La participación del sector en el Producto Bruto Interno en el año pasado retrocedió a los mismos niveles de 1956. Industriales exigen mejores condiciones para producir y trabajadores temen ataques a los derechos laborales.
Números divulgados recientemente revelan que la participación de la industria de manufacturados en la economía llegó a un 14,6% en 2011. Desde 1956, esa participación no era tan baja, época en que el sector era responsable por un 13, 8% del PBI.
El auge de la participación de la industria fue registrado en 1985, cuando correspondía a un 27,2%. Desde entonces, el índice presenta retrocesos constantes.
Según el boletín del Instituto de Investigaciones Económicas Aplicada (Ipea, por su sigla en portugués) el repliegue representa una desindustrialización precoz. El fenómeno no puede ser considerado una evolución natural, como ocurrió en los países desarrollados, pues no fue acompañado por un aumento considerable de la renta per capita, tal como ocurrió en economías avanzadas.
“[En Brasil], la pérdida de la participación de la industria en el PBI se inicia a partir de la década del ’70, de manera abrupta, sin que se alcanzara un nivel de renta per capita elevado”, afirmó Renata Silva, una de las investigadoras del Ipea.
Por su parte, los industriales dieron su explicación para la caída del sector. “Tenemos la energía más cara, los mayores spreads bancarios del mundo, cambio valorizado, costo tributario enorme y una fuerte importación”, declaró Paulo Skaf, presidente de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, la Fiesp.
Importaciones y empleo
En declaraciones a la prensa brasileña, André Macedo, responsable por las investigaciones industriales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) cree que el avance del sector de servicios, de la agricultura y el crecimiento de las importaciones ayudan a explicar la crisis en la industria. “Las importaciones pueden modernizar el país, pero depende de lo que se importa, sino puede perjudicar la industrialización”.
En ese mismo sentido, el presidente de la Federación de los Metalúrgicos de la provincia de Río Grande del Sur, Flávio José Fontana de Souza, afirmó que las empresas viven un momento nuevo y que los trabajadores ya sintieron los cambios. “Las empresas quieren más ganancias y trabajan cada vez más con menos gente. Se volvieron montadoras. Y las que producen son penalizadas por la política de las grandes empresas”, opinó.
Los trabajadores también manifestaron preocupaciones de que el sector industrial se aproveche del momento de crisis para plantear la necesidad de una reforma laboral. En nota publicada en el diario Estado de S. Paulo, el presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (Iedi), Pedro Luiz Barreiros Passos, afirmó que después de la crisis de 2008, Brasil perdió competencia porque se convirtió en un país “demasiado caro” para producir, e incluyó entre los “factores de presión”, los salarios.
Seis de las centrales sindicales más grandes del país se reunieron con la presidenta Dilma Roussef, el 14 de marzo. “Ella nos dijo que no habrá reforma laboral en su gobierno”, dijo el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Artur Henrique.
“Primarismo”
El gobierno brasileño reconoció que hay un proceso de “desintegración de algunos eslabones” de la cadena industrial, pero evita hablar de “desindustrialización”.
Para algunos analistas, los índices actuales reflejan la elección del gobierno de priorizar la producción y exportación de productos primarios, sin valor agregado.
“No sé si es más adecuado hablar de ‘desindustrialización’ o retorno al ‘primarismo’. La verdad es que somos cada vez más productores de materias primas y de sus exportaciones dependientes para salvar la balanza comercial. Dependencia peligrosa del punto de vista estratégico, si pesamos en el futuro del país”, escribió el politólogo Roberto Amaral en la revista Carta Capital.
Hoy, un 47% del valor exportado por Brasil corresponde a seis productos: hierro, petróleo bruto, soja, carne, azúcar y café. En 2006, estos productos sumaban 28,4% del valor de las exportaciones.
Otro estudio, realizado por el IBGE, apunta que entre 2008 y 2011, mientras el sector financiero creció 23,1%, la extracción minera aumentó 12,8% y la industria de transformación registró una caída de 5,7%.
El escenario es preocupante, visto que el valor de los productos primarios en el mercado mundial ha sufrido una disminución, y deberá bajar más, según los pronósticos de economistas en todo el mundo. Algunos especialistas hablan de un retroceso de 10% en el precio de la soja, azúcar, carne y café para 2012. Entre otros factores, está la decisión tomada por el gobierno chino de bajar el ritmo de su crecimiento.