Por Matías L. Marra. Se estrena hoy en Buenos Aires En otro país, la primer película de Hong Sang Soo estrenada comercialmente. Una reflexión sobre la película y los intereses de Hong de contar historias de amor muy parecidas a la vida.
Hay una pretensión en cierto cine realista de filmar mostrando la realidad “tal cual es”. Para ello se apela a recursos narrativos (historias de gente “común”) y estéticos (planos de duración larga, el no uso de maquillaje, espacios que podrían ser cualquier casa, la calle, ciertos barrios) bien definidos.
En Hong Sang Soo existe una pretensión similar, pero en vez de la realidad, con sólo ver media hora de una película suya, notamos que estamos en verdad ante su realidad, representada. Sus personajes son distintas personas cercanas al arte, al cine, al ámbito académico, como el mismo Hong. Además, suele asumir (y puede pensárselo incluso como motor de su cine) que disfruta mucho de tomar alcohol y en sus películas muchas situaciones giran alrededor de la reunión para beber soju, una bebida coreana similar al vodka.
Sin embargo lo más interesante en su autoreferencialidad no es esta celebración de intereses y estilos de vida sino la construcción de situaciones que propone. A eso nos referimos cuando hablábamos de su pretensión realista distinta a la de los realismos tradicionales. Siempre en torno a conflictos ligados al amor, los personajes de Hong viven cosas muy similares a las que se viven en el estadío del amor (el estar enamorado), momentos para nada románticos: torpezas, que una discusión termine en un enojo, gritar, acercarse a alguien y que esa persona te eche, no entender la letra de quien se fue para siempre.
Todas estas situaciones cobran intensidad en una propuesta estética de Hong sobre la repetición. Como ya mencionamos antes, Hong es capaz de incluso repetir un diálogo de otra película. Sin embargo está en un momento de su carrera en la que decidió directamente repetir fragmentos enteros de una película. En el cortometraje List, una joven, para aliviar las preocupaciones respecto de un problema económico, confecciona una lista de cosas por hacer en lo que resta de sus vacaciones. Usando ese mismo fragmento del conflicto económico, y el plano de la muchacha escribiendo su lista, Hong hace En otro país, la película que se estrena hoy en Buenos Aires.
En este film la muchacha no escribe una lista sino historias de cine. Escribe tres guiones en los que una mujer extranjera, Anne (la impecable Isabelle Huppert), llega a un pueblo costero de Corea del Sur a pasar unas vacaciones. Las tres historias transcurren en los mismos espacios: un motel, la playa, un restaurant, las mismas calles.
En las tres, Anne altera la normalidad de los demás. Aparece la infidelidad como tema, pero no a modo de conflicto melodramático sino consecuente con el cine de Hong. Se trata, por ejemplo, de que la esposa está durmiendo en la habitación y afuera, el marido, algo borracho, le habla a Anne de una vez que se dieron un beso. Anne no lo recuerda. Luego finge hacerlo pero le recuerda que son amigos.
Estas situaciones absurdas que propone Hong no son planteadas como género o tono de la obra sino que aparecen en la película porque están ligadas a lo cotidiano, a lo patético que uno puede ser. Esas veces en las que dos se quedan en silencio y no es agradable. O esas situaciones en las que pintó cantarle una canción a otra persona. Esto, en En otro país, se problematiza aún más por la diferencia de idiomas, donde la torpeza de los que no hablan fluido el inglés (que no es el nativo de ningún personaje) puede llevar a que uno le diga a otro “I love you” y al silencio incomodo posterior. Pero la resolución de esas situaciones será el hacer como que no pasó nada: ¡es justamente la vida misma!
En la publicación que hizo el Bafici en el marco de la retrospectiva que le dedicó en su última edición, El director desnudado por sus pretendientes, se cita a Jean Michael Frodon, un crítico de cine francés, que dice que Hong es de los pocos directores que pretende dar batalla en las escrituras fílmicas de autor y las escrituras fílmicas comerciales. Es por eso que la seriedad de su cine (todo ocupa su lugar en la película) se hace a su vez con estos momentos absurdos en los que la única salida (al menos, la más sana) es reírse. El entretenimiento en En otro país está garantizado.
En otro país es la primera película de Hong estrenada en Buenos Aires, y de las pocas coreanas que llegan a nuestro país. Su importancia radica en la posibilidad de permitirle al espectador proyectarse en esos personajes, y reírse, porque Hong está hablando del amor, esa instancia a la que, digamos por suerte, no somos inmunes. Hubo quien dijo: “Hacer siempre películas de amor”. Hong Sang Soo lo viene haciendo.