India denunció esta semana que soldados chinos ingresaron a su territorio en una zona fronteriza que desde hace años se encuentra en discusión entre las dos potencias.
Con el anuncio efectuado este viernes sobre el viaje a China del canciller indio, Salman Khurshid, el próximo 9 de mayo, la tensión generada entre ambas naciones parece relajarse. La razón de esta tensión se produjo el martes pasado cuando el gobierno de India denunció que, el 15 de abril, unos cincuenta soldados chinos cruzaron a Daulat Beg Oldi, un sector de la región india de Ladakh, que ambos países reclaman como propia.
Frente a esta situación, el Ejército indio desplegó un regimiento de infantería especializado en guerra de montañas a unos 50 kilómetros de donde se ubicaron los uniformados del gigante asiático.
En declaraciones a la prensa, el canciller Khurshid afirmó ayer que India y China tienen “un interés mutuo y que no deberíamos destruir los años de cooperación en que hemos trabajado juntos”. El funcionario recordó que las dos naciones acordaron en 2012 consultas en tiempo real sobre temas fronterizos y aseveró que ese mecanismo sigue en funcionamiento.
Para la tercera semana de mayo se espera que el primer ministro chino, Li Leqiang, realice una visita oficial a India, país con el que mantiene estrechas relaciones comerciales.
Conocida la denuncia india, el ministerio chino de Defensa rechazó la acusación. El portavoz de esa cartera, Yang Yujun, expresó que los reportes de prensa que revelaron la incursión de tropas y aviones en territorio indio “nos son verdaderos”. Por su parte, la portavoz de la cancillería china, Hua Chunying, explicó que su país ha observado rigurosamente los acuerdos con la India, pactados en 1993 y 1996 para mantener la paz en la zona. La funcionaria remarcó que las tropas chinas no han traspasado la denominada Línea de Control en el territorio vecino y agregó que “los canales de comunicación están abiertos” con el gobierno de Nueva Delhi.
En la actualidad, el Ejército indio controla la mayor parte de Ladakh, y las tropas chinas se encuentran acantonadas en la parte denominada Aksai Chin. India y China comparten una frontera de 4.500 kilómetros, que ha sido motivo de numerosos desencuentros diplomáticos y militares. El más conflictivo ocurrió en octubre de 1962, cuando se desarrolló un breve conflicto bélico a más de 4.000 metros de altura, en la cordillera del Himalaya.
El territorio en disputa abarca unos 90 mil kilómetros cuadrados que la India reconoce como uno de sus 28 Estados, denominado Arunachal Pradesh, en el cual tuvo lugar la guerra de 1962. A esa zona China la denomina Tíbet del Sur. También existen otros 43 mil kilómetros cuadrados que India reclama en el norteño territorio de Cachemira.
Analista militares consultados por Prensa Latina aseguraron que es “altamente improbable que las dos grandes potencias militares y económicas de Asia se enzarcen en una contienda”, ya que sostienen un “espíritu pragmático” en sus relaciones bilaterales.
Para mediados de 2012, India y China mantenían una relación comercial que ascendía a unos 74 mil millones de dólares. Además las dos potencias han coincidido en posturas con respecto a Irán, Siria y Libia, política que despertó la preocupación en Estados Unidos. Los dos países concentran el 40 % de la población mundial.
En declaraciones brindadas meses atrás a la cadena Russia Today, Muhammad Sadiq, consejero económico de las relaciones India-China, manifestó que no creía “que Estados Unidos tenga ningún rol positivo ante la amistad entre India y China. Nuestra amistad con China es mucho más importante que nuestra relación con Estados Unidos. Estados Unidos es un poder en decadencia”. Sadiq agregó que Washington “se siente inseguro con el crecimiento de China. Se siente inseguro con casi todo. Los conflictos entre India y China le benefician por que así ninguno de los dos crecemos”.
Las dos potencias también sostienen relaciones diplomáticas por los más de doscientos mil millones de barriles de crudo y enormes cantidades de gas natural que se encuentran en el Mar de China. El gobierno chino se declaró propietario de la mayor área de ese territorio marítimo, pero India logró obtener acceso a él tras comprar una participación en un campo vietnamita de gas natural.
En septiembre de 2012, India y China reanudaron la cooperación militar con la realización de ejercicios conjuntos, luego de cuatro años de parálisis en este ámbito.