Redrado, mientras que por la tangente declaraba que “el campo tiene que ser el socio natural del país” y proponiendo la reducción “a cero de las retenciones al trigo y de los productos de las economías regionales, a la mitad al maíz y empezar a tomar las retenciones a la soja como parte de pago de Ganancias”. Sería bueno que los candidatos expliquen cómo piensan mantener el nivel de gasto público achicando uno de los principales ingresos de caja.
Entre declaraciones y fotos siguieron los días del ex jefe de gabinete de Cristina y líder del Frente Renovador, el cuál quiere mostrarse como la cara de la “nueva política” mientras se saca fotos con radicales varios. A la sonada foto con el candidato a gobernador por Jujuy y aliado de Ernesto Sanz, Gerardo Morales, se sumó otra el martes con el diputado radical con aspiraciones a la gobernación de Tucumán, José Cano, en lo que parece ser una tendencia en crecimiento entre los opositores, la alianza solo restringida al hecho de ser contra del gobierno. El ejemplo mas claro es el fantoche FA-Unen, quienes parecieran estar más cerca de la implosión que de resolver las múltiples contradicciones entre sus integrantes. Mientras algunos de sus referentes se expresan por definiciones claras en las fórmulas, remarcando que el exceso de presidenciables puede ser negativo a esta altura, como Humberto Tumini, otros, especialmente del lado del radicalismo, abren el juego hacia afuera del bloque, antes con Mauricio Macri, y ahora sumando a Massa.
En cuanto a la agenda mediática de la semana, Hermes Binner se expresó en contra de la ley antiterrorista, remarcando que realizaría cambios en la ley de medios, la vedette de la leyes a derogar o modificar oportunamente, aunque el ímpetu derogador en el bloque no es tan marcado como en el Frente Renovador.
Paradójicamente Macri tuvo una actitud más ambivalente, tal vez cauta, con respecto al tema. En algunos casos, como Futbol para Todos, dijo en su momento que tenía que volver a manos privadas, pero hoy lo matiza. Lo mismo con las AFJP. Mientras a Zlotowiazda le declaraba años atrás que las jubilaciones debían ser privadas, hoy dice que las mantendría en la órbita estatal, al igual que la AUH.
Mientras tanto, la nueva puja con Massa por los favores del radicalismo sumó algo de preocupación en Bolívar. Los principales operadores políticos del jefe porteño manifestaron su preocupación ante el avance del diputado tigrense, ya que al parecer, éste no tiene los condicionamientos que impone Macri para generar acuerdos, como por ejemplo, muestras públicas de apoyo a su candidatura. Pero mientras algunos muestran su preocupación, el principal asesor de Macri, Durán Barba, festeja la situación, manifestándose a favor de una presentación en soledad, sin alianzas, con la luminaria del jefe porteño como guía y candidatos propios, lo que configurarían a su parecer, la idea de recambio y “nueva política”.
La contraofensiva kirchnerista
Es claro que ante la posibilidad de un cambio de signo político en el ejecutivo, el gobierno nacional comienza a poner en el centro de la escena sus logros en materia de inclusión y de ampliación de derechos democráticos para instalar el sombrío panorama que esperaría al país si aquellas políticas son revertidas. En medio de una semana con envalentonamiento a causa del gran logro que significa el lanzamiento del ARSAT 1, el kirchnersimo buscó con fuerza visibilizar los logros que se acabarían en caso de un recambio conservador. Del otro lado contestan diciendo que el gobierno quiere “generar miedo”, así Massa llegó a decir recientemente que “en 2015 miedo van a tener los chorros y los vagos”. Seguramente la acepción de la categoría de “vago” en Massa no incluya su propio caso, siendo que al día de hoy registra casi un 69% de ausencias en las votaciones en la cámara como diputado.
Es así como el arco kirchnerista acusó a la oposición de ser un “Frente Derogador”, como lo expresaron Daniel Scioli y Sergio Uribarri, mostrando la acostumbrada homogeneidad declarativa. En este sentido, Scioli aparece cada vez más benévolo a los ojos kirchneristas, como lo demuestran las columnas dominicales de Página/12. Simultáneamente, y en reciprocidad, el bonaerense se muestra más cerca de la tropa del kirnerismo duro, ya lanzado a pleno en la campaña, y jugando fuerte como tal vez pocas veces se lo ha visto. La foto conjunta de todos los precandidatos del FpV que se registró en el día de la lealtad, Scioli, Uribarri, Randazzo, Taiana y Rossi, sería la panacea y el deseo de algunos operadores por una lista conjunta, con el ex motonauta y un kirchnerista de pura cepa como Uribarri en la fórmula presidencial, y Randazzo bajando a la gobernación. En este sentido, todo depende de la voluntad y los planes de Cristina con respecto a su espacio.
En definitiva, el panorama de cara a las elecciones viene afirmándose en torno a tres candidatos principales, de los cuales dos dependen de estructuras externas a sus bloques a nivel nacional y pujan por alianzas con un bloque que viene desbaratándose, mientras que el tercero negocia con sus opositores internos, ambos mirándose con más cariño.
En medio, la pregunta es si el cambio viene con continuidad o la continuidad con cambios, lo cual abriría una etapa signada por la derogación o la profundización.