Por Juan Manuel De Stefano. El “Rojo” derrotó por 3 a 0 a Ferro y se prendió de lleno en la pelea por volver a Primera.
“Si seguía, Independiente no descendía. Mi equipo jugaba bien, entramos en una mala racha, pero sólo faltaban los goles. Estoy seguro que conmigo no descendía, pero si me cabe un porcentaje de responsabilidad puedo hablar de un 30%. Me equivoqué al pensar que tenía un equipo como el de antes”, aseguró el “Tolo” Gallego a comienzos de la semana. Más allá de la veracidad o no del comentario del ex entrenador, la realidad indica que Independiente está transitando un camino que pocos pensaban.
Luego de un comienzo complicado y repleto de dudas, la llegada de Omar De Felippe trajo un poco de tranquilidad y paños fríos a una situación impensada para el club de Avellaneda. Con el triunfo por 3 a 0 ante Ferro, el Rojo quedó a un punto del ascenso directo. Banfield, Defensa y Justicia y Crucero del Norte son los que hoy ascenderían directamente.
Lo cierto es que el equipo está más confiado que nunca y eso se refleja en la cancha. La angustia, el miedo y la inseguridad que mostraban los jugadores le dejaron el lugar a un conjunto en todo el sentido de la palabra. El entrenador contagió tranquilidad desde su primera conferencia de prensa y eso, en un fútbol como el de hoy, es para destacar. Todo lo contrario a lo que aportaron técnicos encumbrados como Ramón Díaz o el mencionado Gallego, declaraciones explosivas y pocos resultados. En el caso del Tolo fueron 10 derrotas, 9 empates y 5 triunfos para sumar un total de 24 puntos, muy poco para salvar a un equipo del descenso.
Volviendo a De Felipe, sus trabajos en Olimpo y Quilmes denotaban una manera de jugar y sentir, sus equipos tienen una marca registrada: el respeto por el balón, la presión en campo rival y una marcada vocación ofensiva. Fue mutando y buscando el once ideal y parece que lo encontró. De la mano de un dúo de volantes como Zapata y el juvenil Vidal, la lucha del mediocampo se inclinó para el lado de Independiente. Adelante, 3 volantes de tinte ofensivo: Pisano, Montenegro y Miranda que manejaron el partido a gusto y placer, y por ultimo la potencia de Parra para hacer la diferencia en una categoría muy complicada.
La defensa se asentó y ya no sufre como al comienzo del torneo a pesar de los constantes cambios por lesiones o suspensiones. Es cierto que en el encuentro ante Ferro lo favoreció la expulsión de Javier Correa a los 34 minutos del primer tiempo, pero el dominio del local se hizo notar desde el comienzo mismo del partido. A los 11 minutos ya ganaba 1 a 0 con gol de Montenegro. El manejo, la explosión y el buen pie de Pisano se combinaron con un Rolfi genial que volvió a ser el de sus mejores años. Así, convirtió el segundo por intermedio de un hermoso tiro libre que Losa no pudo contener. Y ahí se desató la locura en las tribunas. En la cancha eran tacos, gambetas, posesión y lujos. Y el tercero llegó casi por decantación pero de forma inesperada, por el autor y la espectacularidad del gol. Gabriel Vallés, convirtió con un notable derechazo desde fuera del área que se coló por detrás del arquero. Era el broche de oro para una noche en la que Independiente recuperó la grandeza y la dignidad en el campo de juego, fuera de él nunca hubo discusión.
Atención rivales de la B Nacional: Independiente está más vivo que nunca.